Los ‘hinchas’ de Universidad de Chile se repitieron el plato y volvieron a demostrar que no les preocupa perjudicar a su equipo. Pero ganaron en la galería, que es lo que les importa.

Con Universidad de Concepción ya habían hecho su trabajo, y ante Unión La Calera le pusieron más peso a un equipo quebrado psicológicamente.

Solo hay que ver el rostro de Johnny Herrera cuando termina el partido. El bastión de los azules doblegado ante un resultado que se les escurrió de las manos. Una imagen difícil de ver y de creer.

Imagínense, ya hay problemas futbolísticos e institucionales. ¿Ustedes creen que el plantel merece pasar más rabias?

Está bien, el hincha no tiene la culpa de lo que vive hoy la ‘U’, pero con actitudes como las de ayer contribuye a que las cosas empeoren.

No es para nada agradable ser castigado con dos partidos sin público, y jugando de visita. El periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano lo describe de una manera perfecta.

“No hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie”.

La hinchada debe aportar, y en los momentos difíciles ser ese jugador número 12. Las bengalas y amenazas no son propias de la afición azul, que se caracterizan por ser una de las hinchadas más comprometidas de nuestro país.

Ahora cuento aparte el numerito de Estadio Seguro. ¿Dónde están los encargados de identificar a los mal llamados hinchas? ¿Cómo permiten el ingreso de este tipo de elementos?

Como se espera en nuestro fútbol, en estos casos siempre habrán más preguntas que respuestas.