Esta semana debutó en el Festival de Cannes ‘La misteriosa mirada del flamenco’, ópera prima del cineasta chileno Diego Céspedes (“El verano del león eléctrico”, 2018), título que ha cosechado elogios en la prensa internacional.
Ayer, en el marco de la sección ‘Una cierta mirada’, el director y parte del elenco desfilaron por la alfombra roja y ofrecieron su primera conferencia de prensa desde la ribera francesa.
En Europa, el filme ha sido descrito como un “western queer” que entrecruza elementos del realismo mágico en un pueblo minero del norte de Chile. Allí, un grupo de mujeres trans ha conformado una pequeña familia, adoptando a una niña abandonada. ¿El problema? La comunidad y los mineros las miran con terror debido a la leyenda de que enamoran a los hombres y les transmiten, simplemente con la mirada, una misteriosa enfermedad.
“Para mí es una reivindicación de todas esas compañeras que no pudieron hablar en esa época, de todas esas compañeras que murieron”, comentó Paula Dinamarca, una de las protagonistas junto a Tamara Cortés y Matías Catalán, en referencia a la epidemia del Sida se expandió por el mundo en los ochenta.
“La misteriosa mirada del flamenco”: “Tierna, divertida, apasionada y en ocasiones absurda”
En su primera proyección ante críticos internacionales, la película recibió positivas reseñas y generosos conceptos para la incipiente carrera del director local.
En esa línea, la revista especializada en cine Variety definió la cinta como “tierna, divertida, apasionada y en ocasiones absurda”, con una “enorme fuerza emocional”.
“Siguiendo la historia de una comunidad de mujeres transgénero en un desierto del norte de Chile en 1982, La misteriosa mirada del flamenco combina la opresión y la superstición del mundo real con toques de gracia que rozan el realismo mágico, en una película sobre la capacidad de amar y la violencia que alberga cada ser humano”, apuntaron desde la publicación estadounidense.
“Las mujeres —un grupo animado y divertido con nombres propios y pintorescos como Piraña, Leona y Estrella— se vengan con dulzura en nombre de Lidia sujetando los párpados de los niños y obligándolos a mirarlos fijamente a los ojos, presagiando un simbolismo significativo. Estos supuestos mecanismos de transmisión del VIH, si bien reflejan creencias reales sobre el tacto, fueron inventados por completo por Céspedes, y abren la película y sus personajes a potentes formas de drama arraigadas en la mirada cinematográfica“.
“Que Flamingo y sus hermanas exijan juguetonamente que los niños las miren es también una exigencia de ser vistas y de que se reconozca su humanidad en una época en la que la respuesta predeterminada al miedo desenfrenado es una deshumanización igualmente desenfrenada”, detallan.
“Aunque la película divaga en ocasiones y nunca encuentra el ritmo adecuado para sus diálogos más tradicionales (estas escenas tienen una cualidad más forzada), ‘La misteriosa mirada del flamenco’ cobra vida en sus aislados y amplios cuadros de individuos y parejas en movimiento, encarnados por un elenco comprometido de artistas trans y queer en papeles principales (…). La película aterriza en momentos tremendamente conmovedores, que conmueven el alma al escudriñar la crueldad y la ternura que hay en sus personajes”.
Para The Hollywood Reporter, el filme también fue motivo de loas, describiéndolo como “una joya escondida en Cannes” y “un western moderno sobre la familia”.
“El primer largometraje del escritor y director chileno Diego Céspedes explora la discriminación, la comunidad y la necesidad del mundo de que las personas ‘se miren a los ojos"”, resumieron.
“La idea de que una mirada pudiera transmitir el Sida no es algo que Céspedes haya escuchado. ‘Es una invención total, pero en la vida real he escuchado cosas muy similares"”, comentó el director a THR.
Más adelante, el medio añade: “La misteriosa mirada del flamenco es un llamado a enfrentar la realidad y a los demás. De hecho, la necesidad de estar abiertos a encontrarnos con personas diferentes es un mensaje central que Céspedes considera muy oportuno. ‘Crecemos en una generación donde la gente toma posturas muy firmes sobre quién es el malo y quién es el bueno, pero creo que nos falta esa conversación y mirarnos a los ojos"”, compartió.
También entre elogios, la agencia española Efe destacó las inspiraciones de Céspedes para elaborar el filme: “Cuando él era pequeño, sus padres montaron una peluquería en los suburbios de Santiago de Chile, donde siempre han vivido, donde trabajaban chicos gays de la zona”.
“‘Todos murieron de sida’, recuerda el director, y por eso las historias que le contaba su madre de niño eran las de una ‘enfermedad terrorífica que se te pegaba y te mataba enseguida’. No fue hasta más tarde -una vez que él mismo salió del armario y conoció a más ‘personas maravillosas’ de la comunidad LGTBI- cuando pudo ir deshaciéndose de esos prejuicios y entendiendo la enfermedad”.