Corea del Norte goleó a Brasil, Kim Jong-un saluda a Copacabana y los asiáticos se llevan el Mundial 2014. ¿Cómo se originó la mentira más grande en la historia de los Mundiales?

Corea del Norte sorprende al anfitrión, lo golea en la final y conquista el Mundial de Brasil 2014 tras una apabullante campaña que incluyó victorias sobre Estados Unidos, China y Portugal.

El inverosímil relato está muy lejos de la realidad, donde Alemania se coronó campeón en Río de Janeiro tras vencer 1-0 a Argentina en el tiempo extra.

Pero, ¿Cómo surgió el mito en torno al título norcoreano? ¿De verdad el régimen de Kim Jong-un engañó a sus habitantes con el fútbol?

No es un misterio el control comunicacional de las autoridades del país asiático, que hacen lo posible por ensalzar a su líder supremo y hacer creer que todo funciona de maravilla en su territorio.

Por lo anterior, y considerando que Corea del Norte había dicho presente en Sudáfrica 2010, no parecía extraño que el régimen de Kim Jong-un utilizara a su Selección para mantener en alto su popularidad.

La farsa de Corea del Norte

Los ‘Chollimas’ -apodo de la Selección asiática- ni siquiera llegó a la última ronda de las Eliminatorias de la AFC, pero eso poco le importó a las autoridades norcoreanas.

A través de videos emitidos en su noticiero estatal, Corea del Norte informaba que su combinado nacional había obtenido una invitación de última hora al Mundial de Brasil 2014, por lo que los mismos jugadores que fueron convocados cuatro años a Sudáfrica habían emprendido el viaje a Sudamérica.

Destacados medios internacionales, como Olé y CNN, advertían por entonces que Kim Jong-un estaba haciéndole creer a sus compatriotas que la Selección asiática daría la sorpresa en Brasil.

El desafío no era menor para los asiáticos, que debían enfrentar en la fase de grupos a Japón, Estados Unidos y China, sus principales adversarios políticos.

El debut fue soñado para los norcoreanos, que aplastaron 7-0 a los nipones en el Estadio das Dunas. Luego vino el turno de los norteamericanos, a quienes vencieron 4-0.

Los triunfos no se detendrían para los dirigidos por el exfutbolista Kim Jong-hun, ya que en el cierre de la fase grupal eliminaron a China con un 2-0.

Ya en octavos de final, los ‘Chollimas’ se vengaban de Portugal, que le había propinado un 7-0 en Sudáfrica 2010, devolviéndole el marcador en el Maracaná de Río de Janeiro: Cristiano Ronaldo y compañía se iban para la casa.

En cuartos de final, Corea del Norte vencía a la poderosa Alemania (2-1) para citarse nada menos que con Corea del Sur en semifinales: un duelo histórico, que trascendía lo deportivo, acababa en triunfo para los norcoreanos por 3-0.

La televisión estatal mostraba -con imágenes de archivo- a los hinchas en júbilo, sin poder digerir la victoria, mientras los jugadores surcoreanos se retiraban cabizbajos a camarines. Era un triunfo desde todo punto de vista para citarse con los locales en la final.

La distancia entre Brasil y Asia hacían “imposible” que la gran final del Mundial se emitiera en suelo norcoreano, pero el noticiero estatal interrumpía su transmisión con información urgente: “Los ‘Chollimas’ golearon 8-1 a la ‘Verdeamarela’: ¡Somos campeones del mundo!”.

Otra vez videos de archivo acompañaban el informe, con ediciones en base al partido de Brasil y los norcoreanos de 2010, hinchas con la camiseta roja (que en realidad eran chilenos y costarricenses) y un Kim Jong-un que saludaba a los fanáticos en las pantallas gigantes del Fan Fest de Copacabana.

La farsa de la farsa de Corea del Sur

Muy controlados estarán los medios y la información que llega a Corea del Norte, pero el relato con la épica victoria asiática hacía agua por todos lados.

Lo anterior se explica en que todo fue mentira. Las cápsulas con la información, y los videos de los ‘Chollimas’ pasando por encima de sus rivales, fueron creados en Corea del Sur a modo de sátira.

Así lo reveló La Vanguardia, que detalló que el contenido fue ideado por el canal de YouTube “Korea News Backup”.

De hecho, según el citado medio, los videos fueron vistos por todo el mundo (más de 7 millones de visualizaciones tuvo la publicación original), menos por los habitantes de Corea del Norte. Muchos medios dieron por verdaderas las imágenes, pero todo fue una farsa.

En definitiva, la expectación que generó Brasil 2014, el control de los medios norcoreanos y una campaña que parecía sacada de un sueño dieron pie a la farsa más grande en la historia de los Mundiales.

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