El exportero de Colo, Raúl Olivares, reveló detalles del Superclásico ante Universidad de Chile de 2011, partido que terminó 2-2 y que quedó marcado por el brutal patadón que recibió de parte de Albert Acevedo.

En entrevista con Redgol, el actual golero de Deportes La Serena contó de los dolores que le provocó la infracción que, según él, a la larga incidieron en su mala salida desde el ‘Cacique’.

“Ganábamos 2-1 y me tocó entrar. Vi que Juan Castillo fue a reclamar a mitad de cancha y le ponen la segunda amarilla y lo expulsan. Quedamos todos con el trasero en las manos. Ya no encontrábamos qué hacer. Era la mejor U de todos los tiempos, la de Sampaoli”, partió relatando Olivares.

“Al principio estaba tranquilo, de repente meten una pelota entre líneas y veo que está en mi posición. De reojo viene alguien, que no era de Colo Colo. Pensé ‘tengo que poner todo, no me pueden hacer el gol’. Voy con las manos, llego primero, la tengo y siento que me arrolla un tren”, agregó el ‘araña’.

“Fue un dolor que me dobla la columna para atrás. Tenía la oreja rajada y la clavícula quebrada. Fue la infracción más grave y más injusta que he recibido en mi carrera. No hubo nada, ni amarilla”, complementó el portero.

ARCHIVO | Rodrigo Saenz | Agencia UNO
ARCHIVO | Rodrigo Saenz | Agencia UNO

Olivares fue en claro en exculpar a Acevedo de alguna mala intención, ya que según él solo fue al balón. Sin embargo, no escondió su molestia contra el juez Claudio Puga.

“Después conversamos con Albert, no somos amigos, pero sí buenos compañeros. Ambos nos jugamos la vida y me tocó la patada, pero era el árbitro el que tenía que ponerle la tarjeta roja. No vio nada, increíble”, recalcó el arquero.

“Cuando estoy en el suelo llegan los médicos y me preguntan ‘¿Araña, estás para jugar?’ Les respondo que sí y me empiezan a echar un líquido… yo gritaba y decía garabatos, que no me echaran alcohol. Pero me contestan que era agua, me dolía tanto. Entonces me dicen que me van a sacar y dije que no”, añadió Olivares.

Sin embargo, hasta ese momento el portero no se daba cuenta de la gravedad de su lesión. “Me levanté igual y seguimos jugando. El problema viene cuando agarro una pelota y Boris Rieloff me grita: ‘¡acá!’ Se la trato de tirar con la mano y no podía mover el hombro, tenía lastimada la cabeza, la oreja y aparte la clavícula, que la ocupamos tanto los arqueros. No sabía qué hacer. Le gritaba al doctor que no aguantaba el dolor y no me escuchaba. Y Rieloff me la seguía pidiendo y no podía tirársela con la mano”.

Finalmente, Olivares aseguró que ese momento “fue amargo porque después de ese episodio la gente me agradecía el aguante, pero la clavícula la tenía quebrada. Me perdí la Selección. Volví a atajar y me sentía mal, se me soltaban las pelotas. Me terminaron apurando y al final me traen otro arquero. No me fui contento con Colo Colo”.