Mientras la polémica crece en Brasil tras el bochornoso derrumbe de una ciclovía inaugurada recién en enero con motivo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro este año, nuevos antecedentes surgen sobre cómo ocurrió este accidente que dejó 2 víctimas fatales.

Se trata de un video cargado a la cuenta de Instagram RioSurfCheck, que recibe colaboraciones de usuarios cariocas. En él se aprecia cómo el mar embravecido azota la estructura, que bordea la costa. Una primera ola le da el primer impacto a la ciclovía, aunque sin mostrar daños evidentes. Es la segunda ola la que derrumba el viaducto, por el que transitaban entonces 5 personas, las que cayeron al mar o sobre los escombros. Por último, una tercera ola termina el trabajo de la anterior, demoliendo nuevos tramos del concreto.

Increíblemente, muchos de los viandantes que a esa hora transitaban a pie o bicicleta, siguieron impertérritos su trayecto, al parecer sin percatarse de lo que había ocurrido. En total, cayeron 50 metros de la ciclovía.

“Acababa de pasar en bicicleta cuando se alzó una ola muy grande. Pegó en el muro y subió 4 ó 5 metros. Vimos caer a cinco personas que también venían en bicicleta. El mar estaba muy bravo”, dijo a TV Globo Damian Pinheiro de Araujo, un jubilado de 60 años habitante de la cercana favela de Rocinha.

La estructura está emplazada junto a la Avenida Niemeyer, que une las playas de Leblon con Sao Conrado, en la zona sur de la ciudad. Su costo fue de 12.6 millones de dólares, y hoy las autoridades están revisando la calidad de otras 10 estructuras olímpicas encargadas a la misma empresa constructora.

Claro que esta no es la única polémica tras el accidente. Mientras los cuerpos de las dos víctimas yacían en la playa y la mayoría de los bañistas guardaban un silencioso respeto a su alrededor, un fotógrafo captó cómo un grupo de jóvenes jugaba despreocupadamente fútbol a sólo unos metros de distancia.

“La gente es egoísta. No siente dolor cuando no se trata de sus familiares. Me entristece mucho ver este tipo de insensibilidad”, indicó Ana Lúcia Jesus da Silva, la empleada de un local ubicado frente a la pasarela derrumbada, al diario brasileño O’Globo.

La situación llegó a un punto extremo cuando, tras pasar 3 horas tendidos en la arena, algunas personas comenzaron a tomarse selfies junto a los cadáveres, reporta el matutino.

“Esto no es normal. Parece que estamos perdiendo la empatía. Actualmente todo se banaliza, incluso la muerte”, añadió el médico jubilado, Alexander Magalhães.

Guilherme Leporace | O'Globo

Guilherme Leporace | O'Globo