El 11 de febrero de 1998 la selección chilena de fútbol venció a su similar de Inglaterra por 2-0. Un partido recordado hasta hoy y que significó la confirmación a nivel europeo de la calidad de un grande: Marcelo Salas.
Los nacionales, dirigidos por Nelson Acosta, llegaron al duelo disputado en el antiguo Estadio Wembley para cerrar una gira preparatoria que los había llevado antes por Oceanía, todo con miras a la Copa del Mundo de Francia.
La mítica ‘catedral’ del fútbol fue testigo de la clase del ‘Matador’, quien a los 45′ controló un largo y preciso balonazo de José Luis Sierra desde mitad de campo, para luego definir de zurda y superar la estirada de Nigel Martyn.
Ya en el segundo tiempo, llegó la confirmación de la victoria nacional por medio de tiro penal rematado por el propio Salas a las 79′. El zurdo ratificaba la fama de crack que arrastraba en nuestro continente, pero ahora ante el gran público europeo, previo a su paso a Lazio de Italia.