Jaime Silva (BBCL)

Narcos en Santiago: la caída de los hombres de confianza de líder de la droga que opera de Bolivia

17 mayo 2021 | 12:56

La banda chileno-boliviana cayó en medio de una operación. Sus integrantes enfilaban rumbo a la capital desde el norte, cargados con drogas, cuando detectives se dejaron caer sobre ellos. Esperaban, como lo habían hecho antes, distribuir casi 3 toneladas de estupefacientes en el sector sur de Santiago. Sin embargo, seguimientos, escuchas telefónicas -que publica hoy en exclusiva BBCL- y análisis de cuentas bancarias permitieron no sólo desbaratar el grupo sino también detectar cómo blanqueaban las jugosas ganancias provenientes del narcotráfico, todo liderado en las sombras desde Santa Cruz, en el país vecino, por "El Negro". La historia es de la Unidad de Reportajes de BioBioChile.

-Ya hijo, ¿qué querí tú?
– Un whisky y tráeme un perfume.
– Ya
-Ni una hueá más.
-Ya, ya, chao.

Fin de la llamada entre padre e hijo. El interés de este papá por saber qué quiere su retoño no recae en una simple compra al supermercado. Ese 17 de marzo, Jorge Cabrera Orellana (54) maneja un camión rumbo a la Zofri, en Iquique, una zona comercial destacada por vender productos a un menor precio.

En este caso, además de ir en búsqueda del trago escocés, tiene un objetivo planificado hace días: entregar un bolso con $410 mil dólares en efectivo al brazo operativo de Bernardo Jara, alías el “Negro”, quien es sindicado como el líder, un capo del narcotráfico, radicado en Santa Cruz, Bolivia.

Los pasos de Cabrera, sin embargo, eran seguidos de cerca y constan en una investigación que tomó casi 16 meses a la Fiscalía Metropolitana Sur. A través de escuchas telefónicas, seguimientos y análisis de las cuentas bancarias se terminaron desenmascarando las actividades ilícitas de padre e hijo.

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Según quedó establecido en la indagatoria liderada por el persecutor Cristián Suárez, estas no sólo contemplaban el tráfico de cocaína, pasta base y marihuana, sino también un entramado que les permitía blanquear las ganancias que le dejaba la venta de estupefacientes en la capital chilena.

El último viaje al norte de la banda terminó con ocho imputados tras las rejas y tres toneladas de droga fuera de circulación.

El patrimonio

Corría fines de 2019, cuando la Fiscalía Metropolitana Sur en conjunto con la Brigada Antinarcóticos de la Policía de Investigaciones, iniciaron el seguimiento a la banda chileno-boliviana dedicada a la adquisición y distribución de drogas en distintas comunas de la zona sur capitalina, principalmente en La Granja y San Joaquín.

Lo primero fue detectar a los escalafones más bajos de la pirámide. Es decir, aquellos miembros de la organización que participaban de la repartición de la droga. Poco a poco, la estructura comenzó a dilucidarse: vendedores, brazos operativos y seguridad.

En la cúspide aparecía El Negro, Bernardo Jara, líder de la organización que operaba desde Bolivia, junto a Jorge Cabrera Orellana, cuñado del capo de la organización y Jorge Cabrera Jara (hijo de este último y sobrino de El Negro), más conocido como “Chochito” (27). Ambos con residencia en Chile.

Una vez identificados los mandos jerárquicos, una de las primeras pesquisas que realizaron los investigadores fue analizar las transferencias bancarias y examinar el patrimonio de cada uno de ellos, percatándose que manejaban abultadas sumas de dinero, principalmente en dólares.

Durante abril de 2021 llegó la prueba definitiva: los detectives pudieron establecer diversas coordinaciones realizadas por padre e hijo. Ambos tenían el objetivo de adquirir un nuevo camión con trompo (conocido también como betonero o de cemento) para ser utilizado en una operación. Casi tres toneladas de estupefacientes internadas desde Bolivia, esperaban en el norte de Chile.

Por lo mismo, el 11 de abril, el padre se dirigió al sector de la Panamericana Norte, en la comuna de Lampa, para retirar un camión Renault, con un gran trompo giratorio. La idea era comenzar un viaje a la ciudad de Antofagasta y coordinar la entrega con Jorge Mamani, alías “El Tuco” (mismo apodo del célebre narcotraficante de la serie Breaking Bad, Tuco Salamanca).

Dos días más tarde, Cabrera Orellana llegó manejando a la ciudad nortina, específicamente al sector La Negra y se reunió con Henry Choque Mamani y Jaime Ramos Flores, quienes llegaron en un furgón Hyundai para recibir el camión, y ser manejado esta vez por este último integrante. Todo quedó plasmado en el seguimiento que realizaron miembros de la PDI desde el inicio del trayecto.


El viaje de la droga

15 de abril, 23:00 horas. Comenzó el traslado de la droga al interior del camión con trompo con destino a la región Metropolitana. Avanzó por la ruta 5 norte, kilómetro 615, siendo escoltado por el furgón Hyundai y una camioneta Terrano, encargados de custodiar y detectar si había personal policial.

03:00 horas. Los tres vehículos continuaron su marcha al sur cuando se les une una nueva compañía: un camión Chevrolet y una camioneta Dodge, que se posicionan detrás del trompo y comienzan diferentes maniobras de chequeo para estar alertas a cualquier sospecha.

Pese a todo, el cortejo fue inútil.


En las cercanías del peaje de Pichidangui, Coquimbo, los detectives se dejaron caer. La comitiva fue controlada por la Brigada Antinarcóticos.

Lo que encontraron al interior de su estructura cilíndrica giratoria no fue cemento, sino poco más 2.947 kilos de droga. La cocaína, marihuana y pasta base venían en sacos arpilleros y bolsas de basura, envueltas en cinta adhesiva.

Pirámide criminal

Ocho horas después, a las 11:00 de la mañana ya habían caído seis miembros del convoy, exceptuando la camioneta Terrano que logró darse a la fuga por los interiores del sector Huaquén, Valparaíso.

Al primero que capturaron fue a Jaime Ramos, que según la investigación era quien estaba encargado de receptar los vehículos para ser utilizados. En este caso manejaba el camión con trompo principal.

La lista seguía con Abedrego Gutiérrez, Milton Ayca, y Cristian Mamani, los primeros de nacionalidad boliviana y el último chilena. Los tres hombres se preocupaban de darle vigilancia al camión principal; vendrían siendo los escoltas vehiculares o “punta de lanza” de la comitiva.

Los dos detenidos restantes fueron los brazos operativos del líder de esta organización, Jorge Mamani más conocido como el “Tuco” y Esteban Mamani Ramos, quienes desde las regiones de Antofagasta y Tarapacá eran los encargados de internar, receptar y acopiar la droga para luego trasladarla hasta la región Metropolitana. En esta misión manejaban el furgón Hyundai y el segundo camión trompo.

Se desconoce quiénes se dieron a la fuga en la camioneta Terrano.


El negocio familiar

Pese a todo lo ocurrido, no había rastro de Jorge Cabrera y Chochito. Ambos eran los integrantes principales de la banda. Tal como se dijo, el primero es cuñado y el último es sobrino de El Negro, el líder que tiene su residencia en Santa Cruz, Bolivia, y quien aún no ha podido ser llevado ante los tribunales de justicia.

Según las pesquisas, padre e hijo coordinaron el transporte, adquirieron vehículos de alto tonelaje y recibían la droga en Santiago en compañía de las ganancias, para más tarde blanquearlas y entregárselas fraccionadamente al Negro.

Para dar con el paradero de ambos, la fiscalía gestionó ese mismo 16 de abril una orden de incautación y registro de dos casas ubicadas en Maipú. En la primera morada se encontraron dos cajas de seguridad. Las estructuras grises sumaban un poco más de 2 millones de pesos en efectivo.

En el registro de la segunda vivienda, el infaltable velador de la habitación principal albergaba $599 mil pesos y un revólver calibre 22, cargado con cinco cartuchos, mientras otros cuatro se esparcían a su alrededor. El dueño de esta arma sin sus papeles era Jorge padre, según quedó establecido en la investigación.

Los dólares

Esta nueva escucha telefónica da cuenta de la divisa favorita que manejaba la banda: los dólares. 380 mil dólares equivalen a $256 millones aproximadamente. Es decir, cada paquete tenía un valor de 1.052 dólares, unos $750 mil pesos chilenos.

Las transacciones en dinero norteamericano no eran casuales. De ahí la segunda arista de la indagatoria: el blanqueo de las jugosas ganancias que les reportaba el narcotráfico.

Según se desprende de los antecedentes, padre e hijo efectuaron maniobras para ocultar y disimular el origen ilícito de los dineros, introduciendo de manera progresiva las ganancias a la economía formal y vulnerando los controles existentes.

La manera de disimular las abultadas sumas de dinero que recibían fue crear la casa de cambio Moneyex, correspondiente a Cabrera Jara Spa y Jormax Inversiones Spa, esta última creada por el padre en noviembre de 2020. El negocio familiar estaba instalado en Providencia, y era la apariencia “legítima” del narcotráfico.

Así, se concluyó que realizaron sucesivos cambios de divisas. El dinero que recibían por el tráfico de drogas lo transformaban en monedas extranjeras y luego efectuaban progresivas transferencias y traspasos fraccionados al extranjero. Ellos mismos lo entregaban o reclutaban a personas de tal manera que evadían los controles existentes. Esto último se desprende de otra escucha telefónica:

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El mismo 16 de abril también se incautó todo el dinero de la casa de cambio. Entre dos cajas fuertes, cajones y el mesón principal, el desglose es el siguiente: 70.732 dólares, 322.150 pesos argentinos y un poco más de 40 millones en pesos chilenos. El resto eran dólares australianos, reales, soles peruanos, pesos colombianos y euros.

Entre todo lo encontrado, la suma llegaba a los casi $101 millones.

Justamente cuando padre e hijo salían de la casa de cambio, caminando en dirección a Avenida Providencia, fueron detenidos por la PDI.

Delitos

Los ocho miembros acusados por delito de tráfico de drogas quedaron en prisión preventiva. Las tres toneladas que le incautaron junto a los vehículos utilizados para estas misiones, pasaron a ser pruebas de la fiscalía.

Por su parte, a Jorge Cabrera y a Chochito se les acusa de dos delitos más: lavado de activos y tenencia ilegal de armas. Toda la fortuna que albergaban en su negocio familiar fue decomisada, al igual que lo que se encontraba en sus inmuebles personales, como el arma y dinero.

Por el tráfico de drogas arriesgan entre 5 y 15 años, a eso sin sumarle las penas por los dos delitos restantes.