Sin duda la sorpresa más grande de esta nómina no fue la citación de Claudio Bravo y Arturo Vidal, jugadores que volvieron a reencontrarse tras dos años. Y es que mientras esos llamados se veían venir, hubo uno que fue totalmente inesperado: Niklas Castro.

El jugador chileno-noruego no estaba en el radar de nadie, y se convirtió uno de los ‘refuerzos’ en una delantera roja que está falta de gol.

Castro, que se desempeña en la segunda división de Noruega, ha mostrado su entusiasmo por ser nominado, aunque haya sido en calidad de invitado por no poseer todos sus papeles de nacionalidad. Pese a la lejanía de su país con Chile, el goleador cumplió un sueño al ser citado por Reinaldo Rueda.

La historia de un futbolista europeo en la selección chilena no es nueva. El último caso conocido es el del seleccionado Miiko Albornoz, de origen sueco. Pero no fue el primero. Hace más de 100 años, cuando el equipo de todos aún no daba el salto al profesionalismo, fue otro hombre del ‘viejo continente’ el que vino a jugar por La Roja, y no contento con ser un pionero en aquello, se dio el lujo de quedar inmortalizado para toda la historia como el creador de la jugada nacional más reconocida en el mundo, la ‘chilena’.

Asociación de Fútbol de Talcahuano
Asociación de Fútbol de Talcahuano

Un profeta en otra tierra

Ramón Unzaga llegó a Chile en 1906. Claro que por esos años no venía a reforzar a ningún club de futbol ni mucho menos. Con 12 años, emigró junto a su familia a la ciudad de Talcahuano desde España. De origen vasco, la familia Unzaga se desplazaba a nuestro país para probar suerte.

Pero Ramón era un atleta innato. Nadador, clavadista y hasta velocista en 100 metros planos. El deporte lo llevaba en la sangre. Al futbol, en cambio, se acercó en su lugar de trabajo, en el Mineral de Schwager. Con un equipo amateur, demostró tanta calidad que fue observado por veedores de la ciudad. Con 18 años, Unzaga se nacionalizó para poder
jugar por la selección chilena.

En ese tiempo el futbol profesional no existía en Chile, por lo que los clubes amateur, sobre todo en el sur del país, eran los que nutrían a la escuadra nacional. Ahí fue cuando entró Ramón Unzaga. Luego de su nacionalización, disputó desde amistosos por La Roja, hasta torneos sudamericanos, algo así como la Copa América en la actualidad. En el ámbito local, sus mejores años los vivió en el club de su vida, Estrella de Mar de Talcahuano.

Los historiadores indican que era defensor, aunque su capacidad atlética le daba la posibilidad de moverse por todo el campo de juego, en un deporte que no tenía muchos años de existencia. El vasco incluso llegó a ser capitán, y una de las figuras de Chile, a pesar de que no era nacido en el país. A la hora de ponerse la camiseta, Unzaga era más
chileno que nadie. Tanto así, que su mayor legado lleva esa denominación.

La chilena, según recopilaciones periodísticas, fue realizada por primera vez en la cancha el morro de Talcahuano, en 1914. Si bien hay varias versiones de su creación, desde que fue un peruano hasta que la creó uno de los fundadores de Colo Colo, el mítico David Arellano, el español-chileno fue el primero en exhibir tal jugada.

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“Inventó la jugada en la cancha del puerto chileno de Talcahuano: con el cuerpo en el aire, de espaldas al suelo, las piernas disparaban la pelota hacia atrás en un repentino vaivén de hojas de tijera”, escribió el periodista uruguayo Eduardo Galeano, en su libro ‘El futbol a sol y sombra’.

La chilena de Unzaga es la primera de la que se tiene noción de su existencia. Claro que con hacerla una vez no era suficiente. Para popularizarla, el vasco la realizaba siempre que le tocaba saltar a la cancha. Por la selección no era la excepción, hasta en los sudamericanos volaba por los aires para sorpresa de sus rivales. En esos campeonatos los demás países conocieron la jugada, nombrándola de diferentes formas. Hasta la llamaron ‘trizaga’, porque según ellos, valía por tres.

Ramón, eso sí, no pudo tener una larga vida en el futbol. A la edad de 29 años, falleció por un ataque cardiaco. En la selección jugó dos sudamericanos y ocho amistosos. Marcó un gol.

Tanto ha sido el reconocimiento, que en 2014 se realizó un homenaje a la jugada en el mismo estadio donde fue realizada por primera vez. Una estatua de Unzaga haciendo la chilena fue colocada en los accesos de El Morro de Talcahuano, reconociendo la procedencia del hecho, aunque hay peruanos que aún desconocen ese origen,
demandando que la jugada en realidad se llama ‘chalaca’ y nació en su país.

Lo cierto es que la jugada fue adquiriendo popularidad y el europeo ha sido reconocido por ello. Y claro, a pesar de nacer en otro continente, escribió su nombre en la historia del futbol chileno, abriéndoles la puerta a futbolistas extranjeros que hasta el día de hoy defienden a ‘La Roja’.