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En familia: los nexos que unen al diputado Romero con exgerente de Puerto Coronel indagado por coimas

Sábado 02 marzo de 2024 | 06:01

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BBCL Investiga

Según pudo revisar BBCL Investiga, la venta de un terreno por $300 millones une al diputado Leonidas Romero con el cuestionado exgerente general de Puerto Coronel, Javier Anwandter. En la operación también figura la esposa de este último, María Pérez Robinson, y la cuñada del parlamentario, Marcela Sandoval (esposa de su hermano Hernán Romero, otro de los investigados en el caso). El negocio devela una amistad de más de dos décadas, al punto que el congresista permitió que Anwandter lo representara en la firma de la compraventa. A juicio de la autoridad, esto no reviste cuestionamiento alguno.

Más de 20 años de amistad unen al diputado Leonidas Romero (exUDI, exRN y exRepublicanos) con el exgerente general del Puerto de Coronel, Javier Anwandter. Este último se trata de un alto ejecutivo que cumplió funciones en la compañía hasta el 31 de diciembre de 2021.

Tras su salida, su cargo quedó vacante hasta la llegada de Patricio Román. Precisamente, el sucesor fue quien ingresó una autodenuncia en la que acusó de irregularidades al propio Anwandter; a Eduardo Hartwig, expresidente del directorio; y a Michelle Prater, gerenta general interina. A todos ellos, los sindicó como los responsables de ordenar, permitir y conocer del pago de sobornos a empresas y autoridades políticas.

A partir del escándalo público que generó la situación, se detalló que una de las empresas implicadas es Delsava, la compañía de transporte de carga ligada a la familia de Romero y que presta servicios al puerto.

Desde ese punto, el diputado Romero ha tomado distancia del asunto y se ha limitado a decir que, si corresponde, será su hermano quien deba asumir las responsabilidades.

Todo en familia

Sin embargo, hasta ahora poco se ha dicho de los nexos de Anwandter con el congresista, quien justamente sirvió como alcalde de la comuna entre 2008 y 2016.

La relación de confianza entre ambos es tal, que el diputado Romero incluso delegó su representación sobre Anwandter, para que éste concretara la venta de un terreno propiedad del parlamentario. En la práctica, el cuestionado ejecutivo firmó el traspaso sustituyendo legalmente a Leonidas Romero.

Se trata de una compraventa por la Parcela Los Troncos, en la localidad El Guayo de la comuna de Coronel, fechada el 19 de abril de 2023.

Además de los nexos de los vendedores, también llaman la atención los compradores: Inversiones e Inmobiliaria Cecimar SpA.

Detrás de dicha sociedad, creada en julio de 2018, figuran María Cecilia Pérez Robinson, esposa de Anwandter; y Marcela Sandoval Velasco, cuñada del diputado (esposa de su hermano Hernán Romero, el investigado).

“El precio total de la compraventa asciende a la suma de trescientos millones de pesos, pagados en este acto, de contado y a entera satisfacción del vendedor. Las partes declaran íntegramente pagado el precio de la compraventa y renuncian expresamente a las acciones resolutorias que pudieren emanar del contrato de compraventa contenido en este instrumento”, reza el documento que selló la operación.

Todo quedó en familia.

De ataque incendiario a venta millonaria

Consultado por la Unidad de Investigación de BioBioChile sobre este asunto, el diputado reconoció que la cesión de la representación responde a que justamente Anwandter es su amigo hace más de 20 años. Algo que, a su juicio, no reviste cuestionamiento alguno.

Así, aseguró que vendió la parcela tras un extenso conflicto con una comunidad indígena ubicada antes del acceso a la parcela.

Según dijo, intentó vender el predio mediante dos corredores de propiedades, uno de Concepción y otro de Coronel, pero los interesados desistían al visitar el lugar y percatarse del conflicto latente. Todo se habría acrecentado el 10 de abril de 2023, cuando Romero denunció públicamente haber sido víctima de un ataque incendiario tras reiteradas amenazas.

Tan sólo nueve días después de dicho episodio, finalmente concretó la venta del terreno a la sociedad de sus amigos y familiares. Encontró en ellos una forma rápida de deshacerse del predio, dijo.

Sobre los dineros pactados, subrayó que se trató de un mal negocio para él: “A 100 metros, compraron 10 hectáreas para el hospital de Coronel a $150 millones cada una. Al lado de mi ex parcela están vendiendo a $45 millones la hectárea”, recalcó. Como referencia, él vendió a $17 millones la hectárea, aproximadamente.

En tanto, el abogado Mario Rojas, quien representa a Anwandter en el caso Puerto Coronel, declinó referirse oficialmente al tema atendido que se trata de un proceso judicial en curso.

Delsava, una empresa familiar

Al margen, en la investigación por supuestas coimas que lleva adelante la fiscalía, asoma la empresa Delsava. Se trata de una sociedad con una historia fundamentalmente familiar desde su creación en 1988.

Un foco que queda en evidencia desde el nombre, Delsava, aludiendo a las iniciales de la matriarca de la familia del diputado: Delfina Sáez Valenzuela.

En sus comienzos, de hecho, ella participaba de la Sociedad Comercial Delsava y Compañía Limitada junto a sus hijos Hernán Romero Sáez y Nelson Romero Sáez. Eso sí, de acuerdo a los registros revisados por BioBioChile, el diputado Leonidas Romero Sáez nunca ha tenido participación en el negocio.

Con el pasar de los años, poco a poco Hernán fue tomando control y cerrando la participación entre su propio grupo familiar. Nelson, su hermano, salió de la sociedad en 1995. En 2003, su madre le vendió el 45% de su propiedad y se quedó sólo con el 5%.

Para 2015, en tanto, completó el dominio sobre la sociedad. La mamá dejó su 5% y entró a tomar dicha parte su esposa, Marcela Sandoval Veloso, la misma que compró el terreno del diputado. Asimismo, Hernán cedió 10% a cada uno de sus hijos, Carolina Sáez Sandoval y Hernán Sáez Sandoval.

En Inmobiliaria Delsava S.A. la historia tuvo un curso similar. Inició en 2004 con la participación de Hernán y el patriarca Leonidas Romero Valenzuela, con un capital de $60 millones. En 2015, en tanto, el padre salió de la sociedad y cedió su participación a su nuera. En el mismo acto, también los hijos entraron con 11% cada uno a la compañía.

Sin duda, se trata dos empresas de grandes réditos económicos. La primera incluso es considerada en el boletín comercial como una firma de gran tamaño, con una facturación anual superior a los $3.600 millones y una flota de casi 100 vehículos.

La segunda, en tanto, pese a partir con $60 millones hace 20 años, hoy agrupa propiedades con un avalúo fiscal de 2.800 millones de pesos.

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