Mientras el fútbol inglés multiplicará sus ingresos televisivos, el campeonato español teme convertirse en una competición de segunda abrumada por el dúo Real Madrid-Barça si los clubes modestos no consiguen una centralización de los derechos televisivos a partir de 2016-2017.

A diferencia de la mayor parte de grandes competiciones europeas, cada club de la Liga es libre de ceder sus derechos de retransmisión al mejor postor, lo que provoca que Real Madrid y FC Barcelona se lleven casi la mitad del pastel con alrededor de 140 millones de euros cada uno.

Este sistema tan desigual, implantado hace ya veinte años, es cada vez más criticado en España donde numerosos clubes reclaman un decreto ley del gobierno para instaurar una negociación colectiva y un reparto más equilibrado de estos ingresos.

Esperado para finales de 2014, la tardanza de la ley exaspera al fútbol español que mira con envidia y recelo el contrato astronómico firmado por la Liga inglesa de 6.900 millones de euros por el periodo 2016-2019.

Con estas cifras, el último clasificado de la Liga inglesa percibirá alrededor de 134 millones, casi lo mismo que Barcelona o Madrid, más del doble que Valencia y Atlético y entre seis y siete veces de lo que cobran los clubes más modestos de España.

“El fútbol español está en una encrucijada”, advierte José María Gay de Liébana, economista de la Universidad de Barcelona especializado en el fútbol español.

“Se va a ir apagando porque no habrá dinero ni competitividad. Nuestra liga no va a ser de primer nivel”, añade.

El éxodo inglés

Y es que a pesar de los millonarios fichajes de Barcelona (Neymar o Luis Suárez) y Real Madrid (Gareth Bale o James Rodríguez), muchos clubes españoles se vieron forzados a desprenderse de sus estrellas y reforzarse con jugadores cedidos o fichados a coste cero.

“Si la liga española no cambia esto rápido, todos los buenos jugadores se irán a jugar a la Premier. Vendrá cualquier club inglés a ficharte un jugador y le pagará tres veces más que tú”, lamenta el presidente del Espanyol de Barcelona, Joan Collet, uno de los clubes más reivindicativos.

Este éxodo ya empezó en las últimas temporadas con las marchas de jugadores como David Silva y Sergio Agüero (Manchester City), Juan Mata (Chelsea y luego Manchester United) o Diego Costa (Chelsea). Una fuga de talento que todavía no repercutió en la competitividad –la temporada pasada el Real Madrid ganó la Liga de Campeones y el Sevilla la Liga Europa–, aunque todo puede llegar.

Con numerosos problemas financieros, muchos clubes temen convertirse en simples comparsas ante Barcelona y Real Madrid. Pero incluso las joyas de estos equipos, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, podrían correr peligro.

“Si ven que esta liga no es competitiva, se querrán ir”, pronostica Gay de Liébana.

El Barça parece ser consciente del riesgo y tras años de reticencias, aceptó una negociación colectiva siempre que mantenga sus ingresos.

Amenaza de huelga

El viernes pasado, la LFP y la federación española emitieron un comunicado conjunto instando a aprobar “con carácter urgente” el decreto ley prometido para finales de 2014 por el presidente del Consejo Superior del Deporte, el secretario de Estado Miguel Cardenal.

Por el momento “no hay fecha” para su aprobación, indicó a la AFP una fuente cercana al CSD.

Una de las razones, según el diario El País, podría ser la amenaza por carta de la FIFA de una posible suspensión de las competiciones en España en caso de injerencia del gobierno en el deporte. La carta no era “agresiva”, asegura esta fuente próxima al CSD.

Si la situación sigue igual, la amenaza de una huelga planea sobre la Liga. “Si la ley no se publica, no descarto nada. Es un texto estratégico para el fútbol español”, advirtió el presidente de la LFP, Javier Tebas.

Esta podría declararse en la próxima asamblea general de clubes, el 25 de marzo. Mientras algunos sugieren soluciones intermedias, como el Valencia que plantea un acuerdo “interno” entre los clubes sin necesidad de recogerla en una ley.

Pero por muy crucial que sea, la centralización es solo el primer paso. La disparidad de horarios –hasta diez diferentes–, los partidos nocturnos que dificultan la difusión en el mercado asiático o la piratería siguen siendo obstáculos para obtener mayores ingresos.

Si se superan, la Liga podría pasar de ingresar 800 millones a 1.500 o 2.000, pronostica Collet. “Esto mejoraría mucho la economía y la competitividad de los clubes”, augura.