El expresidente de la FIFA, Joseph Blatter, al que se atribuyó durante mucho tiempo un estatus casi de jefe de Estado, reveló haber recibido y cumplido encargos de tipo diplomático, hasta ahora secretos, cuando era el máximo dirigente del fútbol mundial.
Pese a su suspensión de seis años de toda actividad relacionada con el fútbol, Blatter continúa siendo noticia y en una biografía publicada este jueves hace nuevas revelaciones sobre su controvertida etapa como presidente de la Federación Internacional.
En mayo de 2015, en vísperas del Congreso de la FIFA que estuvo marcado por el estallido de un escándalo de corrupción que luego terminó provocando el final de una era, Blatter afirma que recibió el encargo del Ministerio suizo de Relaciones Exteriores, a petición de Estados Unidos, para intervenir ante el presidente de Burundi, Pierre Nkuruziza, en un país en crisis en pleno corazón de África.
“Los suizos, que querían defender los intereses de Burundi, me pidieron que hablara con el presidente Pierre Nkurunziza, que es un gran aficionado al fútbol, para persuadirlo de que no se presentara”, declaró Blatter a la prensa al final de la presentación de la biografía en Zúrich.
“Se le propuso ser embajador de fútbol para África y fuera de ella. El presidente Nkurunziza dijo: ‘Estoy muy emocionado, les daré una respuesta’. Insistí y finalmente reflexionó, respondiendo: ‘No, de todas maneras me voy a presentar’”, añadió Blatter, precisando que el encuentro tuvo lugar en mayo de 2015.
Abriendo puertas
“No era la primera vez que hacía algo con el ministerio de Relaciones Exteriores de Suiza”, añadió el expresidente de la FIFA. “Siempre invité o informé al embajador o al cónsul general suizo de mis visitas. A veces podía incluso asistir a una entrevista con el jefe de Estado, que no habría conseguido él solo, ya que el fútbol abre puertas”, afirmó Blatter.
Ironía del destino, el encargo diplomático con Burundi habría sido a petición de Estados Unidos, precisamente el país donde se generó la investigación judicial del escándalo del ‘FIFAGate’, que terminó con el reinado de Blatter y dañó seriamente la credibilidad de la institución.
El nombre de Blatter, eso sí, no figura en el acta de acusación de la justicia estadounidense, al contrario que el de una treinta de exdirigentes de la organización, entre ellos varios exvicepresidentes.
En un comunicado, el Ministerio suizo de Exteriores (FDFA) “confirmó que hubo un contacto entre el secretario de Estado Yves Rossier y Joseph Blatter. La intención era contribuir a una solución pacífica para resolver la crisis actual en Burundi”.
Pero “la FDFA nunca pidió al presidente Nkuruziza que no se volviera a presentar a la elección presidencial”, añadió el Ministerio.
Por su parte, el responsable de comunicación presidencial de Burundi, Willy Nyamittwe, reaccionó a la revelación en Twitter.
“Probaron todo lo que podían para derribar nuestros principios democráticos fundamentales en Burundi. Les derrotamos”, afirmó.
Burundi está sumido en una grave crisis política desde que Nkuruziza anunció su candidatura en abril de 2015 a un tercer mandato, que consiguió en julio tras una elección controvertida.
¿Nobel de la Paz?
Hasta el final de su mandato, Blatter utilizó el fútbol con fines diplomáticos, convencido de que el fútbol puede aportar “paz y esperanza”.
“También hicimos eso con Palestina e Israel”, recuerda. “Fui a ver al presidente Abbas y al primer ministro Netanyahu”, subrayó.
Durante el Congreso de la FIFA en mayo de 2015, consiguió además reunir a los presidentes de las federaciones de fútbol de Palestina e Israel, en pleno conflicto político y deportivo, que terminaron dándose la mano delante del resto de participantes.
Blatter acostumbraba a decorar su oficina en la FIFA con imágenes suyas con líderes políticos, entre ellos el sudafricano Nelson Mandela.
El presidente ruso, Vladimir Putin, llegó a afirmar en diciembre de 2015 que Blatter merecía el premio Nobel de la Paz.
“Nunca soñé con ello”, respondió Blatter. “Simplemente digo que si alguien debe recibir ese premio no es una persona, sino el fútbol en su conjunto, por lo que hace para el mundo y para la paz”, sentencia.