Brasil despidió el año con una victoria trabajada por 2-1 en un amistoso en Austria, este martes en Viena gracias a un gol de Roberto Firmino en el 83, que permitió al seleccionador Dunga continuar con un pleno de triunfos desde su regreso a la ‘Seleçao’.

Con seis triunfos en seis partidos, Dunga continúa elevando la moral de un equipo todavía traumatizado por el fracaso mundialista como anfitrión y el doloroso 7-1 recibido ante Alemania en semifinales.

“Mejoramos cada día y debemos utilizar la experiencia acumulada. Podemos ver a los jugadores evolucionando y en función de lo que pueden aportar a la selección se les va eligiendo. Es el caso de Firmino”, explicó Dunga.

Esta victoria en el Ernst Happel vienés llega apenas seis días después de la goleada 4-0 de la pasada semana en Turquía y permite a Brasil encadenar su sexta victoria seguida tras el Mundial, ya que anteriormente el nuevo equipo de Dunga había ganado en septiembre a Colombia (1-0) y Ecuador (1-0), y en octubre a Argentina (2-0) y Japón (4-0).

La mala noticia del día para los brasileños fue la lesión de Joao Miranda, que tuvo que ser reemplazado en el minuto 28 por Thiago Silva.

En la primera mitad, Austria, un equipo en ascenso y en plena recomposición, puso en apuros por momentos a los de Dunga, que parecieron acusar las bajas temperaturas.

El arquero Diego Alves salvó en el minuto 15 un balón peligroso que venía colgado y se iba envenenando por momentos.

Marko Arnautovic, el mejor de los austríacos, creó muchos problemas por la banda izquierda.

Neymar estuvo muy controlado por los defensas austríacos, que en varios momentos no dudaron en cortar su juego con faltas.

El primer gol brasileño llegó en el 64, cuando David Luiz, de cabeza, se adelantó para adelantar a los visitantes.

Oscar cometió una falta en el área sobre Andreas Weimann y Dragovic estableció de penal en el 75 un empate que ya sabía a victoria a los austríacos, pero el guión del partido no estaba terminado.

El partido lo decidió un soberbio disparo de Roberto Firmino desde veinte metros, en el 83, para que Brasil pudiera terminar el año con buen sabor, dejando atrás ya el Mundial-2014 y con la mente puesta en la Copa América de Chile-2015.

En los últimos instantes hubo tiempo incluso para un gesto simbólico para zanjar polémicas, con Thiago Silva luciendo el brazalete de capitán tras la sustitución de Neymar.