En su visita al Monumental, el portero del Barcelona Claudio Bravo recordó su pasar por el “cacique”, los triunfos que consiguió vistiendo la casaquilla alba, así como también la polémica que vivió hace algunos meses con el plantel de Colo Colo.

A raíz de la negativa de Héctor Tapia al no permitirle al capitán de La Roja entrenar con los jugadores, Bravo aclaró que es un tema que ya está superado, y de paso comentó que el amor al club y a la camiseta sigue intacto.

“Me crié acá en estas canchas. Ocurrió un problema pero al margen de eso siempre para mí ha sido mi casa, siempre ha estado la disposición también de venir acá, reencontrarme con gente que me ha visto crecer y es bonito también. Uno siempre trata de pedir ayuda donde hay cariño. Al margen del episodio que pasó, no existe rencor sino amor al club y a la camiseta. Querer venir muchas veces. Y la disposición que tiene Julio de entrenarme un par de días, se agradece un montón”, dijo.

El campeón de América, recordó también sus inicios en Colo Colo, se refirió al duro momento que vivió cuando estaba en cadetes, y su trabajo con el preparador de arqueros Julio Rodríguez.

La historia cuenta que en un partido contra Universidad de Chile, a Claudio le convirtieron un gol de tiro de esquina, y tras el encuentro el presidente de cadetes le mencionó a Rodríguez que a “ese chico tenís que echarlo. Muy chico. No sirve para Colo-Colo. Necesitamos arqueros más altos. Perdimos el partido por él”.

A raíz de la petición, el preparador de arqueros decidió continuar con el nacional, aunque al capitán le afectó la noticia.

“Pasé esa semana que no quería venir a entrenar. Le vas dando vuelta a la situación y me di cuenta que eso me servía, para fortalecerme mentalmente, para ser una persona más fuerte en todo sentido y es una lección de vida para los más chicos, que seguramente están ahí hoy en día y sufren algunos episodios también”, comentó Claudio.

Por otro lado, uno de los momentos que más recuerda la hinchada colocolina fue aquella final del 2006 ante Universidad de Chile, y esa magnífica tapada a Mayer Candelo en los lanzamientos penales, lo que significó una nueva estrella para el cacique.

Bravo, se refirió sobre ese partido y relató la recordada secuencia ante el eterno rival.

“Intuyo un poco que le pueda pegar de esa manera pero no hacia el centro sino que para el otro lado que me tiré, que fue hacia mi izquierda. Me alcanzo a incorporar, alcanza a sacar la pelota casi de la línea, pega en el palo y por suerte salió hacia afuera, sino la historia hubiese cambiado…Me quedó más la sensación de felicidad, por haber ganado un título importante que fue ante el archirrival. Fueron buenas sensaciones pero con la tristeza que era mi último partido aquí”, cerró.