El 30 de junio de 2020 estalló el llamado Caso Motorola: la supuesta corrupción entre la Subsecretaría de Prevención del Delito y la compra de cámaras corporales a la empresa. La acusación apuntaba a Katherine Martorell (RN), en ese momento Subsecretaría del gobierno de Sebastián Piñera, a la que en una causa penal acusaron por haberse supuestamente coludido para favorecer a la empresa.
La querella por parte de Pegasus –empresa que no se adjudicó la licitación– dio paso a una investigación que duró más de cinco años, con Francisco Ledesma como fiscal a cargo del caso. Sin embargo, recientemente el fiscal Xavier Armendáriz –jefe de la Fiscalía Región Metropolitana Centro-Norte– comunicó el cierre de la investigación y la decisión del Ministerio Público de no perseverar en el procedimiento, “por cuanto durante la investigación realizada no se han reunido antecedentes suficientes para fundar una formalización y/o acusación”.
La cantidad de tiempo que se mantuvo a Martorell imputada por una causa de corrupción que, como argumentaba su defensa, no tenía ni pies ni cabeza, llama la atención, sobretodo por la falta de una formalización en que se afirmara que la Fiscalía contara antecedentes suficientes para sostener una sospecha fundada sobre su participación en el supuesto delito. Asimismo, da paso a la duda sobre la instrumentalización de las querellas y el poder judicial para mediatizar y politizar discusiones puntuales.
Radio Bío Bío entrevistó a Katherine Martorell para conocer cómo vivió este proceso y escuchar sus reflexiones tras el cierre y sobreseimiento de la investigación. La entrevista a continuación.
EL ESPERADO CIERRE
¿Cómo recibiste la noticia del sobreseimiento de la causa?
La verdad es que había pasado tanto tiempo en que ya no se decretaban diligencias nuevas, que ya no había nuevos antecedentes, que en algún minuto pensé que esto nunca iba a tener un límite, entonces fue muy emocionante.
Y me gustó el escrito que presentó el fiscal Armendáriz, que no es el fiscal que llevaba mi causa, porque además dice que no había elementos fundantes ni siquiera para formalizar. Yo creo que eso es un punto clave, porque muchas veces en los medios se dijo que iba a ser formalizada, y eso no pasó, y la formalización es el estándar más básico de cualquier investigación.
Entonces es como que ni siquiera podemos hablar de una causa, solo existió una investigación que no llegó al estrado.
EL INICIO DE LA CAUSA
¿Cómo fue la apertura de esta investigación?
En ese momento estábamos post estallido social y en pandemia. Era un momento muy complejo y yo era subsecretaria. Por supuesto, sabía de esa licitación, porque estábamos licitando cámaras corporales para la acción de Carabineros. La gente no se acuerda tanto, pero el país estaba desbordado, y tener esa herramienta era fundamental para la protección de las policías, pero también para la protección de quienes interactúan con las policías.
Y en ese contexto yo recibo la llamada de un periodista, y me cuenta de la querella y ahí es cuando escucho esto por primera vez, y le digo que la verdad es que no tengo idea, no tengo los antecedentes. Pero él me llama antes de que me notifiquen.
Yo nunca le tomé el peso a la querella porque sabía que no había nada malo en esa licitación, que no había ningún delito, y recién entiendo lo duro del golpe cuando veo que el titular es “investigación por corrupción contra Martorell”. Ahí veo la reacción de la gente que me quiere, mi familia, que me empiezan a reenviar la noticia, preguntarme qué pasa, y uno quiere trabajar y no puede porque todo el mundo quiere saber si estás bien, qué es lo que pasó, porqué pasó.
Fue súper fuerte. Tener que llamar a mi mamá, a mi papá, a mis hermanos, a mis amigos, y decirles: “Quédense tranquilos, está todo bien”.
Yo pensando en que se cerrara rápido, abrí secreto bancario, entregué mi celular, entregué la computadora, el acceso a los correos, y le pedí a los funcionarios que entregaran todo, y ellos lo hicieron. Se les menciona poco, pero los funcionarios son personas que se vieron muy afectadas, porque tú los googleas y cuando ellos buscan trabajo, aparece esta querella, y ellos no tienen la capacidad de defensa que puedo tener yo.
¿Cómo cambió tu día a día desde ese momento y durante los siguientes 5 años?
Nunca paró la noticia. Nunca. Porque la querellante siempre iba solicitando y solicitando cosas, y la Fiscalía le entregaba todo lo que pedía.
No le tomé el peso a la querella mientras estaba en el Gobierno porque creía que se iba a investigar y cerrar, pero empieza a pasar el tiempo, después me voy a la campaña de Sebastián Sichel, y me sacan en cara esta cuestión, después entro a trabajar a Providencia, me sacan en cara esto, me voy a la comisión experta, nombrada, y me sacan en cara esto.
En ese minuto, el abogado del Ministerio del Interior era Luis Hermosilla, y él se constituyó con el poder y no hizo nunca más una actuación en la causa. Mi hermano, que es abogado, me dijo en un momento “es hora de que te hagas cargo de esto, que te defiendas” y ahí yo le escribo a Luis Hermosilla para comentarle que iba a tomar un abogado privado para que viera la causa. Ahí contrato a Trinidad Luengo que es una tremenda abogada, tremenda. Y la Trini empieza a apurar la causa, las diligencias, las declaraciones.
¿Qué fue lo más difícil?
Hace 2 o 3 años, viene el peor momento.
En un minuto la querellante empieza a pedir mis conversaciones con Luis Hermosilla, que había dejado de ser mi abogado mucho antes de que explotara el Caso Audios pero finalmente solo pidió la apertura del teléfono de Hermosilla con todos los PDI que tuvieran relación con la causa. Y por supuesto, no había nada, no mencionan ni que yo existía, nada.
Pero cuando la querellante pide esta diligencia, el escrito se filtra, y empieza a salir en los medios: “Martorell vinculada al Caso Hermosilla”. Y fue una bomba de medios, todos llamando, y nadie entendía nada de esto que sonaba tan feo.
Ahí es cuando yo colapsé, en ese minuto yo dije hasta aquí no más llego, sentí que me podrían haber ganado la batalla, pensé: este daño ya es irreversible.
LAS CONSECUENCIAS
¿Y en qué te limitó mantenerte bajo esta presión mediática y estar siendo investigada durante todo este tiempo?
En todo. Cada vez que yo tenía que tomar una decisión para mi vida, sabía que esto iba a generar un impacto, sabía que esto iba a volver a salir. Incluso cuando decidí la fecha de mi matrimonio fue un tema, porque en ese minuto el fiscal estaba citando a declarar y obviamente iba a ser noticia cuando me citara a mí, y yo sabía que si calzaba con mi matrimonio me iba a afectar muchísimo.
Cada vez que yo sabía que venía una noticia tenía que preparar a mi familia, avisar en la pega, y por dentro sabiendo que no hay nada, aceptando que en la calle alguien te grite “¡corrupta!”, que te funen.
Uno entiende cuando uno decide esta vida, que tiene un costo, que uno tiene que ser capaz de tolerar la opinión pública, la dureza con la que te pueden tratar las personas, pero ahí lo difícil es cómo afecta a tu familia y cómo aplica para tus decisiones.
¿Afectó esto a tu vida política y tus oportunidades en este ámbito?
Sí. Me he tenido que resguardar de estar en lugares y tomar decisiones por no afectar el proyecto político. No porque tenga miedo a hacer algo, sino que para no afectar la colectividad, algo más importante que uno.
¿Cómo fue el apoyo de tu partido?
Siempre me apoyaron. Siempre. El presidente Piñera estuvo siempre conmigo, me preguntaba cómo estaba yo, si necesitaba algo. Evelyn Matthei, a pesar de todas las noticias que salían me mantuvo en su equipo en la municipalidad de Providencia. En periodos de campaña, Jaime Bellolio, tuvo que responder muchas veces porque yo estaba contratada en Providencia.
LA INSTRUMENTALIZACIÓN DE LAS QUERELLAS
¿Crees que las querellas hoy se pueden utilizar como una forma de instrumentalizar la justicia? En temas políticos, mediáticos…
Absolutamente. Y en temas comerciales. En esa licitación pública postularon ocho empresas, y el Tribunal de Compras Públicas le dijo a la querellante que no tenía ninguna posibilidad de ganarse esa licitación.
Esta empresa no es la primera vez ni la segunda que se querella, y es complicado cuando las empresas le generan daño a quienes deben tomar una decisión. Porque cuando tú tienes miedo de no adjudicarle a una empresa porque sabes que después se pueden querellar en contra tuya… existe mucha utilización de la querella.
Yo creo que ahí hay algo que revisar. El derecho del imputado, porque creo que se debe diferenciar entre la investigación y la imputación de un delito, porque sabemos que el titular “imputado por” es demasiado sabroso, y genera este incentivo perverso para presentar querellas, desde la utilización de la política, la opinión pública o para fines comerciales o económicos.
Y también me parece que una una investigación no puede ser eterna.
¿Cuál es la sensación con la que tú te quedas respecto al funcionamiento del Ministerio Público?
Desde mi experiencia, es evidente que hay una sobrecarga del trabajo en el Ministerio Público, y que la cosa mediática genera una presión en las decisiones que debe tomar. Quizás si mi causa no hubiese sido conocida, hubiese terminado mucho más rápido. Probablemente el fiscal optó por entregar todas y cada una de las diligencias que pedía la querellante para sentirse absolutamente respaldado de la decisión que estaba adoptando. Cuando las causas son públicas hace que esto sea más lento, y la cantidad que se invirtió en esta causa en tiempo, policías, peritaje, informes, es tremendo.
A mí me parece una señal eso que el cierre de la causa, el no perseverar, venga firmada por el fiscal Armendáriz, que es el regional, y no por el fiscal que llevaba la causa. Quizás esto es una práctica, no sé.
UN FUTURO LIBRE
¿Y qué se viene ahora para tí?
Lo primero que siento es la libertad, la libertad de no cargar con esta mochila, con este peso, con el cuestionamiento permanente. Porque con ese cuestionamiento, tú hablas en una radio y te escriben “corrupta”, te presentan a alguien y sabes que sabe que estás siendo investigada por algo que suena a corrupción.
Liberarte de esa mochila te permite mirar hacia adelante, saber que puedes tomar la decisión que quieras sin cargar con ese peso, y que no tienes que pensar dos veces en eso respecto a lo que quieras hacer en el futuro. Que quienes se relacionan contigo en el trabajo, tu familia, no tienen que dar explicaciones.
¿Con qué reflexión te quedas después de este periodo?
Creo que existe una vulnerabilidad de todas las personas que están en los servicios públicos o medios de comunicación de verse afectados por este tipo de situaciones. Yo creo que aquí hay que hacer un llamado a la responsabilidad de quienes ejercen estas acciones, y también de quienes las comunican.
Toda la cantidad de horas o de noticias que salieron respecto a mi investigación, no están ni cerca de ser comparables con las del cierre de la investigación, entonces en algún punto esto tiene que encontrar un equilibrio. Porque es legítimo hacer estas acciones, pero tiene que haber un castigo para el que las ejerce buscando algo distinto a la justicia.