El paraguayo Deportivo Capiatá dio la gran sorpresa y consiguió una de las mayores hazañas de su corta historia al vencer como visitante por 1-0 (1-0) a Boca Juniors, en la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana, jugada el miércoles en La Bombonera, en Buenos Aires.
El defensor Lisandro Magallán (44, en contra) marcó el gol para el histórico triunfo del modesto equipo guaraní, fundado hace apenas seis años, que se lleva una gran ventaja con miras al segundo duelo, en el que tendrá la ventaja de la localía, y seguirá en carrera incluso con un empate.
El desquite se jugará el 23 de octubre en el estadio Feliciano Cáceres de Luque, y el ganador de esta llave se enfrentará en cuartos de final con el vencedor del cruce entre el argentino Lanús y el paraguayo Cerro Porteño, con ventaja parcial de los guaraníes (2-1).
De su lado, Boca estará obligado a ganar en la revancha, al menos por 1-0 para forzar un desempate por penales, por dos goles de distancia o por uno de diferencia si anota dos o más tantos para poder revertir la serie.
En los primeros minutos, el Deportivo Capiatá se plantó con un esquema consistente, con la misión de presionar para no permitirle fluidez a Boca en sus movimientos, y por esa vía incomodó bastante al conjunto local, que sólo pudo generar su primera llegada en un contraataque en el que Chávez adelantó mucho la pelota y Franco salvó al salir con rapidez.
De a poco Boca comenzó a tomar el control del balón, pero sólo podía acercarse de manera esporádica, como una volea de Martínez que Aquino despejó cuando Franco ya estaba vencido y, después, con un tremendo zurdazo bombeado de Chávez que obligó a una gran tapada del arquero visitante.
Falto de sorpresa, Boca no terminaba de arrinconar a Capiatá, que resistía con mucho orden y solvencia, con la premisa de tratar de manejar con criterio el balón, y así generó su primera gran ocasión, con un cabezazo de González que forzó la estirada de Orion.
El primer tiempo parecía concluir en cero, pero Capiatá halló el gol en una acción desafortunada de Magallán, que desvió la pelota y descolocó a Orion tras un cabezazo de Ruiz en un tiro de esquina.
Enseguida, Franco se lució para desviar un violento remate de Castellani, y en el rebote, Aquino cometió un penal por mano que el árbitro Ricci no sancionó.
En la segunda parte, Boca acentuó su dominio, pero también prolongó su carencia de ideas y de inventiva para tratar de encontrar un punto débil en la estructura de Capiatá, que retrocedió en el terreno, pero se las arregló para cortar los circuitos del local, y encontró refugio en la solidez de la defensa.
Por decantación, Boca generó acciones, pero se encontró con Franco, el arquero suplente de Capiatá, convertido en figura de la noche con un par de notables intervenciones, incluida una tapada a Meli tras una buena acción del volante en el área visitante y un bombazo de Calleri a segundos del final.
La derrota supuso un trago amargo para Boca, con un tropiezo que llegó después de que el zaguero Mariano Echeverría afirmara que “el mayor compromiso lo tenemos nosotros, porque si pasa Boca es lo normal, y si se pierde (contra Capiatá) es una catástrofe”.
Con una actuación muy por debajo de lo esperado, Boca deberá recomponerse para tratar de dar vuelta a una llave que, por ahora, tiene como dominador al modesto Capiatá, que en su debut internacional ya dio cuenta del uruguayo Danubio, el venezolano Caracas, y ahora sueña con superar al rival más trascendente en su corta carrera.