El belga Eddy Merckx, que celebra su 70º cumpleaños este miércoles, es el mayor mito de la historia del ciclismo, casi 40 años después de retirarse, después de dominarlo de una forma nunca vista durante más de diez años, entre 1965 y 1978.
Con sus 535 triunfos (445 como profesional) en 1.800 carreras disputadas, el belga completó un palmarés casi imposible de superar.
Nombrado mejor ciclista del siglo XX por la Unión Ciclista Internacional (UCI), el ‘Caníbal’ -el ciclista que se ‘comía’ a sus adversarios, un apodo que él no aprecia mucho- fascinó a sus compatriotas y a los amantes del ciclismo de cualquier parte del mundo.
Los medios de comunicación belga se han volcado para celebrar sus siete décadas de vida.
“Merckx continúa haciendo soñar mientras que el ciclismo se ha vuelto inexorablemente aséptico, perdiendo el alma que el ciclista de Bruselas le había dado”, señaló el diario La Derniere Heure, que celebra el aniversario con un suplemento de 60 páginas.
Hablar de las victorias de Merckx provoca vértigo. Cinco ediciones del Tour de Francia, siete Milán-San Remo, Giro, Lieja-Bastoña-Lieja, tres títulos mundiales…
Pero como advierte su compatriota Philippe Gilbert, “más que el palmarés, son sus actuaciones lo que le hacen inolvidable, como cuando ganó la Vuelta a Flandes con más de cinco minutos de ventaja después de una escapada de 100 kilómetros”.
1.275 derrotas
Entre los triunfos que a Merckx le gusta contar a sus amigos, está el récord de la hora -49,481 km en México, 1972-. Esta fue la actuación que le hizo sufrir más, según recuerda cada vez que tiene ocasión. Fue un récord mundial que se mantuvo durante 28 años.
Otra legendaria carrera que disfruta evocando fue la París-Roubaix de 1970: “Reventé, regresé, ataqué y acabé con más de cinco minutos de ventaja sobre De Vlaeminck”.
Para todos aquellos que coincidieron con el mito, Merckx “ha quedado como sinónimo de raza de campeón”, insiste su compatriota Walter Godefroot, uno de sus antiguos adversarios, junto con Van Looy, Ocaña, Thevenet y De Vlaeminck.
“Eddy no estaba nunca contento. Y más que recordar que ha ganado 525 carreras, él lamenta que perdió 1.275″, explica Godefroot.
“El día en el que me rinda en la salida de una carrera, sin tener ganas de ganarla, no podré mirarme en un espejo”, dijo un día el Pelé del ciclismo.
‘Un don del cielo’
“Eddy es el campeón absoluto. Lo que más sorprende de él es su increíble capacidad para no perder”, le describe Christian Prudhomme, el director del Tour de Francia y amigo.
“Es una leyenda viva. Y a pesar de tener este estatus, es verdaderamente modesto”, señala Tom Boonen, otro de los ciclistas belgas de referencia en la actualidad.
“Es una persona encantadora y no vive en el pasado. Comprende que el ciclismo ha cambiado y es muy modesto con respecto a sus actuaciones, que nadie podría realizar hoy”, añade el velocista del equipo Etixx.
El propio Merckx certifica esta actitud: “Me consideran como el ciclista más grande de todos los tiempos, en el fondo no quiere decir gran cosa. Tenía un don del cielo y lo utilicé. No tuvo gran mérito, cualquier médico del mundo ha hecho cosas más importantes que yo”.
Tras colgar la bicicelta, Merckx ha continuado siendo un ganador.
“Incluso hoy, cuando salimos, Eddy sigue siendo competitivo”, señala el antiguo piloto de coches Willy Braillard, uno de sus amigos íntimos.
Convertido en organizador de carreras (Catar y Omán), Merckx también triunfó en su reconversión al mundo de los negocios, creando su propia marca de bicicletas en 1980.
A pesar de que ha vendido la fábrica y de que ya no es accionista de la sociedad, el belga permanece presente en el proceso de fabricación de las bicicletas.
“Eddy intenta probar todos nuestros nuevos modelos. Es un apasionado de la tecnología. Su opinión es una mina de información para nuestros ingenieros. Tiene una obsesión, la búsqueda constante de la perfección”, concluye uno de los dirigentes de la sociedad.