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Ximena Rincón: "Ibáñez es autorreferente, narciso y no le importa arriesgar un proyecto colectivo"

Sábado 27 enero de 2024 | 06:01

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Ximena Rincón | IG

En su arremetida contra el diputado Diego Ibáñez, enfatiza que los polémicos dichos contra ella trascienden a la figura del parlamentario y -citando a Zygmunt Bauman- apunta a que se trata de un asunto de ética compartida: "Lo que hizo implica y afecta al Presidente y al gobierno", afirma. Por eso sigue esperando una disculpa de él o de La Moneda. Asegura también que no se trató de un simple error, sino que buscaba hacer caer la reforma previsional para "victimizarse" y luego atacar a Demócratas, su partido.

Ximena Rincón, senadora y presidenta de Demócratas, fue la protagonista de la semana política. O al menos la coprotagonista. Quedó en el centro de la polémica luego que el diputado Diego Ibáñez, presidente de Convergencia Social -el partido del Presidente Gabriel Boric-, apuntara contra ella en la Cámara en medio de la votación más importante del gobierno hasta ahora: la reforma previsional.

Todo en un escenario donde los votos del partido de centro eran clave. Las pifias fueron instantáneas en Sala. Se trastocó todo el ambiente. La escena enfureció a La Moneda y en particular a los ministros que habían invertido horas y semanas de diálogo para conseguir los votos.

Demócratas aportó su respaldo a la idea de legislar, pero de la propuesta del Ejecutivo apenas sobrevivió la “cáscara”. Y ahora que pasó al Senado habrá que volver a comenzar. En conversación con BioBioChile, la senadora repasa la turbulenta semana legislativa y lanza toda la caballería contra el diputado. Aunque ella evita llamarlo así. Simplemente se limita a decirle “señor Ibáñez”.

“Ibáñez quiere ser Boric, pero no quiere ser Boric”

—Evidentemente, esta semana usted fue protagonista de la agenda política, en medio de la discusión de la reforma previsional. Cómo dijo el senador Matías Walker ¿Le parece que es tonto el diputado Ibáñez?

Yo creo que alguien que hace tonteras es un tonto. Aquí o en la China, da lo mismo. Creo que las personas tienen que entender que las actuaciones obviamente tienen calificación. Y una actuación inteligente es inteligente y una actuación tonta es tonta. Y esta claramente es tonta y no lo digo yo, lo han dicho todos. Exponer el fracaso o exponer la falta de votos a una reforma que le importaba al Presidente de la República, por parte del presidente del partido del Presidente es claramente una tontería.

—¿Por qué cree que el diputado quiso darse ese “gustito” en medio de una discusión tan relevante? Sobre todo cuando el propio gobierno le había pedido a sus parlamentarios abstenerse de hacer esa clase de comentarios.

El señor Ibáñez actúa permanentemente así.

—Rafael Gumucio, en una columna reciente, dijo que “Ibáñez es un Boric que quiere ser más Boric que el propio Boric” ¿Hace propios esos dichos?

Creo que Rafael Gumucio lo retrata muy bien. Yo creo que el señor Ibáñez quiere ser Boric, pero no quiere ser Boric. Yo creo que Ibáñez quiere ser un personaje y hace estas cosas para sobresalir, independiente de que eso pueda o no ayudar al gobierno de Boric, que es militante de su partido. O sea, él es una persona que es autorreferente, narcisa y que no le importa poner en riesgo un proyecto que debería ser colectivo.

—Y siguiendo con la referencia ¿”Diego Ibáñez es un Boric que no quiere crecer”?

Yo creo que es un mal que afecta a muchos en el gobierno y que no asumen que ya dejaron atrás la comodidad de la dirigencia estudiantil o la irresponsabilidad de la dirigencia estudiantil. Y que hoy día son adultos con responsabilidades, que afectan en sus decisiones —para bien o para mal— a terceros.

Un “Frankenstein” previsional

—¿El manejo político para sacar adelante esta reforma, la más importante del gobierno hasta ahora, ha sido deficiente? ¿O se trata sólo de un error del diputado Ibáñez en particular?

Yo creo que hay que distinguir dos planos. Uno el del señor Ibáñez y otro el del manejo de la reforma en sí de los ministros. Y ahí yo creo que los economistas que hablaron, creo que fue Repetto entre otros, dan en el clavo al señalar que con el afán de sacar adelante la reforma esta se fue transformando en algo que la economista Iris Boeninger califica como un “Frankenstein”.

—¿Por qué?

Porque a uno le dan una cosa, a otro le dan otra y a otro le dan otra para ir sumando votos que le den la mayoría. Y eso hace que se deforme o pierda consistencia la reforma que ingresaron a trámite legislativo, sin entrar a calificarla si era buena o mala, simplemente por el afán de conseguir votos van concediendo una y otra cosa a los distintos parlamentarios que al final la transforman en una cosa absolutamente inconsistente.

—¿Usted cree entonces que una vez que se finalice la discusión de esta propuesta va a terminar siendo radicalmente distinta de como entró?

Se va a ir al Senado con sólo una cáscara, vale decir, un título, una caparazón, obviamente que si la quieren sacar adelante va a ser muy distinta de la que entró y eso obviamente es parte de cualquier proceso legislativo. Si no aceptan modificaciones que permitan tener una reforma que sea consistente y que logre el objetivo que es tener mejores pensiones en el país, simplemente no va a haber reforma, porque no va a tener los votos para ello. Independiente de que nosotros vamos a concurrir con nuestros votos para la idea de legislar, que es lo que habíamos conversado con nuestros diputados en la Cámara de Diputados.

—Y al margen de la equivocación y considerando la importancia que tiene para la ciudadanía el proyecto, fue exagerado…

¿Equivocación? ¿Qué equivocación?

—Del diputado Ibáñez, me refiero.

Yo no creo que sea una equivocación. Yo creo que hay una intencionalidad.

—¿Cree que el diputado Ibáñez quería estropear las negociaciones con esa declaración?

No, yo creo que el señor Ibáñez lo que hizo fue hablarle al 30% del gobierno. Eso es lo que hizo él. Pero eso no es una equivocación. Es un acto consciente. Otra cosa es que sea un error, desde el punto de vista político, para lograr el objetivo. Porque podrían haberse caído los votos, si se hubiese tratado de otro sector y no se habría aprobado la idea de legislar. Ahora, ahí la pregunta es, ¿eso era bueno o malo para el 30%? A lo mejor era bueno, porque eso permitía victimizarse y encasillar a Demócratas en un sector, que es lo que estaba buscando hace mucho rato mucha gente del gobierno. Y nosotros nos hemos mantenido en una línea de centro, en que recogemos las buenas ideas, aunque vengan de la izquierda o de la derecha.

—¿Ese era el trasfondo entonces, que se quería atacar la institucionalidad de Demócratas?

Si, yo creo que la provocación del señor Ibáñez lo que buscaba era atacar la credibilidad de nuestros diputados y diputadas y obviamente a la institución del partido, pegándole a la presidenta del mismo.

Ximena Rincón: “Mi conducta ha sido intachable durante 14 años”

—Al margen ¿Fue exagerada (o no) la reacción de Demócratas en medio de la discusión? En buen chileno ¿No fue ponerle mucho?

Voy a citar a Zygmunt Bauman. Hoy (ayer), en un acto de entrega de viviendas en Maule, el ministro Carlos Montes le regaló a la gobernadora y nos dijo a todos los diputados y senadores que estábamos ahí, que teníamos que leer a Bauman, La ceguera moral. Nos habló de la ética. Entonces, aprovechando ese regalo que nos hizo el ministro, creo que en la política tenemos que recuperar la ética. Y el señor Ibáñez hizo dos imputaciones graves. Una, que yo entregaba órdenes de partido a mis diputados, como presidenta de partido. Y dos, que yo tenía un conflicto de interés.

Y creo que aquí la ética individual no es suficiente, sino que se necesita que en política entendamos que hay responsabilidades compartidas. Y el señor Ibáñez hizo estas imputaciones y no le puede salir gratis. Una, porque supuso que yo instruía a mis parlamentarios y ellos no tenían autonomía o no trabajábamos colectivamente. Y dos, señala que yo tengo algún conflicto de interés. Yo hace 14 años dejé de ser directora de Provida, que es un hecho público y conocido. Y no solo dejé de serlo, sino que además me tocó, como ministra del trabajo, representar y objetar la fusión trucha que hizo esa AFP, la misma en donde yo fui directora, y que evitó que pagara miles de millones de pesos en impuestos al fisco. Y eso terminó con la salida de la superintendenta.

Entonces, si yo tuviera conflicto de interés, habría respaldado esa acción y no lo hice. Y me parece que el señor Ibáñez tiene que dar algún ejemplo de algún conflicto de interés que me ligue a la industria de las AFP. Y lamentablemente ningún medio dice ni destaca esto. Solo destacan que yo fui directora y que se me acusa de conflicto de interés. Y nadie destaca que mi conducta ha sido intachable durante 14 años.

Ximena Rincón: “Lo que hizo Ibáñez implica y afecta al Presidente y al gobierno”

—Tras la polémica ¿Espera una disculpa de La Moneda o del propio diputado?

No yo, porque esto no se trata de Ximena Rincón, se trata de Demócratas. Nosotros esperamos una disculpa del señor Ibáñez o del gobierno, porque él preside el partido del Presidente de La República. Y hasta ahora eso no ha ocurrido.

—¿No se ha acercado nadie del oficialismo a conversar con usted a raíz de lo sucedido? ¿Ningún ministro, nada?

Nadie. Esto es, usando nuevamente a Baumann, ética compartida. Por lo tanto, lo que hizo este señor (Ibáñez) implica y afecta al Presidente y al gobierno.

—Y respecto de la propuesta ¿Está a favor de mantener el 3×3 o eso está en duda?

No, nunca hemos estado de acuerdo con eso. Entregamos una propuesta pública en agosto del año pasado al gobierno, no solamente respecto de cómo se distribuía el porcentaje adicional, sino que de una serie de aspectos. Y en materia del porcentaje dijimos 4,2% para las cuentas de los trabajadores y 1,8% solidario al financiamiento de un seguro de longevidad que permita acortar las tablas de mortalidad, que hoy día son excesivas y hacen que la gente más sencilla, que vive menos, tenga pensiones que son miserables. Entonces, esto lo plantearon nuestros diputados, lo plantearon a la ministra, a los ministros en una reunión en La Moneda, y se les dijo que no, que no era posible.

Y nosotros hemos seguido insistiendo en esto, porque nos parece que es fundamental. Y esa discusión de las pensiones no es una discusión que tenga que ver con Demócratas, tiene que ver con el país, con nuestros adultos mayores, con los trabajadores, con la gente de esfuerzo. Hoy día, trabajar, aportar al sistema, ahorrar, al final es menos importante que tener una pensión garantizada. Y eso no puede ser.

—¿Cómo prevé que se viene la discusión en el Senado?

Nosotros vamos a aprobar la idea de legislar, lo hemos analizado de todas las maneras posibles, y vamos a discutir en las instancias formales las indicaciones que nos permitan corregir un mal proyecto.

—¿A su parecer, la negociación vuelve a comenzar o sigue desde el punto en el que estaban antes de votar en la Cámara?

Tiene que volver a comenzar. Lo que llega al Senado es solo la cáscara.

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