Mientras la actual Selección Chilena Sub-17 disputa la cita planetaria de la categoría en Brasil, es imposible no recordar al equipo que marcó un hito hace ya 26 años. Liderados por Leonardo Véliz, una joven selección lograba por primera vez un tercer lugar en un torneo de este tipo.

Un equipo donde destacaban jugadores como Sebastián Rozental, Manuel Neira , Héctor Tapia y Dante Poli, entre otros, impresionó a todo un país que en aquella época aun no salía completamente del trauma que dejó el ‘Maracanazo’ en 1989.

Pero el futbol tenía varias diferencias por esos años. Y no solo los short sobre la rodilla. Diversos fueron los experimentos que se utilizaron para mejorar la experiencia del deporte rey. Algunos con más éxito que otros.

Y es que tras el Mundial adulto de Italia 1990, la preocupación en la FIFA fue bastante. 2,2 fue el promedio de goles por partido en ese campeonato. Hasta la fecha, es la Copa del Mundo con peor porcentaje de goles.

Es por ello que tras ese torneo de selecciones, se probaron una serie de medidas en diferentes campeonatos, con el fin de mejorar el promedio de tantos, sobre todo cuando el último recuerdo en Italia 90’ tenía un excesivo juego defensivo entre las selecciones.

ANFP
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Con esos antecedentes, los dirigentes del futbol idearon formas de llegar más fácil al gol. Un ejemplo, que perdura hasta el día de hoy y ha sido un total cambio, es el juego con el arquero. Anteriormente el portero podía tomar el balón con las manos cuando se la entregaba un compañero, produciendo una odiosa lentitud. Pero ahora no.

A inicios de esa década, se probó el juego de pies con el meta, lo que fue un completo éxito, tanto así que en la actualidad se exige tener un una buena salida a ras de piso.

Aunque así como algunos cambios se quedaron, otros no se mantuvieron. Y es que otra extraña medida, fue el saque de banda con el pie.

El terror de los ‘pequeños’

Tanto la ‘Rojita’ del ‘Pollo’ Véliz como las otras selecciones del Mundial Sub-17 en Japón, tuvieron que enfrentar esta experimental regla. Conocido y tradicional es el saque de bandas con ambas manos para continuar el juego al salir el balón en los laterales de la cancha.

Pero en esos años, se determinó probar este nuevo método, similar a lo que se realiza en el futsal, sacando en la línea del campo de juego, desde el suelo y con la pelota detenida.

Claro que la jugada tenía sus curiosidades. Al igual que los laterales con las manos, aquí tampoco se tomaba en cuenta si el jugador que recibía el pase estaba delante de la línea del offside. La idea provocaba aún más situaciones ofensivas y posibilidades de goles, todo esto para mejorar el promedio del Mundial absoluto de 1990.

El objetivo, además de incentivar la ofensiva, era también darle una rapidez a la continuidad del juego. Pero el experimento no tuvo aceptación.

En ese entonces, y considerando que los jugadores tenían menos de 17 años, se produjo otro problema: la altura. Por ejemplo, con los equipos sudamericanos en comparación con los de otros países.

Los europeos medían, en su mayoría, sobre el 1.80 de estatura. Por lo que agregar esta regla dejó varios damnificados. A pesar del poderío ofensivo de Chile con jugadores como Sebastián Rozental y Manuel Neira, todos salieron perdiendo en el área chica.

Incluso el campeón de ese torneo, Nigeria, levantó la copa gracias a esta regla. En la final vencieron 2-1 a Ghana, donde el primer tanto de la definición fue desde un saque de banda.

Finalmente la regla no prosperó, ya que los equipos favorecidos eran los que estaban con una mejor dotación física. Otra de las selecciones de nuestro continente que fueron a Japón 1993 fue Colombia, quien se posicionó primero en el sudamericano clasificatorio, pero no logró pasar la fase de grupos.

“Nos afectó mucho que en ese Mundial se implementó el saque de banda con el pie y los rivales eran de mayor estatura que nosotros. Eran equipos de promedio de altura de 1.85 metros”, fueron las palabras del portero colombiano Eduardo Calderón, al medio de su país Gol Caracol en 2013.