La atleta norteamericana Molly Huddle vivió un desafortunado traspié en la final de los 10 000 metros del Mundial de Pekín, tras festejar un tercer lugar que nunca ganó.

A pocos metros de la meta parecía que los lugares ya estaban definidos, y así lo creyó Huddle, quien a segundos de finalizar la competencia comenzó a levantar los brazos, festejando la medalla de bronce.

Pero la atleta no esperó jamás que su compatriota Emily Infeld, quien iba detrás de ella, tomaría ventaja de la disminución de velocidad de Huddle y se quedaría finalmente con el bronce justo en la línea de la meta.

Lo peor vino cuando la atleta de 30 años se percató de lo sucedido, y solo le quedó lamentarse por el cuarto lugar tras la excesiva confianza durante el tramo final de la carrera.

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