Gilberto Cartes, archivo Perrera Arte.

Antonio Becerro habla de su documental "Cultura es lo que queda cuando olvidas lo aprendido"

Por Tu Voz

24 mayo 2023 | 13:40

"Clara Yáñez es lúcida y lúdica”, dice el artista visual, quien durante cinco años ha seguido los pasos de la octogenaria hija de Juan Emar.

Por Pablo Asenjo

“Estoy con humor de otoño”, dice Antonio Becerro antes de iniciar la conversación a propósito de la presentación de su documental “Cultura es lo que queda cuando olvidas lo aprendido”, un acercamiento al universo de la octogenaria dibujante, escultora y pensadora Clara Yáñez Rivadeneira (85), hija del mítico escritor Juan Emar.

El estreno del mediometraje tendrá lugar este jueves, a las 20.30 horas, en la pantalla gigante del Centro Experimental Perrera Arte y, como acostumbra, el artista visual hace una recomendación a los asistentes sobre el vestuario más adecuado para la ocasión. “Además de elegantes, como es costumbre, sugiero venir abrigados, está haciendo frío en el Parque de los Reyes. La entrada es cordial y gratuita”, apunta Becerro.

-¿Cuánto dura el documental, es tan largo como su título?

-(Ríe) “Sí, es un título largo, como las antiguas canciones de Florcita Motuda, mucho antes de que terminara su carrera en el parlamento. No dura más de media hora y el título responde a una sentencia de la propia Clara Yáñez, quien no aguantó las amarras de los mejores colegios de su época y estudió con institutrices, como niña de clase aristocrática que era. Clarita es nieta de Eliodoro Yáñez y descendiente de Manuel Rodríguez, el guerrillero. Tiene a quién salir.”


-Llama la atención la autenticidad de Clara Yáñez, el tipo de reflexiones que hace. ¿Qué representa ella en el actual panorama intelectual de Chile?

-“Es lúdica y lúcida a la vez, además de arriesgada en tirarse a los abismos con sus obras y sus tesis respecto a las preguntas esenciales de la vida. Ella está fuera del aplausómetro, ese dispositivo festivalero de matinal, en el que cayeron los intelectuales o creadores en la actualidad. No todos, por supuesto, pero la mayoría habla y produce mirando simultáneamente a la platea, donde están las lucas, y la galería, donde sienten el cariño del pueblo, de su amado pueblo. Ambos arquetipos están embobados con los reconocimientos y los premios.

“En cambio, Clara Yáñez es espontánea. A lo mejor eso se debe a su edad o su formación, el asunto es que está latente y estremece su obra y talento. El documental es, a mi manera, una artimaña para palpar la ficción y, como documento, es también un rescate de patrimonio vivo. Quiero ser honesto y agregar que este documental es además una motivación y apoyo a mí mismo para seguir y morir con las botas puestas.”

-¿Después de este documental viene acaso la primera película de ficción de Becerro?

-“Estoy trabajando hace rato, se trata de un astronauta, pero no tengo escrita la trama definitiva. Me concentro en lo esencial excluyendo todo lo demás. Son como relatos cortos, muy visuales, imágenes más bien autobiográficas centradas en cómo espío la vida. Tengo un cerebro visual que se mueve desde siempre en la ficción como parte integral de lo acontecido e improbable. Una vez una persona cercana entendió que, con lo de cerebro visual, solo me refería a la seducción de las imágenes y no es así; me refiero a lo que yo veo y no necesariamente a lo que se me pone por adelante.”


-Tú eres cinéfilo de pantalla online y salas de cine. ¿Qué gran obra o realizador es hoy más vigente que nunca?

-“¡Uf! Para mí sigue siendo Francis Ford Coppola, “El padrino”, “Apocalipsis Now”. Más allá de la trilogía de Coppola (El padrino, El padrino II y El padrino III) una maravilla de la mecanografía del cine y la actuación. La combinación Coppola/Marlon Brando roza la perfección técnica, orgánica y conceptualmente narrativa al extremo de convertir la ficción en un juego inalcanzable. El cine de la industria de Hollywood no sería lo mismo sin “El padrino”, por ejemplo. Yo la he visto tal vez más que cualquier persona, unas 1555 veces y he llegado a sentir el peso de las cámaras, las sutilezas de los rieles de la cámara Dolly, el movimiento y engranaje de las máquinas hasta las sombras. La sustancia de Coppola es su dirección, pero también su atmósfera mecánica, su lente rasca el personaje hasta enamorarte de una manera en que cada personaje sobresale del otro, es ¡admirable!

“Aunque he ido descubriendo de a poco a Jim Jarmusch, Abel Ferrara, Spike Jonze, Ari Aster, el surcoreano Bong Joon-ho -director de “Parásito”-, Lars von Trier y Gaspar Noé. Digo de a poco porque, si yo tuviera recursos y estuviera dedicado al cine, sería como ellos en el sentido de la forma y las temáticas. Y es terrible verse reflejado uno mismo en otros. Bueno, supongo que esos son signos de esta época globalizada. Pero la lista es infinita: Tomás Gutiérrez Alea, el maestro Raúl Ruiz y David Lynch, que siempre está allí titilando por esa forma de dar cuenta de la pesadilla y los rincones oscuros de la mente humana. Werner Herzog es uno de mis favoritos, disfruto a Peter Greenaway, me cala el ruso Andréi Tarkovski, al igual que Krzysztof Kieslowski: “La doble vida de Verónica” es una joya.”

-Perrera Arte ha realizado varios cortos documentales con viejos artistas e intelectuales: recuerdo los de los fallecidos Armando Uribe, Bélgica Castro y Renato Cárdenas o los vigentes Mario Irarrázabal y Edward Rojas. ¿Por qué ese énfasis?

-“Sí, hemos perseguido la idea de la identidad de la cultura chilena, explorar si existe una fuente fidedigna de nuestra idiosincrasia cultural. En lo personal, me inquieta la memoria y la identidad. He tratado de comprender desde pequeño por qué los chilenos somos así, por qué la historia de este país es como un suicidio, un ahorcarse todo el tiempo, o si es porque los mayores son sencillamente estúpidos.

“Me interesa el puente generacional. En esos artistas hay respuestas muy lúcidas, con capacidad de análisis crítico y concreto de su época y la realidad. En su tiempo ellos pertenecieron a una generación que tuvo una cierta jovialidad a su favor, con ideas y propuestas sociales en un quehacer cultural artístico no alejado de la poesía cotidiana como salida a los dramas. Convencieron a la ciudadanía sin tecnología, sin algoritmos o inteligencia artificial. Son potentes y más actuales que los actuales, buena parte de los cuales carecen de contenidos y peso gravitacional.

“Ellos jugaron antes con el mismo naipe, pero estaba más nuevo, menos sucio, sin tanto manoseo. Jugué con esa misma idea con los entrevistados del programa “Pelambres”, donde incluso me tomé la libertad de entrevistar a un futuro “artista”, es decir, a un estudiante del Liceo Experimental Artístico para ver y entender desde su propia mirada cómo se percibe o dónde comienza la identidad. ¿Es un sesgo de lo aprendido o viene determinada en nuestro ADN?”

-¿Ese programa podría entenderse como un relato corto dentro de tu mirada de cerebro visual?

-“Claro, “Pelambres” no es solo un programa de entrevistas, es una experiencia visual producida con muy pocos recursos. Está pensada para internet y sus derivados intercomunicados en formato blanco y negro y escala de grises, pero usamos como recursos de apoyo vivencias, recuerdos, experiencias actuales, imágenes en color de los entrevistados para darle dinamismo visual. Son secuencias capturadas simplemente desde un celular que aportan con una imagen plana pero muy viva testimonialmente.


“Por ejemplo, en el caso del dramaturgo y tarotista Juan Carlos Montagna, sus archivos de obras como “Fausto”, “Fiebre” o “Chejov” fueron claves para entrar en su ficción, la nomenclatura del teatro psicofísico que postula y su lectura del tarot, donde por cierto estuvo muy asertivo en las predicciones que hizo respecto del matrimonio malavenido de Chile y la presencia del Diablo rondando sobre las maldiciones de este país.”

-¿Cómo planteas el salto entre artes visuales y audiovisuales?

-“La composición de imágenes es parte de un imaginario en construcción constante. Todo está en movimiento. El ojo es un globo, un músculo protegido por su cuenca curva madre destinado a percibir el movimiento con todas sus velocidades y perspectivas. Es uno de los principales recursos de autodefensa, junto a la audición, de los seres vivos. No es necesariamente lo que nos enseñaron como punto de fuga en los colegios, aquella es solo una salida para los profesores. En mi caso, es una dinámica, un tránsito permanente, por eso he hecho pequeños roles en películas como “Los perros”, de Marcela Said, y también he incursionado en la dirección de arte de seriales de televisión, como Cárcel de mujeres.”

-Pareciera, eso sí, que la industria audiovisual lleva la delantera frente a las llamadas artes visuales.

-“Efectivamente y precisamente por eso, por ser una industria, una maquinaria de producción de imágenes muy aceitada en la sociedad del espectáculo, fenómeno bien estudiado por muchos y mejor descrito por Guy Debord, el padre de ese concepto, quien señala que “el espectáculo es el capital en tal grado de acumulación que se transforma en imagen”. Puedo equivocarme en alguna palabra, pero esa es su idea.

“Algo similar ocurre, a mi juicio, en la industria de la música, donde hoy prácticamente entra todo ruido y cada vez es más heroico encontrar un sonido hermoso y amigable, como los que nos proponía escuchar nuestro desaparecido Patricio Bañados en radio Beethoven. En el orden globalizado de dominación, cada día será más difícil dar con la belleza. Pero, ojo, no ha muerto como territorio de resistencia.

“En lo que a mi producción respecta, por el momento me quedan cómodas las tecnologías actuales y baratas para filmar en video con un peso a la altura de la gente y el ojo humano. Y eso no es necesariamente penca. El ojo procesa tanta información que, como herramienta de evolución, se sirve de lo único que no está intervenido: el imaginario de sobrevivencia. ¿Qué ve la mosca cuando llega al cadáver o qué visualiza la preciosa lagartija cuando atrapa a esa misma mosca? Esas son las preguntas que me rondan cuando miro Netflix.

“En el caso de la televisión criolla, ni siquiera da para esas interrogantes: creo que la nueva Constitución debería estipular su abolición, tal como antes, en sus inicios, el Estado promovió la televisión universitaria y estatal.”


-¿Conociste a Patricio Bañados?

-“No tuve el gusto, pero desde siempre seguí sus pasos. Era un hombre culto y, sobre todo, con coraje, un valor demasiado perdido en el Chile de los aggiornamenti, del travestismo sin pudor en escena.

“A la que sí conocí es a Marta Cruz-Coke, otra lamentable pérdida de este otoño. Ella fue la responsable de un giro importante en mi obra, ya que, personalmente y sin conocerme, hizo las gestiones para que yo pudiera estudiar en el Museo Nacional de Historia Natural, donde aprendí el ancestral oficio de la taxidermia. Ella refleja bien lo que hablábamos poco antes. Hay seres que pueden ver más allá de lo que se les pone por delante.”