Patadas infernales, ráfagas de puñetazos, ‘machetazos’ al pecho que hacían eco por toda la arena, complicadas contorsiones aéreas, lazos al cuello, suelazos que provocaban euforia y dolor al mismo tiempo. Toda una poesía del músculo.

A ello hay que agregarle enconadas rivalidades, dramatismo, villanos, héroes, chistes, luces de neón y música a reventar para terminar de configurar el show de la WWE, que encandiló a los miles de asistentes al Movistar Arena. Como en todo espectáculo, algunos brillan más que otros. Acá te presentamos a los luchadores que se robaron la escena.

Los ‘chistositos’

Los estrambóticos de The New Day encabezaron las risas. A su clásica entrada con trombón, sus trajes multicolores, sus cuernos luminosos y su cercanía con el público le agregaron un desopilante meneo de caderas del inmenso Big E en la esquina del cuadrilátero antes de sacarse su polera y lanzarla al público.

La dupla de Golden Truth no se quedó atrás. Goldust y R-Truth realizaron secuencias propias de un dúo cómico que arrancaron carcajadas, como cuando el luchador cubierto de negro y dorado, emocionado por derribar uno tras uno a sus rivales, casi termina aniquilando a su compañero. “What´s up”, el coro de su pegajosa canción, fue el aderezo perfecto a sus payasadas.

Otros que hicieron reír fueron Sheamus y Cesaro, la pareja dispareja. Cesaro es aclamado por cualquier cosa, desatando los celos de Sheamus que, sin importar lo que hiciera, siempre terminaba siendo estruendosamente abucheado. La secuencia de ellos al inicio del combate fue memorable: 30 segundos en los que se turnaron vítores y pifias según quien levantara los brazos.

El canchero se fue con la cola entre las piernas

Kevin Owens entró canchereando. Junto a Luke Harper se enfrentaría a su némesis, Seth Rollins, y Sami Zayn. Luciendo su cinturón de campeón universal de la WWE colgando de su hombro izquierdo, atravesó todo el camino hacia el ring mirando desafiante a cualquiera que se le cruzara. Ya arriba del ensogado, KO provocó al público, a los rivales, imitó caricaturescamente los movimientos de un boxeador y le dio ‘combos maleteros’ a Zayn cuando este estaba tirado en una esquina y el árbitro miraba para otro lado. También se dio el tiempo de saludar a “un conocido” en el público cuando se aprestaba a lanza por los aires a Seth Rollins e hizo un saludo militar a la tribuna luego de dejar a sus dos rivales tendidos en la lona.

Pero, increíblemente, terminó perdiendo la pelea inapelablemente -aunque no su título-. Lo que vendría después quedó para la historia: el ‘gordito’ con cara de amurrado, abrazó fuerte su cinturón, como el niño que se aferra a su juguete para que no se lo quiten, y se fue con la cabeza gacha.

Lana, la antiheroína

En el evento principal de la jornada estaba en juego el título de Estados Unidos. El búlgaro Rusev contra el campeón vigente Roman Reigns. Una nueva versión de una de las rivalidades más fervientes de la actualidad. Sin embargo, la que se llevó más aplausos en su ingreso al plató con un ajustado traje negros de dos piezas que dejaba ver su curvilínea y tonificada figura fue Lana, esposa y manager del búlgaro. A la también luchadora profesional no le cayeron nada bien los piropos y los mandó a todos al carajo. “Cállense, son un pueblo patético”, en un rústico en un tosco pero correcto español.

Ubicada a un costado del ring, Lana no paró de darle instrucciones a su marido. Cuando Roman Reigns ya saboreaba la victoria, la rubia lo distrajo y Rusev lo embistió con todo lo que tenía. Lana siguió haciendo de las suyas hasta que la expulsaron del escenario. Se fue indignada e insultando a medio mundo en su camino a camarines. Para peor, Rusev acabaría siendo derrotado.