El receso parlamentario no es sinónimo de vacaciones para Iván Moreira. El senador de la Unión Demócrata Independiente, representante de la región de Los Lagos, se dedica año tras año a responder las consultas de la prensa, sin salir de Santiago, en la temporada estival. “Es más tranquilo, no hay contaminación, no hay tanto tráfico”, explica.
En conversación con la Unidad de Investigación de BioBioChile, Moreira desmenuza la próxima carrera por La Moneda, poniendo todas sus fichas en Evelyn Matthei, de quien dice que “se ha ganado el derecho a ser presidente de Chile”.
En la vereda contraria, ve al Gobierno de Gabriel Boric como “el peor de los últimos años”, aunque critica a los políticos de izquierda que lo cuestionan en los pasillos del Congreso: “Usan expresiones hasta bastante groseras, diría yo. Expresiones de menosprecio”, asegura.
Para él, no hay una amenaza real a Chile Vamos por las candidaturas presidenciales de José Antonio Kast y Johannes Kaiser, aunque augura unas elecciones parlamentarias difíciles: “Me parece que lo que pretenden es un camino propio para que sigamos en la oposición en el Congreso”, lanza.
“El nombre de Bachelet ha renacido por una desesperación de la izquierda”
―Evelyn Matthei perdió una elección presidencial contra Michelle Bachelet por más de 20 puntos en 2013. ¿De verdad cree que es la candidata para triunfar en la próxima elección?
―Evelyn Matthei tiene los atributos y los apoyos para ganar la próxima elección presidencial. Michelle Bachelet, en su último gobierno, significó un retroceso para Chile, y va a tener que dar muchas explicaciones por eso. De tal manera que no se trata de subestimar a Bachelet, pero creo que, en las condiciones en que competiría con Evelyn Matthei, estaría en desventaja.
―Entonces, ¿por qué cree que el nombre de Bachelet vuelve a sonar para ser candidata?
―Ha renacido por una desesperación de la izquierda, porque no tienen otros candidatos, no tienen liderazgos nuevos. De tal manera que es una candidata que tendrá que poner sus condiciones. ¿Y cuál va a ser su decisión? “Si yo voy, no quiero primaria”, porque ella no se va a exponer a una primaria. Pese a eso, es una decisión difícil para la presidenta Bachelet. No creo que ella quiera terminar su carrera política como expresidenta siendo derrotada.
―Usted dice que la candidata Evelyn Matthei tiene los atributos para ser presidenta, ¿a qué se refiere?
―Capacidad, liderazgo, que ha construido durante todos estos años como alcaldesa. Todas las personas van creciendo políticamente. Por las condiciones que hay en el país, hoy día ella tiene una gran oportunidad.
―¿Cómo cree que se siente ella, ahora que la derecha se pone tras suyo, cuando el 2014 incluso su padre dijo públicamente que la habían dejado sola? ¿No le parece que hay oportunismo más que convicción?
―Sería de una ingenuidad tremenda pensar que en política no hay oportunismos. Eran otros escenarios. Y nosotros podemos deducir que tomamos decisiones equivocadas en el pasado. Lo importante es corregir esas cosas. Ahora, Evelyn Matthei es una persona que se ha ganado el derecho a ser presidenta de Chile, precisamente por sus convicciones. Hoy día, en la derecha, existe convicción, independiente de lo que haya pasado, de que ella se la puede. Nosotros estamos en una campaña con Evelyn Matthei para avanzar y ganar. Y ganar no por ambición, sino por tratar de sacar adelante a Chile de un abismo que todo el país reconoce.
La “tarea titánica” de Matthei
―¿Cómo sería un gobierno de Evelyn Matthei?
―Sería un gobierno con una tarea titánica, pero posible, de sacar adelante a Chile, fundamentalmente por el estado económico, social y de seguridad que está dejando el Gobierno del presidente Boric. Un gobierno que no va a tener recursos, que va a buscar fórmulas que pretendan financiar aspectos hoy día prioritarios para todos los chilenos: el tema de la seguridad, inmigración, el tema del desarrollo.
―Esas son banderas que también han levantado Kaiser y Kast. ¿Por qué cree que Evelyn Matthei las puede izar mejor?
―Fue una gran alcaldesa, tiene la capacidad de entender cosas que a veces son difíciles de comprender en el contexto nacional. Entonces, cuando uno ha sido alcalde, tiene una perspectiva mucho mayor de las cosas. Kast y Kaiser representan a una derecha muy dura, que tiene rabia, que está enojada por lo que ha pasado en estos últimos años en el gobierno de Boric. Entonces, el discurso de ellos, de Kast y de Kaiser, es un discurso de arengas, un discurso de división, de enfrentamiento. Nosotros hemos aprendido que hay que evitar los enfrentamientos, porque terminan muy mal, y hemos privilegiado el diálogo.
―¿Cree que el discurso de ellos puede funcionar?
―Las cosas no se solucionan sólo con enfrentamientos. Es muy fácil y oportunista, yo diría, este discurso, de estar furiosos, enojados con todo. Y lo más increíble de esto es que los que proponen estas arengas de odiosidad, yo pregunto: ¿qué le han ofrecido al país? Puros titulares. ¿Qué solución le han presentado al país? Ninguna. Están en contra de todo.
―¿No ve entonces una amenaza para Chile Vamos en Kast o Kaiser?
―No creo que sean una amenaza, porque yo siento que la que va a pasar a segunda vuelta va a ser Evelyn Matthei. Ahora, usted comprenderá que si Evelyn Matthei gana y va a segunda vuelta ellos no se van a restar ni van a votar por la izquierda, el sentido común es que se van a tener que cuadrar con Evelyn Matthei.
―En cuanto a las parlamentarias, usted ha dicho que está más complicado que la presidencial.
―Sí, porque los nacionales libertarios y los republicanos han tomado la decisión del camino propio en el sector. Me parece que lo que pretenden es un camino propio para que sigamos en la oposición en el Congreso. Nosotros estamos perseverando en que reflexionen para llegar a acuerdos en una parlamentaria, ya que ellos nos notificaron que, bajo ninguna circunstancia, van a ir a una primaria presidencial con Chile Vamos.
“A Boric lo tratan con menosprecio”
―Usted ha mencionado la rabia. Parece que hubo algo de eso en el estallido social y después en los procesos constituyentes, con asambleas de colores políticos radicalmente distintos.
―Ese descontento siempre existe y creo que sigue, porque la gente tuvo una esperanza. Pero lo que sucedió con este gobierno es que, en vez de esperanza, existe hoy desesperanza. De los últimos años, de los últimos períodos en democracia, este es el peor gobierno de todos, el del presidente Boric. Y hay mucha gente en el oficialismo, en los partidos que fueron la Concertación, muchos chilenos que votaron por Boric, y hoy día están arrepentidos. Pero ellos fueron los que lo eligieron. Yo no he visto aquí un mea culpa de los ciudadanos que votaron por un joven que tuvo una oportunidad. Porque esos sectores políticos no tenían a nadie que pudiese ganar.
―Pero, ¿por qué tendrían que hacer un mea culpa?
―Porque cuando uno vota por alguien no puede lavarse las manos. Tiene que asumir. Ahora hay un 29% que lo sigue apoyando…
―Pero si es por eso, desde que Michelle Bachelet salió del gobierno en 2010, los presidentes están con índices de aprobación bajísimos. En general, se ha vuelto más la norma que la excepción que un presidente esté bajo agua.
―Bueno, hay momentos políticos y situaciones políticas que influyen. Hay fotos dentro de los distintos gobiernos donde suben, bajan las encuestas. Yo siento que cuando se habla de Boric… Boric estuvo ahí y ganó las elecciones. Pero tienen que hacerse responsables los que lo hicieron, no lavarse las manos como muchos dicen. Hay una responsabilidad de la misma centroizquierda y la izquierda. Él no es solo responsable de que esté ahí. A él lo fueron a buscar.
―¿Usted cree que se ha quedado solo, que le quitaron el piso?
―Pero, por supuesto. Las cosas que se dicen “en pasillo” no se hacen públicas. Las expresiones que se dicen “en pasillo” sobre él no se hacen públicas.
―¿Y cuáles son esas expresiones?
―Te diría que son expresiones hasta bastante groseras, diría yo. Son expresiones de menosprecio. Esa es la palabra: expresiones de menosprecio. Entonces, cuando uno les dice a esas personas: “Oye, pero si ustedes lo eligieron”. Ahí caen.
―¿Me está hablando de parlamentarios, no es cierto?
―Sí, de políticos y de gente que le gusta la política en términos generales.
―¿Le parece que esa es la manera de referirse a un presidente?
―No, pues. Yo creo que cada vez más no se protege el cargo de presidente. O sea, no sé… Yo te diría que hay un desgaste muy grande y una evaluación que impide proteger la figura del presidente de la República. Yo, en ese sentido, respeto a los presidentes. Este presidente fue elegido con una cantidad mayor de votos que otros presidentes. Ahora, era un momento político especial. Había un cambio en la normativa electoral.
“Hasta el último palestino le puedo decir que Chile va a defender siempre su país”
―Gabriel Boric comenzará el próximo 11 de marzo su último año de mandato. ¿Qué aspectos destaca de su gestión?
―Yo le reconozco al presidente su franqueza, su consecuencia en materias de derechos humanos. Le reconozco que, en forma compartida, hemos llegado a acuerdos en materias laborales. Porque las cosas que se han aprobado en materia laboral, muchas de ellas han sido por acuerdos con la oposición. No ha sido solamente obra del Gobierno.
―Usted menciona el tema de los derechos humanos. Ha sido bastante activo al defender públicamente al pueblo palestino. ¿Cuál es su análisis de la posición chilena?
―Chile, afortunadamente, siempre en política exterior ha tenido una política de Estado. Y nosotros, cuando ha habido decisiones muy difíciles, hemos estado siempre detrás del Presidente, independiente del color político, para defender a Chile, su soberanía. Como también, desde que llegó la democracia, defender cabalmente los derechos humanos. En ese contexto, creo que el Presidente ha tenido la consecuencia de la defensa. Y creo que lo que ha pasado hoy día en Gaza, en Palestina, claramente es un genocidio con mayúsculas. No le busquen interpretaciones.
―Una de las noticias esta semana fue la idea de Trump de intervenir en Gaza.
―Lo que plantea el gobierno de Trump, de comprar, administrar la Franja de Gaza como un territorio que pase a tener dependencia de Estados Unidos es no entender que este es un pueblo que tiene derecho a ser un Estado libre y soberano. Ahora es un Estado oprimido por un ejército que mata despiadadamente a más de 50 mil personas, de las cuales un 30% o un 40% son niños. Y muchos otros sobreviven, pero quedan mutilados para toda la vida.
―En ese sentido, ¿cómo ve las actuaciones la comunidad internacional para frenar esto?
Creo que la comunidad internacional no ha estado a la altura de tratar a Palestina como se merece. Esta no es una operación inmobiliaria en la que llega Estados Unidos, toma el poder y construye. Porque el día de mañana, frente a cualquier dificultad puede venir a cualquier país latinoamericano donde haya debilidad, y toma posesión de un territorio. No. Palestina tiene el derecho a defender su soberanía. Y yo, hasta el último palestino, luego de este verdadero exterminio, le puedo decir que Chile va a defender siempre su país.
―Usted habla de la evolución política suya y de la derecha respecto a este tema…
―Estábamos alejados en décadas pasadas, pero en estos 35 años de democracia ha habido un aprendizaje en nuestra sociedad de la universalidad de los derechos humanos, y ese aprendizaje lo demostramos hoy en nuestras acciones y no como la izquierda, con su doble estándar que sigue defendiendo hoy como ayer todas las dictaduras de izquierda en el mundo.
Ahora, no me lavo las manos con mi pasado. Nunca, en las buenas y en las malas, aunque me trate de traidor esa extrema derecha, he dejado de reconocer mi apoyo al gobierno militar y a la figura del general Pinochet. Yo ahí no me pierdo. Ahí voy a morir siempre con las botas puestas. Que se cometieron errores, se cometieron, diría yo, abusos a los derechos humanos. Fue una realidad. Pero, a pesar de ello, no opaca el hecho de que yo me siento parte de una generación que salvó la vida de un país que iba a pasar a las manos del imperialismo soviético y de Cuba. Además, yo siempre he reconocido que, en materia gubernamental, fue un gran gobierno.
“Cuando hay rabia y violencia, termina en violencia”
―Más allá de las posiciones políticas, ¿cómo cree que ha cambiado su actitud con el tiempo?
―Cuando asumió el gobierno de Aylwin, nosotros veíamos a la izquierda como un enemigo. Con el tiempo, y gracias a la democracia, los vimos como adversarios y construimos una amistad cívica para poder dialogar, para poder conversar con altura de miras. Lamentablemente, eso que construimos en democracia se ha visto opacado por el comportamiento de los sectores de izquierda en la Cámara de Diputados. Porque es un ambiente irrespirable lo que pasa ahí.
―¿Qué rol cree que cumplen los partidos como el Republicano y el Nacional Libertario en ese escenario?
―Estos grupos de derecha dura, de ultraderecha, representan ese descontento. Porque, cuando uno conversa con la gente que apoya estas posturas, del Partido Libertario y Republicano, uno se da cuenta del estado de ánimo de esas personas. Tienen un estado de rabia. Eso es lo que siente ese grupo. Por cierto, una persona que está con rabia es muy difícil de convencer, es muy difícil llegar a acuerdos por el bien del país. Porque, de lo contrario, no se opondrían a todo.
―¿Y usted era una de esas personas con rabia en su juventud?
―Sí, yo diría… no sé si rabia. Yo no hablaría de rabia. Yo hablaría de fanatismo. Pero eso es pasado.
―Pero pensando en lo que puede decirle a una persona que ahora ve con esa rabia.
―No, puede decirle que eso no lo va a conducir a ninguna parte. Cuando hay rabia y violencia, termina en violencia. Y este cambio es muy difícil imponerlo. Ese cambio tienen que hacerlo las personas. Reflexionar. No mantenerse así. Y, aunque a mí me critiquen, aunque a mí me traten de traicionero, de cuanta cosa hay, porque yo he privilegiado el diálogo, no retrocedo ni un paso. Sigo avanzando en el aprendizaje. Porque el hombre, a cualquier edad, siempre tiene que aprender de la vida.