La fórmula de la Liga de Campeones instaurada desde la temporada 1992-1993 y la lógica financiera ha restringido el número de clubes que alcanzan las últimas eliminatorias de un torneo del que han desaparecido equipos históricos, especialmente los del antiguamente conocido Benelux y la Europa del Este.

Los clubes holandeses y belgas hace ya más de una década que no aparecen en el Top 8 del continente. Hay que remontarse a 2003 para ver al Ajax de Amsterdam (ganador de 4 Copas de Europa) en cuartos de final o a 2005 para que el PSV Eindhoven (vencedor en 1998) alcanzase las semifinales (y los cuartos dos años después).

Caso paradigmático es el del Ajax (ganador en 1971, 1972, 1973 y 1995), que saca ya jugadores de su centro de formación y cuya última gran generación de futbolistas formados en su cantera fue la liderada por Patrick Kluivert a mediados de los años 1990.

No es forzosamente un problema de dinero: el club de la capital tiene una economía muy saneada y domina la clasificación que realiza la agencia de notación Standard and Poor’s, pero la tradicional fuerza de su centro de formación se ha visto afectada por la detección cada vez más precoz de los niños más talentosos por parte de los grandes clubes del continente.

Desde el punto de vista del juego, el mito Johan Cruyff estima que la esencia del juego holandés, el conocido como “fútbol total”, se ha diluido. “El Ajax ignora los principios de base”, criticó el legendario número 14 a mediados de agosto en su página web.

En Bélgica, el Anderlecht (ganador de dos Recopas y de una Copa de la UEFA) ha desaparecido completamente de los lugares más importantes de la primera competición continental, después de haber sido uno de los equipos más destacados en la década de 1980, con dos semifinales y dos cuartos de final. Todo un símbolo del declive del fútbol belga.

El dinero marca la diferencia

El exinternacional Enzo Scifo explicó las razones en 2012: “Los mejores jugadores juegan en el extranjero, lo que empobrece el campeonato belga. La importancia del dinero en el fútbol mundial juega en contra de nuestro pequeño mercado. En los años 80 y 90, Bélgica aún atraía a muchos buenos jugadores extranjeros y holandeses especialmente. Eso ya no es posible en la actualidad”.

La presencia de clubes del antiguo bloque soviético en el Top 8 europeo se convirtió en algo habitual en los años 1980, pero en el siglo XXI se ha vuelto una excepción, con solo dos cuartos de final en Champions alcanzados por el CSKA Moscú en 2010 y el Shakhtar Donetsk ucraniano en 2011.

El Steaua Bucarest y el Estrella Roja de Belgrado, los dos campeones continentales de la Europa del Este (en 1986 y 1991), son los dos grandes desaparecidos.

El Steaua llegó a tres semifinales a finales de los años 1980, pero nunca más lo ha vuelto a hacer. El Estrella Roja se metió siete veces en cuartos de final en los 22 años previos a la creación de la Liga de Campeones (1992), pero no ha vuelto ha hacerlo en los 22 años posteriores de la era Champions.

Otro gran club del Este está ‘desaparecido’: el Dynamo de Kiev. Ganador de dos Recopas, el equipo de la capital ucraniana alcanzó al menos los cuartos en siete ocasiones de 1970 a 1992, y en solo dos después (cuartos en 1998 y semis en 1999), con un equipo liderado por un joven Andrei Shevchenko, que después ganó el Balón de Oro.

La falta de medios y la marcha de las jóvenes promesas cada vez más jóvenes han debilitado a estos equipos, incapaces ahora de plantar cara a los grandes del continente.

Y el abismo financiero entre los campeonatos de la Europa Occidental y Oriental se ha reflejado en la máxima competición continental.

Salvo el caso puntual del Dynamo de Shevchenko, del CSKA (ayudado temporalmente por un gran contrato con una compañía petrolera) y del Shakhtar (propiedad de un multimillonario que invierte en jóvenes brasileños), la presencia de equipos del Este en el Top 8 se limita al Hajduk Split (1995) y al Legia Varsovia y Spartak Moscú (en 1996).

Los búlgaros del CSKA Sofía (4 cuartos entre 1970 y 1992, ninguno después) y los húngaros del Ujpest (3 y 0) son reliquias del siglo pasado.