Roberto Ovelar tuvo un olvidable paso por la Universidad Católica, a donde llegó como refuerzo estrella para el ataque a mediados de 2012 y terminó saliendo por la puerta de atrás en febrero de 2013, luego su irregular rendimiento.

Pero el delantero ha seguido con su carrera en Perú y Colombia, donde actualmente milita en el Junior de Barranquilla. Y precisamente en un encuentro de su cuadro ante el Uniautónoma, válido por la liga local, protagonizó un hecho que ha llamado la atención de todos.

A los 5 minutos de juego -y cuando el Junior ya caía como local por 0-1- el juez del partido Gustavo González sancionó penal, ante la sorpresa de los asistentes. ¿Qué había cobrado? Una supuesta mano de un zaguero que fue a disputar un balón con el propio Ovelar, en una decisión que desató la indignación de los jugadores del Uniautónoma.

Pero, luego de unos segundos, el juez se acercó a Ovelar para preguntar si había sido él quien realmente golpeó el balón con la mano, lo que fue aceptado por el delantero. A partir de ahí, todo cambió: se revirtió la sanción y el paraguayo fue amonestado, aunque recibió el reconocimiento de rivales.

“Soy muy sincero en ese sentido, yo hice la mano pero fue sin intención y el árbitro me sacó la tarjeta. Yo le dije que fue mano, no fue penal y ahí se echó para atrás” señaló Ovelar al medio colombiano WinSport, al finalizar el primer tiempo de un partido que terminó 0-2 en contra de Junior.

Puede parecer que no fue una acción real de juego limpio, ya que no fue inmediata la reacción de Ovelar. Pero cualquiera que realmente siga el fútbol semana a semana recordará que los jugadores simplemente optan por seguir con el engaño, guardar silencio o incluso acompañarlo con una risa irónica. Son pocos los que terminan reconociendo el engaño -como Miroslav Klose en el extranjero o el caso de Fernando Solis en 2008, en duelo de la UdeC ante la UC en nuestro país-, por lo que el acto del delantero de Junior si es para destacar, tal como lo hicieron en la propia Colombia.

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