Tras semanas de silencio estratégico, La U decidió mover sus fichas. El club azul presentó oficialmente una apelación ante la Conmebol con el objetivo de reducir el castigo que le fue impuesto tras los graves incidentes frente a Independiente de Avellaneda por la Copa Sudamericana.
La sanción, considerada una de las más severas en la historia del elenco colegial en torneos internacionales, obliga a los azules a disputar siete partidos como local sin público y otros siete como visitante sin presencia de sus hinchas.
Un escenario que, de no revertirse, dejaría a La U sin su gente durante toda la próxima participación internacional… e incluso más allá.
La estrategia: recuperar la localía con público en 2026
Según información obtenida por BBCL, el equipo jurídico de Azul Azul está enfocado en reducir principalmente la sanción como local. La intención es clara y es permitir que La U vuelva a jugar ante su hinchada al menos un par de encuentros en 2026, en el marco de una eventual clasificación a copas internacionales.
Pero ese no es el único frente abierto. También existe una defensa ante la polémica de los ‘gestos racistas’ de la barra azul a los fanáticos del Rojo.
En el recurso presentado, los azules también buscan reducir o eliminar la multa de 120 mil dólares impuesta por la Conmebol, la cual fue aplicada debido a gestos considerados racistas por parte de un grupo de hinchas azules, quienes habrían mostrado bananas en dirección a la parcialidad de Independiente.
En un intento por contextualizar lo ocurrido, el ‘Romántico Viajero’ incluye una explicación y es que, según el documento, la referencia habría sido un gesto irónico vinculado al histórico paso de Marcelo Díaz por Racing, club donde el volante se hizo viral tras comerse un plátano poco antes de anotar un gol en el clásico de Avellaneda.
Para reforzar esta versión, el club adjuntó una declaración oficial del capitán del equipo, quien da cuenta del contexto futbolístico del gesto y entrega su visión sobre lo ocurrido en el Estadio Libertadores de América.