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Sichel critica a la clase política chilena desde Europa: "Se está farandulizando el debate público"

Miércoles 06 julio de 2022 | 06:30

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Edición: Jaime Silva

Han sido varios meses en los que Sebastián Sichel se ha mantenido más bien alejado de la esfera política. Luego de perder las elecciones presidenciales en noviembre pasado, el exministro de Desarrollo Social durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera armó sus maletas junto a su familia y se fue a Europa, desde donde se tomó unos minutos para conversar con BioBioChile.

Es en la ciudad italiana de La Spezia, ubicada en la región de Liguria, capital de la provincia del mismo nombre, en donde actualmente reside. No obstante, para este mes tiene programado su regreso a nuestro país. Pese a haberse alejado de la política, Sebastián Sichel asegura que seguirá defendiendo sus ideas.

En un sincero diálogo con BioBioChile, el abogado entrega detalles de cómo ha sido este segundo aire en el Viejo Continente: lleva una rutina más bien hogareña, la que va desde despertar a sus hijos hasta preparar el almuerzo. Esto, mientras trabaja en la tesis de su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona que postergó por su candidatura.

El excandidato de Chile Vamos además repasa lo que fue su campaña presidencial, admitiendo que cometió errores aunque apuntando, a su vez, a malas prácticas instaladas en la política chilena.

En tanto, abordó la discusión sobre la propuesta de nueva Constitución entregada por la Convención Constitucional al presidente Gabriel Boric.

Si bien votó a favor de tener una nueva Carta Magna para nuestro país, luego de ver el trabajo realizado por el órgano constituyente decidió inclinarse por el Rechazo. En esta entrevista explica sus razones.

Con miras al Plebiscito

-Usted votó por el Apruebo en 2020 para tener una nueva Constitución pero ahora se decanta por el Rechazo. ¿Qué pasó en el camino?

Primero porque cuando voté por una nueva Constitución, tenía la convicción de que era una tremenda oportunidad de tener una Constitución democrática para el siglo XXI, que uniera a los chilenos y que nos estableciera una hoja de ruta en común. Y además, como profesor de Derecho Constitucional, estaba convencido de que era importante que la Constitución gozara de una legitimidad transversal, de izquierda, de derecha, de centro y de gente independiente, de manera que todos la respetáramos y no siguiéramos con la discusión de lo que pasaba hasta ahora con la Constitución de 1980, la que varios sectores no la consideraban como legítima.

Lo que me pasó en el camino es que vi que en vez de que ocurriera ese resultado, lo que pasó en la discusión de la Convención Constitucional, más bien fue dar vuelta la torta: ahora había un sector político que lo que trataba de hacer todo el tiempo fue poner sus condiciones y que además no estaba preocupada por el bienestar de Chile, sino más bien pasar la cuenta a los que sentían que habían derrotado en las elecciones.

-Entonces…

El texto que entregaron no soluciona el problema de fondo. No es una Constitución que vaya a unir a los chilenos, no es una Constitución que vaya a generar paz social y, quizás lo más importante, no es una Constitución que vaya a permitir que la clase media y las clases vulnerables vayan a vivir mejor en el futuro ni focalice la acción del Estado en ello. No cumplió el objetivo simplemente.

-¿Está a favor de que el proceso constituyente continúe, en el caso de que gane el Rechazo?

Por supuesto, yo creo que tenemos una herida abierta que son unos textos constitucionales que no logran ser queridos por los chilenos. Por lo tanto, tenemos que avanzar hacia lo que fue el mandato original, una nueva Constitución por caminos distintos que aprobar este texto.

Su nueva vida en Italia

-¿Cómo han sido estos meses en Europa para usted y su familia?

Lo dije el día que perdí la elección: yo tenía una deuda pendiente de tiempo con mis hijos, ellos son muy chicos. Yo fui ministro, representé al Banco Estado, fui vicepresidente de la Corfo durante cuatro años en épocas complejas, y muchas veces los costos los paga la familia. Yo creo que la política es con llorar y que los políticos que no se conectan con su intimidad, con su familia y con sus amigos, son una especie de robot que no entienden el país en el que viven. Por lo tanto, ha sido muy importante para mí estar de nuevo con mi familia.

Y en lo intelectual, me ha permitido mirar con distancia, sin la calentura de las campañas y la polarización política que ha estado ahogando al país. He podido leer mucho y darme cuenta que tenemos una oportunidad gigantesca para desarrollarnos como país, y que nos estamos farreando esa oportunidad por una polarización que está volviendo cada día más estúpida a la clase política. Está más preocupada de pegarse codazos entre sí, que de abrazarse para construir un destino común. Espero llegar a contribuir a eso, a detener la polarización, a detener la estupidez de farrearnos la oportunidad de llegar al desarrollo, y espero poder ayudar a cruzar puentes, a construir acuerdos y a buscar mejores salidas para el país.

En lo humano, ha sido un reencuentro conmigo mismo y con mi familia, y en lo político, ha sido un reencuentro con lo que para mí es esencial: trabajar para que los chilenos vivan mejor y dejarnos de la estupidez en la que nos tiene involucrado el populismo y la polarización en estos últimos tres años.

-Usted está viviendo en La Spezia, una ciudad puerto en la zona de Liguria. ¿Cómo es la vida allá?

Vivo en un departamento absolutamente normal. Me toca cocinar todos los días, comprar, ir a pie al supermercado. Mis hijos están en el colegio que está en la esquina, la Scuola, es un colegio público. Es una sociedad con menos culpa, que respeta más lo diferente. La orientación sexual, la forma de vivir, cómo te vistes o en qué trabajas, no son cosas tan determinantes para tus relaciones humanas sino que es más importante cómo eres, cómo te relacionas con los otros.

También ha sido bonito vivir en una sociedad segura en donde el robo no es una costumbre, en donde además el delito es condenado. Yo creo que hay mucho de esto a lo que deberíamos aspirar como país. Y lo otro que ha sido bonito es descubrir cómo los italianos quieren a sus pymes, a sus pequeñas empresas. Casi toda la economía aquí la movilizan las pequeñas empresas. En un pueblo que está cerca, Pontedera, se construye la Vespa, un poco más allá están las grandes fábricas de pasta… En general son modelos cooperativos, con pequeñas empresas que se asocian.

Es una vida cotidiana, de hecho te estoy dando la entrevista atrasado mientas aún debo hacer el almuerzo, jajaja. Ha sido volver a lo básico y como te contaba, de leer mucho. Estoy apelando para que me acepten un plazo nuevo para presentar la tesis del doctorado, así que he estado escribiendo harto. Pero dedicado full a la familia, levantando a los niños en la mañana. Lo que hace la mayoría de los chilenos normalmente, lo estoy haciendo acá.

-¿En qué etapa está el libro que está escribiendo sobre la historia del Reformismo en Chile? ¿Lo publicará este año?

Voy avanzando mucho, tengo harto escrito, pero mi plan es publicarlo ojalá a fines de este año o el primer mes del próximo para poder incorporar lo que pase en el resultado de la Constitución. Me falta un capítulo que es el más importante en el fondo, que es sobre qué va a pasar después del Plebiscito de salida y no quiero publicarlo antes de que eso esté resuelto. Pero espero en diciembre o enero tener publicado el libro que habla del reformismo, pero cuyo título ha ido girando.

-¿Cómo?

Estoy pensando en algo así como por qué la polarización nos está volviendo estúpidos, o cómo puede fracasar el camino del desarrollo de Chile, pero que habla mucho de cómo el reformismo a veces ha fallado en su camino de avanzar hacia adelante. Estoy súper avanzado. Sólo me falta el epílogo que es el resultado de la Constituyente, y a partir de eso, poder escribir un capítulo.

Mea culpa tras elecciones

-Ya han pasado varios meses de las elecciones presidenciales de noviembre pasado. Viéndolo en perspectiva, ¿en qué cree que falló para atraer al votante?

Yo creo que me pasaron dos cosas. Lo primero, es que me pasó la cuenta muy fuerte el haberme opuesto a los retiros previsionales, pero viendo lo que pasó, no me arrepiento de haberlo hecho.

Te voy a poner un ejemplo, cuando estaba en el Banco Estado nosotros ofrecimos una tasa de 1,99%, incluso con el 90% de crédito, para créditos hipotecarios. En menos de dos años la situación cambió tan drásticamente que hoy día el Banco Estado está ofreciendo tasas sobre el 3%, y es imposible obtener financiamiento si no es con el 20% de pie. Y eso es producto de la inflación y de la irresponsabilidad de muchos políticos que estuvieron dispuestos a hacer lo que fuera para llegar al gobierno, apoyando los retiros. Haciendo un mea culpa, fui muy enfático en eso pero viéndolo a la distancia, me quedo tranquilo con la posición que tomé.

Además, creo que me demoré mucho en reaccionar frente a lo que te he dicho. La amenaza del populismo y autoritarismo, en esta especie de complejo siempre de que no hay que diferenciarse de los que son de tu sector o los que están al frente, no fui lo suficientemente enfático en decir que yo representaba un proyecto muy distinto a lo que es la derecha populista del mundo de José Antonio Kast, y muy distinto a lo que era la izquierda populista de Gabriel Boric. Tratando de mantener un sector, me equivoqué en no diferenciarme más drásticamente de eso. Yo agregaría que no tuve la cabeza más fría de entender que las ideas liberales y el espacio del mundo de los independientes tenía un espacio político en Chile, y que tenía que poder diferenciarse.

-¿Se sintió poco respaldado por los militantes de Chile Podemos Más?

Yo di ese capítulo por cerrado, queda en la conciencia de los que estuvieron. Y de los que no estuvieron, bueno, también quedará en su conciencia el cómo se cumplen los compromisos. Pero seguir dándole vuelta a eso… al revés, soy súper agradecido de gente como Francisco Chahuán, Javier Macaya y muchos parlamentarios que se la jugaron abiertamente por nosotros. Y hay gente que se dio vuelta la chaqueta en el camino. todos lo vieron y quedará en el peso de la historia cómo a través de esas dadas vuelta de chaqueta le regalaron el gobierno a Boric, que es lo que pasó.

Finalmente, Boric no gana por sus propias capacidades sino que por la torpeza de mucha gente, de centroderecha y derecha, de polarizar las elecciones hacia la derecha y no haberse dado cuenta que eso le estaba abriendo el camino a la votación joven y de las mujeres a Boric.

Los temas del futuro, como el cambio climático, la desigualdad en la que viven miles de chilenos, la necesidad de un Estado que esté presente y trabaje bien, son temas que debería tomar el mundo del centro y centroderecha como banderas propias. En vez de hacer eso, decidieron arrinconarse, apoyando el discurso de los ’80, de la seguridad, del autoritarismo, y le regalaron la elección a Boric. Pero estará en su conciencia, yo cerré ese capítulo hace tiempo porque soy un agradecido de los que se movilizaron y trabajaron fuertemente por nosotros, como la gente de EVOPOLI o gente como Chahuán y Macaya.

Petitorio para apoyar a Kast

-Hubo voces en la derecha que manifestaron que el petitorio de nueve puntos que usted envió a José Antonio Kast a fines de noviembre -como condiciones para apoyar su candidatura en la segunda vuelta- terminó dividiendo a la derecha. ¿No siente que fue un salvavidas de plomo?

Al contrario. Yo creo que lo que hicimos fue poner un piso mínimo democrático que tiene que tener la centro derecha para poder ganar una elección, y que había sido degradado por un discurso populista en redes sociales, en la misma campaña de los candidatos más de derecha, que habían instalado el debate antidiversidad sexual, anticambio climático o antiministerio de la mujer. No son temas que nosotros inventamos, estaban puestos en la agenda y que si no éramos capaces de ponerle un coto, lo que iba a ser fue lo que pasó, que básicamente iba a a ganar Boric con una amplia mayoría, simplemente porque no fuimos capaces de comprometernos con esos temas.

Esos nueve puntos eran esenciales, yo creo que no puede haber una centroderecha democrática ni una centroizquierda democrática que no aspire a cosas tan básicas como proteger a las minorías o garantizar la condena a todo tipo de dictaduras, como proteger la libertad no sólo económica sino también la libertad individual de la personas, no retroceder en derechos consagrados como el divorcio o las tres causales de la interrupción del embarazo.

Creo que son temas que deberían ser banderas propias de la centroderecha, y ponerlos sobre la mesa era necesario cuando habíamos tenido una campaña en la que lo que se advertía era eso. Aquí se ha normalizado un discurso de derecha que desprecia a las organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, o que desprecia a las minorías y que se volvió a un discurso antidiversidad sexual que creo que no es el camino correcto.

Las elecciones no se tratan de distinguirte sólo del enemigo en la cabeza de los que son polarizados, sino que también de defender lo que uno cree que es correcto hacia el futuro, y yo creo que es correcto tener una centroizquierda, centro y centroderecha que no le tienen miedo a defender la libertad, pero no sólo libertad económica sino que también la libertad de las personas para desarrollar sus propios proyectos de vida, y que no le tiene miedo a condenar las dictaduras o autoritarismo, sin importar el sector político. Y mientras no tengan esos mínimos democráticos no van a ganar una elección en Chile, que es el gran pecado.

Si no eres capaz de condenar a los violadores de derechos humanos que están condenados por la justicia, si no eres capaz de defender a aquellos que son discriminados en Chile por su orientación sexual, si no eres capaz de entender que las mujeres están absolutamente postergadas en nuestra sociedad, si no eres capaz de entender que el cambio climático está afectando a poblaciones completas de nuestro país, nadie nos va a creer que además queremos defender la libertad económica, el buen funcionamiento del mercado, el crecimiento y desarrollo de Chile. Creo que ambas cosas son parte de esa misma ecuación y que tratar de esconderlas debajo de la alfombra, lo único que ha logrado es que cada día se sacan menos votos.

Acusaciones de financiamiento en su campaña

-¿Cree que el reportaje sobre el aporte de pesqueras y de ejecutivos ligados a empresas de gas sellaron su derrota?

Por supuesto, siento que mentiras campan. Las levantan otras candidaturas y que Chile nadie juzga, como la del gas, que era una mentira sin pies ni cabeza. Se instalan en el debate público y rápidamente también en redes sociales sin que nadie las cuestione, dañando candidaturas.

Y siento que también fuimos débiles en defendernos de eso, o de reportajes como los que se vieron en la semana de la campaña absolutamente politizados, reportajes con tintes políticos, con poca investigación real que también hicieron daño. Es parte de lo que está pasando en las campañas, que se está farandulizando el debate público, en que otras candidaturas mienten simplemente para posicionarse, y que han degradado la política al nivel que el debate no es sobre proyectos o programas sino que se trata de cómo destrozas al resto a través de mentiras.

Encontrón con Yasna Provoste

-Y sobre el encontrón que tuvo con Yasna Provoste en uno de los debates televisados, ¿siente que pudo haberlo manejado de otra forma?

Hay gente que transforma a la política en una forma de destruir al otro y yo no estoy acostumbrado. Obviamente lo pude haber manejado de forma más tranquila pero creo que no es mi forma de hacer política y me sorprende que todavía haya una generación de políticos que hace de la política eso: el arte de ensuciar al que está al frente. Creo que hay que darle un giro a la política y dejar de entrar en esa forma de debatir que está destruyendo a la política, algunos con el afán de ganar están dispuestos a todo. En mi caso, no es así.

Retiro de la política tras elecciones

-Luego de dichas elecciones anunció su retiro de la política. ¿Tiene planes de volver en algún momento?

Yo dije que me iba a tomar este tiempo fuera y ahora voy a volver a lo que ha sido mi vida, la vida académica, la vida profesional como abogado, y obvio que voy a participar de la discusión pública, voy a tratar de defender este espacio de personas de centro, de ideas liberales pero también de ideas comunitarias del mundo social-cristiano y del mundo liberal que creo que tienen que construir una historia futura en común. Voy a trabajar aportando ideas y en la política voy a estar defendiendo lo que creo, como lo he hecho en toda mi vida. Y estaré escuchando menos los cantos de sirena y el ruido de las redes.

Y además estaré en algo que yo creo que es esencial. Estoy trabajando en armar una ONG que trabaje específicamente el apoyo a emprendedores e innovadores y que combata la concentración económica como la principal amenaza frente al emprendimiento, pero defienda el capitalismo de los que abusan del mercado a través de la concentración económica.

-¿Y no ha pensado en formar su propio conglomerado?

No, no está en mis planes por ahora. Creo que hay exceso de partidos en Chile, participé en partidos pero soy independiente. Por ahora prefiero defender mis ideas libremente y no caer en esa contaminación. Los partidos son esenciales en democracia pero también los independientes lo somos y mantendré mi independencia.

Atento el acontecer chileno

-¿Cómo ha visto estos meses del acontecer nacional a la distancia, considerando la discusión sobre el borrador del nuevo texto así como los primeros meses de la gestión de Boric?

Respecto al gobierno, creo que tiene un déficit gigante de gestión, de capacidad de hacer las cosas. Creo que tiene mucho de poesía y de relato pero tiene muy poca capacidad de implementar las cosas, y ha tenido fallas profundas. El desorden respecto a las vacaciones de invierno, que ha afectado mucho a la clase media, o las contradicciones que han habido respecto a algo que para mí es vital: yo planteé varias veces que es necesario cerrar la institucionalidad de la Primera Dama, entregar todas esas organizaciones al Ministerio de Desarrollo Social de manera que no se sigan duplicando gastos y recursos.

Y lo que hemos visto ha sido más bien incoherente con el discurso, de tratar de instalar a la pareja de Gabriel Boric como Primera Dama, cuando lo que había que hacer era cerrar las instituciones, demuestra contradicciones vitales que están en el seno del gobierno. O esta especie de dupla de Gabriel Boric y Mario Marcel que nunca he entendido mucho.

-¿Por qué?

Gran parte de la inflación tiene que ver con los retiros y ver cómo el que era el principal opositor de los retiros era el ministro de Hacienda y trabaja con un Presidente que estaba en posiciones contrarias hace seis meses y no se ponen de acuerdo. O el gran caos de la inseguridad que requiere de mucha gestión desde el Ministerio del Interior, con una ministra (Izkia Siches) profundamente frágil en su capacidad de conducir la política de seguridad en Chile.

He visto todas las debilidades de lo que yo señalé en campaña, que se requiere de responsabilidad y seriedad para gobernar, pero por sobre todo se requiere de capacidad de gestar y ejecutar acuerdos políticos sin soberbia, con mucha humildad. Y he visto harta soberbia en el gobierno, no en Gabriel Boric, sino más bien de su entorno, en esta idea de que porque estaban ellos se iban a solucionar los problemas.

Además, he visto una relación compleja, con un sector político que ha sido el principal promotor de un mal texto del borrador constitucional, y que se tiene que hacer cargo de lo que pueda pasar con ese mal texto. Yo estoy preocupado, mi voto por el Rechazo se basa en razones personales, políticas y jurídicas. Razones personales porque creo que equivocaron el camino, tuvimos convencionales que estaban más preocupados de satisfacer sus propias ideologías que de construir una Constitución para todos.

Razones políticas, porque creo que el chantaje permanente de decir que lo nuevo siempre va a ser bueno, en vez de buscar algo nuevo mejor, hace que muchos como yo nos hayamos inclinado por una idea de que aquí no había una convicción de que había que hacer algo mejor, sino que simplemente bastaba hacerlo.

Y razones jurídicas, porque creo que esta idea brutal de transformar a la Cámara de Diputados en un instrumento ultrapoderoso que va a incidir en todos los poderes del Estado y que va a politizar al resto de los poderes del Estado, o la desaparición del recurso de protección como lo conocíamos, debilitando la posibilidad a los ciudadanos de defenderse frente al poder estatal, o la fragilidad de la capacidad del Estado de recurrir a las Fuerzas Armadas cuando se necesita para proteger la seguridad, demuestra contradicciones vitales que van a dejar a la clase media muy desvalida frente al aparato estatal cuando tengan que defenderse.

-¿Le han preguntado allá en Europa por lo que ha ido sucediendo en Chile? ¿Le llegan comentarios?

Harto, harto. Me ha tocado dar charlas en España y aquí también. Hay mucha incertidumbre de lo que pasa en Chile, la pregunta de siempre es por qué si parecía que Chile caminaba bien, le está pasando esto. Y la segunda pregunta, que también es bien importante, es por qué un país tan pequeño tiene tanta concentración de ingresos y tiene tanta desigualdad.

Están muy preocupados porque pensaron que había una gran oportunidad, igual que yo, de arreglar ambas cosas, seguir en lo bien que estábamos haciendo y corregir lo malo. Están preocupados porque ven que el texto constitucional que está sacando Chile no se parece en nada a las constituciones democráticas y liberales en el mundo y se está pareciendo más a lo que ven que es un mal modelo, que son estos modelos populistas latinoamericanos.

Hay muchas preocupación respecto a en qué momento la clase política equivocó el camino chileno, preocupación que me han compartido profesores y estudiantes, de izquierda y derecha. Hay harta incertidumbre por el país al que todos admiraban pero que sentían que era muy desigual, al país en el que nadie sabe que va a pasar.

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