Fotografía: Sebastián Beltrán | Agencia UNO

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  • Cuando lo sacaron del cargo de ministro de Desarrollo Social, a principios de junio, muchos se sorprendieron y él no fue la excepción. Era el más popular de todos y también mejor evaluado transversalmente.

    Asumiría después al frente del Banco del Estado y dijeron que no era “Premio de Consuelo”. Era mucho mejor pagado.

    "No me dio lo mismo", dice Sebastián Sichel, sin embargo, obediente, disciplinado y leal, entendió la razón del cambio.

    Con el apoyo que mostraban encuestas, un 50% de aprobación, entre las mejores evaluaciones del Gabinete, se proyectaba ya con perspectivas presidenciales, por eso, sorprendió la decisión de Piñera.

    No obstante, aunque se pensaba que esa proyección se podía diluir, a cuatro meses de ese episodio su nombre sigue levantando intenciones de nominarlo como presidenciable.

    Lo sabe y se deja querer.

    Ha recibido visitas desde Renovación Nacional, exconcertacionistas hasta independientes, confiesa.

    Pero, su decisión, al igual que varios ministros que van por el mismo carril, explica que la definirá en marzo o abril, aunque ganas, al parecer, a Sebastián Sichel le sobran y no se las guarda.

    “Tremendo orgullo. Antes mi mamá era la única que pensaba que podía ser Presidente de la República”, apunta con tono de candidato y entre risas.

    Balance de una gestión

    Sobre su labor como mandamás en el BancoEstado, señala que está lejos del paradigma del gerente de la banca sentado en su oficina, que se puso botas, él y el pato, símbolo de la entidad bancaria estatal, y salió a la calle.

    “Estábamos en el marco de crisis, el banco público jugaba un rol vital y tenía dos pegas importantes. Uno, acelerar el financiamiento o la llegada de apoyo a través del crédito a las pymes, que estaba bastante paralizado, y dos, ser el principal pagador del Estado de todas las ayudas sociales. No es solo asumir un banco, sino romper el paradigma del presidente del banco tradicional, sentado en su silla recibiendo los balances y mirando a largo plazo, sino meterme en la gestión y el motor del banco para acelerar el financiamiento a las pymes y hacer eficaz el pago de ayudas sociales”, dijo Sichel.

    “Hemos sorteado con éxito la dificultad de tener este rol tan preponderante y que ha permitido pagar 17 millones de abonos sociales, más 7 millones de retiros de las AFP y pasar de lo que era un paupérrimo 30 mil Fogapes entregados, hasta cerca de 140 mil a la fecha, es decir cambiar la velocidad de gestión del banco. Me he dedicado a eso, me puse bototos, ponerle al pato bototos, salir a la calle, entender el problema, tener todo el apoyo de los funcionarios que se han sacado la cresta con nosotros por hacer viable este desafío gigante”.

    -Entonces, ese paradigma del gerente de banco que señala logró romperlo.

    Sí, por cierto, no entiendo el trabajo en cualquier gestión pública o privada sentado en la oficina. El mundo cambió y lo que uno tiene que hacer es escuchar la fuente directa, lo que necesitan de un banco y ponerse en la perspectiva del cliente. Muchas veces nos falta, a la elite, a nosotros mismos, lo que estamos en estos cargos, ponernos en el lugar del cliente. Me obsesiona mucho más conocer lo que le pasa a un cliente en la fila o lo que le molesta, que lo que me dicen altos ejecutivos por la gestión del banco.

    Ataque ciberseguridad

    -Por otro lado, tuvieron el problema de ciberseguridad que al final terminó afectando a los clientes, ¿existe un problema de confianza hacia el BancoEstado o no?

    Los ladrones ya no hacen túneles para robar a los bancos, sino que ataques o hackeos digitales. Lo que sufrimos fue eso, nos intentaron robar y la decisión que tomamos fue bloquear todo para que no le tocaran la plata a las personas, lo que logramos, el ladrón no pudo entrar, pero significó tomar decisiones drásticas para proteger a los ciudadanos, como cerrar el banco un día y abrir de a poco y volver a sistemas más manuales. No es que te robe el ladrón del barrio sino que es el de Asia o Europa. Van a seguir intentando robar el banco y lo que tenemos que hacer es pararlo antes. Lo hicimos, lo logramos parar, pero nos afectó las cajas y estamos buscando nuevas estrategias y técnicas que permitan detenerlos.

    -Y respecto de la confianza…

    Respecto de ello, podemos decir con orgullo que de los 4.500 ataques que han habido en el mundo a bancos este año, somos de los pocos que podemos decir que protegimos los fondos y datos de las personas, hicimos lo que teníamos que hacer. Ahora, ¿cómo lograr que esto no afecte operativamente a las personas y la gestión del banco? Es lo que estamos descubriendo nosotros y los otros bancos del mundo. Pero lo que no quiero es aparecer, como he visto algunos parlamentarios en esto, diciendo que se van a acabar los problemas de los ladrones o la ciberseguridad. Hay un desafío gigante, que no tiene que ver con la gestión del banco, en Chile tenemos sanciones muy bajas para los ciberataques y tenemos mecanismos de investigación muy arcaicos y hay un desafío parlamentario y del Poder Ejecutivo de poder regular esto.

    -Hay un proyecto de ley en trámite, ¿debería agilizarse?

    Esperamos que se apure este trámite legislativo, de alguna forma hay que aumentar sanciones y mejorar técnicas investigativas ¿Por qué Chile sufre siete ciberataques más que otros países de Latinoamérica? Parecer que que una de las respuestas tiene que ver con esta falta de regulación más estricta para condenar a los ciberataques.

    Conflicto con sindicato

    -El sindicato de trabajadores de BancoEstado reclamó porque usted públicamente señaló que se sancionaría a los trabajadores de la entidad que accedieron al bono clase media, ¿cómo toma esos cuestionamientos?

    Es un error profundo, lo pero que no podemos hacer en un banco público es no tener transparencia ante nuestros clientes. Respeto mucho al sindicato, pero en eso tenemos diferencias profundas. Tenemos que ser transparentes en sancionar a aquellos que han hecho uso de recursos fiscales. Son poquitos casos, menos del 1%, pero lo que no podemos hacer en un banco cuya confianza o que las personas depositan su confianza es del Estado, es tratar de lavar la ropa dentro de la casa y no ser explícito en las sanciones que vamos a imponer, porque sería condenar al otro 99% de los funcionarios, que se esfuerza todos los días, y mezclar la sopa entre todos. No caben las defensas corporativas. Este es un banco que no es de una familia millonaria y puede quedarse callado, acá el dueño está parado en una esquina de Puente Alto o Paicaví en Concepción y tiene todo el derecho a saber cuándo un funcionario abusa y cuáles sanciones va a tener.

    -¿Cuando habla de sanciones son desvinculaciones?

    Pueden pasar tres cosas. Alguien que de buena fe haya fallado, equivocado, o haya calculado el bono de término de conflicto de la negociación colectiva del año pasado como parte de sus ingresos, ahí hay un principio de buena fe. Hay personas que declararon menores ingresos de los que percibe, lo que es grave, y hay un tercer caso, que es una falta gravísima, que declararon cero ingresos. Con suerte son decenas, pero tienen que tener la más alta sanción. Espero que el comité de ética tome las decisiones más drásticas, entre ellas, la desvinculación.

    Salida imprevista

    -¿Le dolió cómo se dio su paso del Ministerio de Desarrollo Social al Banco Estado?

    La palabra no es dolido, lo que dije es que si no me importara el cargo donde estoy, ¿Para qué estoy? Obviamente, me provoca un pequeño dolor personal, no porque me la pidan, porque en estos cargos hay que ser ligeros de equipaje. Haber tenido la experiencia de ser un año ministro lo atesoro como la experiencia más importante de vida, pudo ser más, pero la experiencia y la oportunidad que me dio el Presidente fue para hacerlo lo mejor posible. No me da lo mismo, tenía cosas por hacer ahí, pero entiendo después de estos cuatro meses en el banco lo que me encargó el Presidente.

    -Pero, usted era el único ministro sin respaldo fuerte de un partido de Chile Vamos, ¿se sintió carne de cañón en esos cambios?

    No. Voy a decirlo al revés. Siendo lo que soy, sin partido, viniendo de un mundo de centro, ocho años dedicado a la academia, el Presidente me nombró ministro y luego para presidir el Banco del Estado. La política como el ajedrez trato de no hacerla, es desgastarme mentalmente.

    Carrera presidencial

    -¿Cómo toma esta eventual o posible carrera presidencial?

    Tremendo orgullo, antes mi mamá era la única que pensaba que podía ser presidente de la República, como no juego a la sillitas musicales ni me hecho un proyecto de vida en la política es bonito que a uno alguien le diga, en la calle o algún sector político o mundo académico, ‘oiga, debería ser candidato”. Me llena de orgullo, pero no me quita el sueño. Feliz, porque es una decisión que debería tomar en marzo o abril y que haya algo que el entusiasmo y un proyecto político detrás de esto. Pero, no es algo que se me vaya la vida, porque no estoy en esto de la carreras verticales en política.

    -¿Quiénes se le han acercado a pedirle que sea carta a La Moneda?

    Gente de partido o independientes y le he dicho a todos lo mismo, que es un orgullo. Me cargan los gallos que andan auto proclamándose. Es bonito, pero yo aun no me he proclamado ni autoproclamado como candidato a Presidente. Nunca me he autoproclamado como candidato, esto requiere un discernimiento personal, trabajo colectivo, análisis institucional, entendiendo que soy independiente. No es un partido que me levante, sino que es una decisión que tiene que ver conmigo y mi familia y si sirvo para mejorar la calidad de vida de las personas.

    -Pero entonces, igual hay una disposición a asumir ese desafío…

    Pero es algo que no me imaginé, igual cuando uno es padre por primera vez, por tanto tiene que pensar mucho las implicancias y las capacidades que uno tiene para ello y si hay equipo. Eso voy a analizar. Tengo que darle una vuelta personal, hace dos años no existía esta posibilidad…

    -Ya, pero igual le gustaría ser presidente de Chile…

    Se que creen que doy la respuesta de todos los políticos, pero soy lo más transparente posible. Me gustaría si siento que soy un aporte concreto para mejorar la calidad de vida y que no es solo una medalla en el currículum. Miren el país que estamos viviendo, el gustaría no es una decisión individual.

    -Sobre acercamientos, se habla de algunos parlamentarios de RN, pero ese partido dice que privilegiará a sus militantes, donde hay por lo menos 4 candidatos, ¿eso es lo más cercano de políticos de partidos pidiéndole ser candidato?

    Soy independiente en Chile Vamos y no pretendo cambiar. Si yo fuera militante de ese partido trataría de privilegiar a alguien de mi colectividad, obvio. He tenido conversaciones bastante transversales en el mundo de Chile Vamos y de la ex Concertación que me han dicho que les gustaría que yo sea candidato. Los he escuchado, como corresponde, pero siempre va a ser en el marco de Chile Vamos cualquier decisión que tome.

    ¿Apoyo de la DC?

    -Usted fue militante de la DC, ¿cree que ellos se pondrían tras suyo en una candidatura?

    En el mundo que viene van a haber tres grandes polos, los que están en la resistencia y creen que todo está bien y hay que frenar cualquier cambio, lo que están en la tesis de la refundación, que creen que todo lo que está mal hay que hacerlo de nuevo y los que, como yo, creen que estamos viviendo una época de cambios y lo que requiere el país son reformas. El problema de la DC es que está demasiado emparentado con los que están en la tesis de la refundación, hace políticas con ellos y un diseño institucional. Entonces, la desdibuja y la termina desapareciendo. Por eso me fui yo y la Mariana Aylwin, y muchos en su minuto, porque la DC perdió esa identidad reformista que era tan propia de la DC, mezcla entre tradición y cambio.

    -Entonces…

    Me gustaría ver a una DC que vuelva a su ética reformista, que quiere cambios profundos, pero también que cree en el proyecto país que construimos. Sí creo que hay mucho DC que cree en esto y que muchos de ellos están votando, se están moviendo de este eje, pero el partido institucionalmente empezó a ponerse mucho más cerca de la refundación. Es un error político, porque al final van a terminar desdibujándola y cuando quieran elegir refundadores, entre Jadue, Pamela Jiles u otro, siempre van a preferir a los originales. Por eso, como reformistas les iría mucho mejor.

    Así aclara Sichel, con realismo y sin dudar en sacrificar independencia política, siempre que sea al interior de Chile Vamos, atributo que, en estos tiempos, pesa y mucho.

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