El anuncio de la Copa de la Liga 2026, un nuevo certamen que entregará un cupo directo a la fase previa de la Copa Libertadores, abrió un nuevo flanco de conflicto en el fútbol chileno.
Mientras en la ANFP celebran un torneo con mayor premio deportivo que la tradicional Copa Chile, desde la Primera B la reacción fue inmediata (y furiosa).
Uno de los más duros fue Reinaldo Sánchez, expresidente del balompié nacional y actual timonel de Santiago Wanderers, quien cuestiona no solo el sentido deportivo del nuevo campeonato, sino también la lógica económica que, a su juicio, perjudica directamente a los clubes del ascenso.
Para Sánchez, el problema no es nuevo. La Copa Chile, asegura, ya perdió todo valor para los equipos que no están en Primera División. “La Copa Chile no sirve para nada. A los equipos de Primera B no los dejan jugar las copas internacionales. Competimos por nada, es puro gasto”, indicó en diálogo con Redgol.
Lejos de ver una mejora con la llegada de la Copa de la Liga, el dirigente profundiza sus críticas y apunta a un problema estructural. “Y la Copa de la Liga es otra tontera”, aclara.
“A los de Primera B no nos sirve para nada, es un gasto inútil, a lo más te pueden entregar una copa”, agrega sobre el nuevo certamen.
Sánchez vincula directamente estos torneos con la crisis financiera que enfrenta el fútbol chileno y, en particular, con la deuda que mantiene la ANFP con TNT Sports. Según su visión, la solución nunca estuvo en crear más copas, sino en reformar el campeonato nacional.
“Deben aumentar los clubes en Primera, más allá de Wanderers. Lo digo por Talca, Temuco, Antofagasta, Arica, Iquique, Calama y Valparaíso. Deberían ser 24 equipos. Porque no sirve hacer campeonatos que no sirven para nada. Para los de Primera B es un gasto innecesario”, manifestó.
En esa línea, insiste en que el camino es ampliar la Primera División para generar más fechas, más partidos televisados y, por ende, más ingresos.
“Para pagarle a TNT deberían aumentar los clubes en Primera A, con más equipos hay un campeonato más largo. Deberían hacer eso. Como hizo Argentina”, ejemplificó
Incluso va más allá y propone un modelo extremo, pensado exclusivamente en maximizar el calendario. “Si tuvieran 24 equipos serían 46 fechas. Eso es lo que deberían hacer, el resto son puras tonteras”, cerró.