Hablar de André Agassi es hablar de una leyenda. De eso no hay duda. El oriundo de Las Vegas hizo historia en el tenis profesional no solo por alcanzar el número uno en su momento, sino que también por ‘romper’ algunos códigos establecidos de esta disciplina, como la vestimenta.

Y es que el calvo jugador que se enfrentara en innumerables ocasiones contra nuestro Marcelo Ríos, también ex ‘top-one’, tuvo un inicio completamente diferente en este deporte.

Aro, pelucas, short multicolor y cintillos eran parte del repertorio de Agassi en sus primeros duelos, a fines de los 80′, situación que provocó más de una polémica considerando lo conservador de esta especialidad en aquella época.

Sin embargo, el inmenso talento del estadounidense y la gran popularidad que adquirió por ser el ‘diferente’, llevó a que con el paso del tiempo fuera aceptado por los dirigentes y los demás deportistas del circuito.

DERRICK CEYRAC / AFP

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“Odié el tenis con toda mi alma”

Esta actitud de ‘rebelde’ de André Agassi en las competencias fue seguramente la respuesta a un hecho que lo complicó más de la cuenta a lo largo de su carrera: odiaba el tenis.

El propio jugador se encargó de recordarlo en una conferencia llevado a cabo en Ciudad de México durante esta semana. “Mi papá era muy intenso, tenía ocho años y era una carga que me hundía y ése resentimiento me acompañó”, reveló.

“No empecé en el tenis por elección, yo odiaba el tenis con toda mi alma y lo odié por la mayor parte de mi carrera”, agregó Agassi ante el asombro de los asistentes.

Eso sí, la mayoría lo comprendió cuando entregó su explicación: “Yo tenía que golpear miles de pelotas por día porque mi papá tenía la idea de que nadie me iba a ganar si golpeaba miles de bolas por día y por años”.

GREG WOOD / AFP

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Una carrera llena de éxitos, que ‘peligró’ por una mujer

Pese a que André Agassi odiaba internamente el deporte, la perfección que había alcanzado en sus golpes -probablemente gracias a las constantes prácticas- lo llevó a brillar rápidamente ante sus rivales.

De hecho, su carrera profesional se inició oficialmente en 1986 y un año después ya había ganado un torneo: el de Itaparica.

En 1988 Agassi continuó con su buen juego y logró adjudicarse los campeonatos de Memphis, Charleston, Forest Hills, Stuttgart, Stratton y Livingston. La promesa se había convertido en una realidad.

Sin embargo, el norteamericano tuvo que esperar hasta 1995 para alcanzar el primer lugar del mundo, exactamente el día 4 de octubre, aunque ya había ganado con anterioridad los Grand Slam de Wimbledon (1992), US Open (1994) y Australia (1995), y la Copa Davis (1992).

“Cuando llegas al uno ahí no te queda para dónde voltear, era el número uno más infeliz del mundo, prefería ser el 141. Cada vez que salí a jugar tenis sentí que estaba fingiendo”, afirmó al respecto André.

La carrera del ‘niño rebelde’ del tenis parecía imparable. Pero lo que no pudieron lograr sus contrincantes lo consiguió Brooke Shields, su esposa desde 1997. Ese mismo año, Agassi descendió al lugar 141 producto de una ‘crisis matrimonial’. El ritmo de vida del tenista, el viajar cada semana y dejar el hogar, no agradó a la actriz.

ANDRE PICHETTE / AFP

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El retorno del ‘rey’ de Las Vegas

Pero la mala racha afortunadamente -para los amantes del tenis- no duraría mucho. Aunque terminó 1997 en el puesto 110, el siguiente año llegaría ‘cargado’ de buenos momentos.

Sin ir más lejos, en abril Agassi ya volvía el ‘top-20′ del ATP y en octubre al ‘top-ten’, en uno de los retornos más asombrosos de todos los tiempos.

Eso sí, 1999 sería aún mejor. Tras consumar su divorcio con Shields a principios de año, se revela que el talentoso de Las Vegas tenía un romance con su ‘colega’ Steffi Graf, ex número 1 del circuito femenino. En tanto, en lo deportivo consigue el 5 de julio volver al primer lugar del circuito, en gran medida, tras titularse campeón de Roland Garros, el único Grand Slam que le faltaba en su curriculum.

Con la recién mencionada victoria, André entró en el selecto grupo de los 4 tenistas que han ganado al menos una vez cada uno de los torneos ‘grandes’: Rod Laver, Roger Federer y Rafael Nadal lo ‘acompañan’.

Entre 1999 y 2003 Agassi se mantuvo en la ‘pelea’ por la cima del ranking mundial. Perdía y recuperaba el primer puesto. Primero ‘luchó’ con Sampras, después con Safín y también con Kuerten y Hewitt. Siempre pasó lo mismo. El ‘top-one’ iba de mano a mano o, para ser más detallista, de raqueta en raqueta.

En todo caso, hay que destacar que el 25 de agosto de 2003 fue la última vez que el ‘número uno’ más infeliz de la historia fue el mejor de todos.

Pero los años fueron pasando la cuenta y poco a poco la carrera de André Agassi se fue apagando con el paso del tiempo, como ocurre en todas las disciplinas. Las lesiones aparecieron y se transformaron en el principal rival. En especial problemas en su espalda. Prueba de ello es que el 2006 lo inició como número 9, pero lo terminó en la ubicación 150.

Ese mismo año ocurrió lo que todos veían venir: Agassi anunció su retiro de la actividad profesional, lo que concretaría en el US Open -septiembre-.

¿Cómo fue su último partido? Emotivo, como se esperaba. Cada duelo del calvo estadounidense fue una final para el público que concurrió en masa a alentarlo. Sin embargo, en la tercera ronda del campeonato zucumbió frente al alemán Benjamin Becker por 5-7 7-6(4) 4-6 5-7.

Tras el último raquetazo André Agassi lloró. Y es que más allá de que siempre odio al tenis “con el alma’, como confidenció, fue esta actividad la que le permitió ganarle a la vida y, lo que no es menor, sumar miles de fanáticos en todo el mundo.

DON EMMERT / AFP

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TIMOTHY A. CLARY / AFP

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Jamie Squire / Getty Images North America / Getty Images/AFP

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