Invocando inmunidad diplomática, la legación sueca en Chile intentó desligarse del proceso laboral originado en las denuncias de maltrato contra su extitular, Johan Tomas Wiklund, y su esposa.
Tal como reveló Bío Bío Investiga, dos extrabajadores presentaron demandas de tutela en mayo de este año contra el exembajador Wiklund y la Embajada de Suecia en Chile. En sus escritos, los exempleados acusaron vejaciones de parte de la esposa del embajador, Mónica.
De acuerdo a las presentaciones judiciales, la mujer prohibió a los empleados usar un refrigerador porque no “pagaban impuestos”; acusó a los trabajadores de distintos robos –escobillones, las llaves de su auto y una botella de vino–, y los denigraba con distintos epítetos como “huaso”, “persona de campo” e “ignorante”, entre otras cosas. En tanto, el embajador permanecía en una “actitud pasiva”, permitiendo el actuar de su esposa, según las denuncias.
De las dos demandas presentadas en una ya se llegó a un millonario acuerdo y la otra sigue vigente. En ella, tanto la legación sueca como su extitular han intentado desvincularse de cualquier responsabilidad.
Un acuerdo de $18 millones
Juan Zamora llegó en 1994 como jardinero a la residencia de Vía Celeste, en Vitacura. Vio ir y venir embajadores durante décadas. Hasta que, según cuenta en su demanda, fue despedido de forma verbal por Tomas Wiklund en marzo de este año.
Se trata del único trabajador que sigue en un proceso laboral contra la embajada. De acuerdo a fuentes de Bío Bío Investiga, la otra denunciante, Yusmary Prada Ramos, dejó el país para radicarse con su familia en Estados Unidos.
Por ello, aceptó el acuerdo ofrecido por la Embajada de Suecia: alrededor de $18 millones.
En el caso de Zamora, la estrategia de los abogados de la legación y de Wiklund fue intentar echar tierra al asunto. Invocaron la incompetencia absoluta por inmunidad diplomática, que hubiese acabado definitivamente con el proceso.
–Los tribunales nacionales carecen de jurisdicción y competencia para conocer de demandas que se interpongan en contra de personas, naturales o jurídicas, a quienes les ha sido reconocida la inmunidad de jurisdicción –expresó la embajada en su contestación a la demanda.
Según argumentaron, la misma Corte Suprema había reconocido que no se podía restringir los efectos de la inmunidad más allá de los términos de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que Chile reconoció en 1967.
Portazo a la embajada
Pero los argumentos de la Embajada y Wiklund no impresionaron a la jueza Fabiola Villalón Gallardo, del Segundo Juzgado de Letras de Santiago. En la audiencia preparatoria del pasado 13 de octubre, la magistrada dejó claro que la Convención establece exigencias para invocar la exención, que en este caso no se cumplen.
Así, según detalló, se requiere que los trabajadores del embajador “no sean nacionales del estado receptor o no tengan en él residencia permanente” y “que estén protegidos con las disposiciones sobre seguridad social que estén vigentes en el estado acreditante [Suecia en este caso] o en un tercer estado”.
Además, el tribunal hizo ver que la Corte Suprema había resuelto el debate sobre la posibilidad de que las legaciones extranjeras invocaran la inmunidad en una decisión de 2022.
En esa oportunidad el máximo tribunal estableció que la Convención de Viena favorece con “inmunidad de jurisdicción sólo a los ‘agentes diplomáticos’ a título personal, pero no al Estado al cual representan”.
–[Para los estados] sólo podrá extenderse la inmunidad absoluta en aplicación a los actos de soberanía, mas no a uno de gestión; por lo que no es posible extender la prerrogativa de la inmunidad de jurisdicción que consagra la citada Convención a las obligaciones laborales emanadas del vínculo laboral que una Embajada mantuvo con una persona natural –resolvió la Corte Suprema en dicho fallo.
El empleador en debate
La jueza Villalón fijó el juicio laboral para agosto de 2026. Entre los elementos a debatir está la existencia de una relación laboral entre la Embajada de Suecia y Zamora, lo que puso en duda la legación.
La versión de esta es que el jardinero fue empleado de la Embajada del Reino de Suecia sólo hasta diciembre de 2016, cuando fue finiquitado. Desde ese momento, pasó a firmar contratos con los sucesivos embajadores, quienes eran sus empleadores y pagaban sus remuneraciones.
La versión de Juan Zamora, sin embargo, es que firmó los finiquitos forzadamente –bajo la amenaza de quedarse sin trabajo–. Por ello, argumenta que se trató en realidad de una relación laboral continua.
–Nunca ningún embajador le pagó sus remuneraciones, siempre fueron pagadas por la embajada, y es más: mi representado recibía órdenes directas de la embajada, ya que debía ayudar o cooperar en los eventos de la embajada, arreglando los salones para los compromisos que se encontraban agendados –argumenta la demanda presentada por el abogado Adrián Villena.
Además, la Embajada ha puesto en duda el despido de Zamora en marzo, argumentando que siguió prestando servicios incluso después de que Wiklund dejara la embajada, en junio. Como respaldo, acompañó copia de una “comunicación del término del contrato de trabajo” del 30 de septiembre, presentada a la Inspección del Trabajo de Santiago Oriente.
El documento está firmado por la sucesora de Wiklund, Eva Sofía Karlberg, quien inició sus funciones a finales de julio.
Nuevos antecedentes desde Suecia
Luego de que Bío Bío Investiga revelara las denuncias contra Wiklund y su esposa, el medio sueco Svenska Dagbladet (SvD) informó que en marzo ocho empleados de la legación habían enviado un correo electrónico al Ministerio de Asuntos Exteriores sueco, quejándose por los maltratos al interior de la residencia del embajador.
–El acoso afecta a varios, o incluso a todos los miembros de nuestro equipo de trabajo (…). Ver a tus compañeros llorando en el trabajo con regularidad no es normal –mencionaba el mail citado por SvD.
La situación era conocida incluso desde antes, según la líder sindical Karina Åbom-Engberg, quien habló con SvD:
–Llevo más de un año denunciando la situación del ambiente laboral en Santiago a la embajada. Sin embargo, los problemas aún no han derivado en medidas suficientes –aseguró.
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