Un verdadero dolor de cabeza fue el que tuvieron por largas semanas los representantes de Colo Colo y Everton.

Y es que por más reuniones que ambos llevaron a cabo, la idea de que el duelo válido por la decimotercera fecha del Campeonato de Transición 2017 se jugara en el estadio Sausalito, no convencía del todo a los miembros de la ciudad jardín.

¿La razón? Una serie de observaciones que en marzo de este año el Gobierno, a través de Estadio Seguro, le hizo al conjunto viñamarino.

Entre ellas destacaban “serios” problemas de seguridad e infraestructura que se debían subsanar antes de recibir un duelo de esta envergadura.

En otras palabras, Estadio Seguro se opuso a que Everton recibiera a Colo Colo puesto que el recinto y sus alrededores no podrían ser capaces de otorgarles a los asistentes las condiciones básicas que un evento de tal magnitud requiere.

Como era de esperar, pese a que el elenco ruletero presentó el proyecto para realizar las modificaciones, una serie de “trabas” burocráticas hicieron que esto no fuera posible en el tiempo estipulado.

¿El resultado? Todos lo sabemos. Semanas y semanas leyendo en la prensa que el Saulito si iba, luego que no iba. Que Everton si podría recibir a Colo Colo, luego que no. Que desde la dirigencia oro y cielo querían público, luego que mejor no.

Y fue precisamente esto último lo que ganó, porque luego de varios días de dimes y diretes, el partido se llevó a cabo en el estadio, en el día y en la hora señalada, pero con una pequeña modificación: la cantidad de público asistente.

Si, como lo lee. Los dos planteles que mejor juegan en el Transición 2017, y que este domingo disputaron una verdadera final, se dieron cita en Viña del Mar con una mínima cuota de público asistente, lo que a mi juicio constituye una verdadera vergüenza.

Y es que me pareció irrisorio ver que luego de días, semanas y meses de discusión, se le haya ahogado el grito de gol al pueblo albo cuando la responsabilidad no es de ellos.

Está bien, todos sabemos que cuando juega el “Cacique”, la “U” o la “Cato” queda la grande entre las barras, pero eso es parte del proceso.

Pero de ahí a creer que la solución para erradicar la violencia de los estadios sea negarle en parte la entrada a la barra de uno de los dos equipos, es lo más nefasto que he escuchado este año.

Por favor, entiendan, que solo un 5% del aforo total de las entradas haya sido para Colo Colo no significa que le hayan ganado a la violencia. Es más, yo creo que la violencia les ganó a ustedes porque prefirieron evitar antes de construir.

Y cuando digo construir no me refiero a la infraestructura, así como cuando digo violencia no me refiero a las peleas. Porque seamos sinceros, esa tardanza en los arreglos tuvo su razón de ser y no fue precisamente para evitar la guerra, sino por miedo a ella.