Los clubes no se forjan con títulos y los ídolos no se hacen solamente dentro de la cancha. Hay personas que dejan una huella por su presencia y calidez humana, una presencia que en Universidad Católica se refleja en uno de sus grandes emblemas.

Raimundo Tupper Lyon nació para ser cruzado, siguiendo la tradición de su familia que siempre ha estado vinculada al club. Cuando el 20 de julio de 1995 decidió acabar con su vida, lanzándose desde el noveno piso de un hotel en Costa Rica, marcó un antes y un después en el fútbol nacional.

El ‘Mumo’ tenía 26 años y una promisoria carrera deportiva. Los trofeos se iban acumulando en su vitrina, pero él no era feliz. Una severa depresión endógena que acarreaba en hermetismo (era conocida únicamente por familiares y amigos cercanos) fue la causa de su trágica partida de este mundo.

Han pasado 24 años de aquel día y en San Carlos de Apoquindo su recuerdo está en cada rincón. Gane o pierda el equipo, en las tribunas siempre se entona un cántico que llama a no olvidar.

“Mumo, mumo querido, los cruzados jamás te olvidarán”, dice la canción y las palabras se cumplen con creces. La tradicional ‘Banda del Mumo’, el recinto deportivo que lleva su nombre y el monolito con una cruz que mira hacia el estadio son algunos ejemplos.

La mañana del sábado, día en que se conmemoró su muerte, Andrés Tupper se paró al frente de los hinchas cruzados que lo acompañaban. No estaba en una cancha de fútbol, pero en su mente se repasaban las gambetas con las que su hijo maravillaba en San Carlos.

Tomó aire y frente a la tumba del querido ‘Mumo’ entonó un Ceatoleí. Quizás para sacarse por un rato ese nudo en la garganta que acarrea hace más de dos décadas o para recordar a su hijo como a él le hubiese gustado: alentando a la Católica incondicionalmente.

Porque así es como lo recuerdan los seguidores del fútbol chileno, un tipo con valores y entereza, un gran deportista pero mejor persona. En conversación con BioBioChile, futbolistas que compartieron con el ‘Mumo’ recordaron esos difíciles momentos que tuvieron que atravesar como plantel.

TVN
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“Pasan los años y uno se sigue preguntando por qué pasó”

Hablar de Mario Lepe es hablar de Universidad Católica. El actual captador de futuros talentos de los cruzados marcó época vistiendo la Franja.

Con Raimundo compartieron diez años, formando parte de uno de los planteles más recordados de la institución. Juntos disputaron la final de la Copa Libertadores de 1993 y ganaron la Copa Interamericana, entre varios otros logros.

Sin embargo, lo que más queda es la persona: “Tenía una forma de ser muy especial, era humilde, profesional, lleno de valores y principios. Son rasgos que nosotros inculcamos desde muy pequeños a nuestros jugadores”, recalca Lepe.

Aquella gira que realizó el equipo dirigido por Manuel Pellegrini a Costa Rica se presentaba como una oportunidad para ‘traer de vuelta al Mumo’. Su enfermedad se agravaba y pocos en el plantel lo sabían.

En tiempos donde la depresión era un tema ‘tabú’, desde los cruzados indicaron en un principio que se trataba de un problema estomacal. Lo cierto es que esa triste procesión que Raimundo llevaba en su interior estaba llegando a su final.

“Raimundo lo llevaba secretamente, nosotros supimos después cuando no podía venir a entrenar, era algo mucho más fuerte de lo que nosotros pensábamos, al principio se decía que eran problemas estomacales y después que tenía depresión. Estaba muy complicado con su enfermedad”, recuerda uno de los ídolos cruzados.

Aquel 25 de julio eran cerca de las nueve de la mañana cuando Raimundo tomó su decisión. El plantel cruzado terminaba de desayunar. Fue entonces que apareció un exaltado Néstor Gorosito comentando que algo le había pasado al ‘Mumo’.

Muchos quedaron en shock, así por lo menos lo recuerda Mario Lepe. “El grupo quedó muy afectado, se había llevado a Raimundo para tratar de distenderlo y relajarlo. Quedamos consternados semanas enteras. Nos costó demasiado dar vuelta la página para todos los que estuvimos ahí”.

Misma impresión tiene Alberto Acosta, delantero argentino que dejó una huella enorme en los hinchas de Universidad Católica.

El artillero reconoce que en esos tiempos hablar de depresión no era muy recurrente, por lo mismo indica que ‘fue un golpe durísimo, jamás se nos pasó por la cabeza lo que podría llegar a pasar. Hasta el día de hoy uno se sigue preguntando por qué pasó esto, por qué se nos fue Raimundo”.

TVN
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El partido más difícil que vivió Universidad Católica

¿Cómo se hace para levantar a un grupo humano después de una tragedia? ¿Se llega a olvidar el dolor o es una herida que nunca logra cicatrizar?

Conocida la noticia, Chile entero se volcó a las calles para empatizar con la familia del jugador. El plantel regresó al país sin haberse recuperado del shock. Las muestras de afecto demostraban que no había sido un sueño: una parte de Católica se quedó en Costa Rica para siempre.

Mario Lepe relata sobre los días posteriores a la muerte del ‘Mumo’ que “habíamos pasado dos días asumiendo la noticia y de repente nos pegaron un ‘batazo’ en la cabeza. Volver a recordar todo de nuevo y sentir el cariño de la gente fue muy angustiante”.

“Después ese camino largo a la iglesia, cuando vinimos al estadio, fue un golpe que se sintió el triple de lo que fue en Costa Rica, había una cantidad enorme de personas en el cementerio, ni siquiera nosotros podíamos entrar”, agregó el cruzado.

Siguiendo dicha línea, Alberto Acosta reconoce que “fue duro durante muchos meses. Seguir entrenando en el mismo lugar, usar el mismo vestuario donde pasó tantos años, fueron muchas cosas. Cada minuto que pisaba San Carlos era recordarlo”.

Sin embargo, recalca que “el grupo se supo fortificar y cada uno trató de llevarlo de la mejor manera”. Porque ambos reconocen que a Raimundo le hubiese gustado que siguieran siendo profesionales.

“Cambiamos la forma a lo que Raimundo hubiera querido, fuimos mejorando y enfrentando el tema. Conversamos muchos, nos apoyamos y seguimos entrenando, la vida tenía que continuar”, recuerda Lepe.

Así fue como vivieron un luto especial, entrenando y disputando cada partido pensando que Raimundo los estaba alentando desde el cielo.

“No solamente pensamos en Católica, pensamos en su familia. Fue por ellos que trabajamos mucho más, nos ayudó Raimundo desde allá arriba y creo que lo hicimos bastante bien”, recordó el ‘Beto’.

TNV
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“Él marca un antes y un después en Universidad Católica”

Dicen que la peor muerte es el olvido. Pese a que será una pena que cargarán siempre en su corazón, lo mejor que se puede hacer es recordar a Tupper con cariño.

Así lo hace Fabián Estay. Juntos se formaron de pequeños en Universidad Católica y los recuerdos son muchos:”Fue un gran jugador de fútbol pero mejor persona, me ayudó mucho en mi crecimiento. Nos conocimos de los doce años en adelante y pese a que había cierta diferencia económica, siempre me trató de la mejor forma”.

El actual comentarista deportivo en México recalcó que “siempre estaba dispuesto a darte una mano y además era muy ‘pelusón’. Le gustaba juntarse con nosotros para que le dijéramos tonteras para reírse. En lo personal, fue uno de los grandes amigos de mi infancia”.

Misma idea tiene Acosta quien recalca que era muy divertido y siempre estaba con una sonrisa. Además reveló una anécdota que refleja la gran química que había en el equipo.

“Junto con el ‘Pipo’ le hicimos una broma a él y a Rodrigo Barrera. Después de un partido de liguilla le guardamos algo muy íntimo en sus enseres. Solo puedo decirte que el olor en el vestuario era algo tremendo”, relata.

Eso sí, las cosas no se quedarían de esa forma y “al otro día se vengaron. El baúl de nuestros autos apareció lleno de piedras. Eran ellos que se habían tomado revancha de la joda”, comentó el ‘Beto’.

Todo esto refleja la personalidad de un verdadero caballero del fútbol, de una persona íntegra. En resumidas cuentas, un ídolo con todas sus letras.

Eso significa Raimundo Tupper para el fútbol chileno. Mario Lepe lo recalca:”El complejo donde están las canchas lleva su nombre, hay una banda y una hinchada que todos los fines de semana canta por él. Siempre va a existir su recuerdo, él marca un antes y un después en Universidad Católica”.

Javier Salvo | Agencia Uno
Javier Salvo | Agencia Uno
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