Una vez más el sueño del estadio propio de Universidad de Chile comienza a esfumarse. La mala gestión de los ahorros que se tenían destinados para comenzar con los trabajos complica a la concesionaria que dirige los destinos del club.

Desde que Carlos Heller asumió la presidencia de Azul Azul aseguró que durante su gestión el mayor anhelo del ‘romántico viajero’ comenzaría a ver la luz.

Para ello, la concesionaria llegó a contar con el ‘piso’ para comenzar con los trabajos: 15 millones de dólares, los que comenzaron a reunirse con porcentajes de los dineros que recibió Azul Azul con la venta de jugadores tras el exitoso periodo 2011-2012 donde consiguió un tricampeonato y la Copa Sudamericana de mano de Jorge Sampaoli. Sin embargo, poco a poco comenzaron los dolores de cabeza y el sueño, una vez más, está cerca de convertirse en pesadilla.

No solo la demora en la compra del terreno para construir el estadio complicó a la concesionaria, sino que ahora se suma un elemento mayor y clave para cualquier proyecto: Se gastaron los ahorros.

De acuerdo a lo que revela la edición impresa del diario El Mercurio, los 15 millones de dólares se esfumaron luego de la compra de jugadores que no rindieron provocaron que se perdiera la alta inversión en ellos, como es el caso del ecuatoriano Eduardo Morante, y los argentinos Juan Ignacio Sills, Luciano Civelli y Ezequiel Videla.

Por si ello fuera poco, y ya en el periodo de Heller, contrataciones de jugadores, como es el caso de Benegas y Canales por quienes se desembolsó más de 3 millones de dólares, los aumentos de sueldo al extenso plantel y la contratación del cuerpo técnico también provocó que continuara la merma de los recursos.

De hecho, el actual valor anual del plantel de Universidad de Chile llega a los 6 millones de dólares.

De esta forma, Universidad de Chile, afronta un nuevo inconveniente en su lucha por tener estadio propio.