Una selección de microorganismos que habitan en forma natural en relaves de la región de Atacama, en el norte de Chile, fueron aislados y “domesticados” en laboratorio por su elevado potencial para recuperar metales valiosos desde residuos mineros, entre ellos el cobalto.
“Se trata de un consorcio conformado por tres géneros de microorganismos que se alimentan de hierro y azufre y que encontramos en muestras de relave de una zona minera de Atacama, adaptados a esas condiciones ambientales”, explica Pilar Parada, directora del Centro de Biotecnología de Sistemas de la Universidad Andrés Bello y de Cobalto Verde, proyecto que da el punto de partida a este hallazgo.
El uso de estos microorganismos podría convertir a Chile en uno de los tres mayores productores mundiales de cobalto, al recuperarlo de forma ambientalmente amigable desde relaves mineros.
Se estima que Chile tiene el potencial de obtener 10.000 a 15.000 toneladas anuales de cobalto desde sus relaves. Este metal es conocido también como ‘oro azul’ por su alta demanda para el avance de la electromovilidad a nivel global.
Hallazgo científico que cambia el valor de los relaves mineros
El proyecto Cobalto Verde, adjudicado hace dos años en el concurso Fondef Tecnologías Avanzadas de ANID, es liderado por el Centro de Biotecnología de Sistemas de la Universidad Andrés Bello (CSB UNAB) en coejecución con el Departamento de Geología de la Universidad de Chile y el Advanced Mining Technology Center (AMTC), junto a la minera Pucobre como socia estratégica.
A partir de los análisis de muestras de relaves de la zona de Atacama, los investigadores determinaron que en yacimientos del tipo IOCG (óxidos de hierro, cobre y oro) existe mineralización de pirita cobaltífera con 0,3 a 0,5% de cobalto.
Como estas concentraciones son bajas, no se justifican procesos de recuperación metalúrgica convencional, como la tostación y la lixiviación ácida a presión.
Brian Townley, académico del Departamento de Geología U Chile, investigador del AMTC y director alterno de Cobalto Verde, señaló que “en estos casos, la tecnología de Cobalto Verde ofrece la oportunidad de un proceso biometalúrgico extractivo sostenible y de bajo costo, que permitiría obtener cobalto desde yacimientos en los cuales otras tecnologías no lo permiten en forma rentable”.
Una solución ambiental amigable
Este proyecto de biominería busca obtener cobalto mediante la biolixiviación, método que emplea microorganismos especializados, capaces de solubilizar minerales como la pirita, a la que se encuentra asociado el cobalto en relaves.
“Las bacterias retiran del medioambiente la pirita, un mineral que se oxida en contacto con aguas lluvias y aire generando ácido sulfúrico que contamina aguas de napas subterráneas y suelos agrícolas. Además, puede desestabilizar los tranques de relave, con el riesgo de derrames que en otros países han sido fatales”, explicó Parada.
Así, la eliminación de la pirita se convierte en uno de los aspectos ambientales más positivos del proyecto, que de paso crea una economía circular, pues se valorizan desechos de la minería del cobre.
A esto se suma una recuperación más eficiente, ahorros en el costo directo que implica la extracción desde una mina, menor consumo de agua y energía y baja emisión de gases de efecto invernadero.
Un salto del laboratorio a la industria
Los líderes del proyecto destacan que ya se cuenta con la identificación y secuenciación de dos consorcios de microorganismos eficientes en la extracción de cobalto desde relaves mineros.
Uno de ellos, denominado “Kobold” está actualmente en proceso de patentamiento en 158 países. Una muestra está resguardada en el Instituto Leibniz DSMZ de Alemania, que alberga una de las mayores colecciones de recursos biológicos a nivel mundial.
Asimismo, anunciaron que hace unas semanas ANID aprobó la continuidad del proyecto Cobalto Verde hasta el 2027 para iniciar el escalamiento a nivel preindustrial.
“En los próximos dos años definiremos las mejores condiciones para optimizar la recuperación de cobalto y definiremos los criterios de diseño para escalar la tecnología a nivel preindustrial en la planta Biocobre de Pucobre, ubicada en la región de Atacama. Esperamos así validar esta tecnología en un entorno relevante con proyección de hacer su transferencia a la industria minera nacional e internacional”, señaló Pilar Parada.
Además, existe un acuerdo entre la Universidad Andrés Bello y la Universidad de Chile -coejecutoras del proyecto- para licenciar la tecnología de biolixiviación desarrollada por el proyecto, priorizando a la minera Pucobre, como socia estratégica.
“Sin embargo, no descartamos que también se pueda formar una spin-off, para lo cual estamos abiertos a capitales externos una vez que el prototipo haya sido validado en un entorno real (TRL7)”, concluyó Parada.