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"Ojalá se muera la profesora": las amenazas que antecedieron el suicidio de Katherine Yoma

"Ojalá se muera la profesora": las amenazas que antecedieron el suicidio de Katherine Yoma

Martes 09 abril de 2024 | 06:02

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Edición BBCL

Katherine Yoma tenía 31 años cuando se suicidó. Advirtió a través de una carta pública que durante más de un año estuvo sufriendo. Que una alumna y su padre la agredían, la insultaban y la amenazaban de muerte. Y que el colegio, no la protegía. Su familia acusa que cuando salió de ese martirio ingresó a otro. La Corporación Municipal de Desarrollo Social de Antofagasta (CMDS) habría descontado sus horas laborales y su sueldo a menos de 300 mil pesos. Ahora, profesores a nivel nacional exigen una ley que lleve su nombre. Buscan protección dentro de las salas de clase para lo que dicen, es algo que se repite constantemente.

—¿Cómo era Katherine Yoma?

—Kathy… Primero, amaba vivir, amaba vivir. Por eso cuando vio amenazada su vida ella cambió. También amaba comer. Amaba mucho bailar. Amaba mucho estar con su familia, los atardeceres, el sol, la playa, los paisajes, viajar. Era un alma libre.

—¿Cuáles eran sus sueños?

—¡Uf, tantas cosas! Creo que es una pregunta muy difícil…

***

Katherine y Karina Yoma siempre estuvieron unidas. Desde que se formaron en el vientre crecieron juntas, desarrollándose de forma independiente pero pegadas adentro del mismo saco. Una parte de cada una crecía al interior de la otra, como verdaderas gemelas univitelinas.

Sus facciones, su pelo, su voz. Todo era idéntico. Físicamente resultaba imposible distinguirlas.

Katherine y Karina. Karina y Katherine.

En algún punto usaron su semejanza a su favor. Hicieron travesuras en el colegio, con su familia y amigos. Siempre de la misma modalidad: hacerse pasar por la otra. Eso las divertía. Disfrutaban que el mundo las confundiera de niñas, aunque el mundo no supiera que dentro de todo, eran diferentes.

—La Kathy siempre fue más libre que yo. Si yo soy cinco, ella era diez— describe Karina.

Era mucho más intensa. Más amiga, más entregada, más apasionada. No es que su gemela no lo fuera, porque sí lo era. Pero para Karina, su hermana lo era todavía más.

—Kathy es la mejor amiga que yo conozco— admite.

La primera vez que se separaron fue en octavo, cuando llegaron al Colegio Inglés San José de Antofagasta. Hasta entonces habían sido compañeras. Eso impulsó que cada una desarrollara sus ideas personales hasta su camino a la universidad. En el caso de Katherine, fue un profesor en particular el que inspiró su vida. También una vocación innata que se forjó en la niñez de ambas.

—Jugábamos a ser profesoras de niñas— recuerda.

Y lo fueron de grandes. Katherine estudió pedagogía en inglés y Karina general básica.

—Nosotras decidimos serlo. No es lo que nos alcanzó o lo que nos tocó, decidimos hacerlo así.

Katherine y Karina Yoma

Un alma libre

Katherine amaba ser profesora. Enseñar era lo que la motivaba a diario. Las evaluaciones docentes lo demostraban cuando la calificaban con excelencia.

—No sólo enseñaba inglés, ella hacía que los niños y las niñas amaran el inglés —cuenta su hermana.

Ese don que tenía para transmitir sus conocimientos generó que parte de sus alumnos se motivaran para aprender el idioma. Que llegaran a la casa hablando inglés con sus padres. Contagiaba su pasión. Por lo mismo se inscribió el año pasado a un Diplomado del Instituto Chileno Británico. Clases que partiría este 26 de marzo. Pero que nunca alcanzó a asistir.

Esa alma libre que tenía Kathy la hacía dar cada gramo de su esencia al mundo. Su hermana repite que le encantaba vivir. Y bailar. Por eso, y por que tenía ascendencia libanesa, es que participaba hace 15 años en la colectividad árabe de Antofagasta.

No se conformaba con danzar dafke, el folclor árabe, también asistía a las marchas nacionales en Santiago por el conflicto de Medio Oriente.

Defendía a Palestina. Y defendía el feminismo.

—Katherine Yoma Valdivia lideró la performance de las tesis en Antofagasta —recuerda su gemela.

Lo dice porque no era sólo un grupo de mujeres cantando Y la culpa no era mía. Eran miles las que bailaban detrás de ella.

“Te voy a matar”

La vida de Kathy avanzó con distintos anhelos de por medio. Ser madre era uno de ellos. Hasta debatía los nombres con Karina. Buscaba seguir recorriendo el mundo. Ver crecer a sus sobrinos y sobrinas. Tenía sueños compartidos con su hermana como ir al encuentro mundial de gemelos que se realiza en Estados Unidos.

Cada uno de ellos se fue apagando desde que ingresó, en octubre de 2021, a la Escuela D-68 José Papic Radnic en Antofagasta.

En un principio, Katherine hizo clases online por la pandemia. Asistía presencial, se encerraba en una sala y transmitía para sus alumnos.

Al año siguiente le dieron la jefatura del Séptimo B. Presencial. La primera semana de clases notó actitudes agresivas de la alumna E.P.V. Alertó a la dirección que la estudiante tenía “conductas disruptivas tanto fuera como dentro del aula” y solicitó todos sus antecedentes al colegio. Nunca se los enviaron.

Insistió.

La joven, dice su hermana, seguía amedrentando al curso y a Katherine.

—Publicaba los números de celulares de sus compañeros en sitios de pornografía y eso hacía que adultos les hablaran con contenido explícito —detalla Karina.

El 2023 la situación no mejoró. Kathy advirtió al colegio para que tomaran medidas con la alumna. La querella interpuesta contra P.P., padre de E.P., revela que él también fue parte de las agresiones físicas y verbales contra Katherine.

La cronología de los hechos denunciados inicia el 24 de mayo de 2023. Cerca de las 11:45 horas, mientras Kathy impartía sus clases, solicitó la revisión de cuadernos de cada alumno. Lo primero que notó fue que E.P. no estaba trabajando en la tarea. Lo segundo, es que estaba rayando una hoja con un plumón rojo.

“Decía ‘Kathy Yoma’ muchas veces. Y, en el centro, la frase ‘te voy a matar"”, reza el libelo.

De acuerdo al escrito, le quitó la hoja y lo denunció frente al director de la escuela, Marco Antonio Jil. Este ordenó sacarla de clases, citar a sus apoderados y que Katherine siguiera haciendo clases. En ningún momento le ofreció contención o ayuda, asegura la querella.

Al final del día denunció los hechos a Carabineros y se trasladó hasta la Mutual de Seguridad. Estaba afectada. Terminó con dos días de licencia.

Los escritos del cuaderno

Siete días más tarde vino otra agresión. La situación fue casi lo mismo. Revisó los cuadernos y encontró otra nota. Esta vez era una nueva alumna. Cuando le preguntaron por el escrito aclaró que la responsable era E.P.

Más tarde se retractó y se inculpó.

El papel, según la denuncia, decía “OJALÁ SE MUERA LA PROFESORA KATHERINE”. Cuando ella misma lo tomó, leyó que estaba firmado con las iniciales E.P.

“Nuevamente, se procede a denunciar el hecho a la dirección, no recibiendo respuesta ni contención alguna, siéndole otorgada nuevamente licencia médica por dos semanas”, detalla la acción legal.

El 1 de junio de 2023, E.P. fue retirada del colegio por decisión de su familia. El caso no terminó ahí. P.P., apoderado y padre de la niña, seguía vinculado a la escuela. Su madre —y abuela paterna de E.P.— era la inspectora de patio. Y a su vez, P. tenía a otro hijo matriculado.

“De esta forma, regularmente, cuando el querellado retiraba a su hijo del colegio asistía en compañía de E.P., quienes procedían a burlarse de ella y denostarla”, exhibe la denuncia.

Karina asegura que su hermana buscó respaldo en el equipo psicosocial. Que derivó el caso a la Unidad Técnico Pedagógica (UTP). A Orientación. Pero más allá de tener reunión tras reunión, los directivos no tomaron ninguna medida.

Al mismo tiempo, su ánimo comenzaba a decaer. Su hermana la veía con miedo, ansiedad y ataques de pánico. Sus síntomas llegaban al punto de paralizarla y hacerla vomitar.

—Todos le bajaron el perfil. Nadie escuchó a la Kathy —recuerda Karina.

El último jueves

El 19 de junio, cerca de las 15:15, P. entró una vez más. Katherine estaba despidiendo a sus alumnos en el hall cuando la interceptó.

“Habría comenzado a amenazarla gritándole ‘ahora me las vas a pagar. Eres una mierda de profesora. Por tu culpa mi hija no está en la escuela. Te voy a matar y te voy a pillar. Te voy a pillar cuando te vayas"”, versa el requerimiento ante la justicia.

Le agarró la mano con una fuerza desmedida. Le quitó su celular y lo arrojó al suelo. Lo rompió. Katherine se escondió detrás del portón y llamó a Carabineros.

La familia se defendió.

Fue el propio alcalde de Antofagasta, Jonathan Velásquez, quien invitó a un concejo municipal a J.V., madre de E.P. y conviviente de P.P.

En dicha sesión, narró que Katherine le hacía bullying a su hija porque tenía trastorno del espectro autista (TEA). Que incluso nunca fue agredida por su pareja, que debe hacer sido “un estado de disociación” previo a su suicidio. Todo esto, bajo la autorización del propio alcalde.

El Diario de Antofagasta informó que ese concejo y ese testimonio sembraron sospechas. Primero, porque quienes fueron testigos presenciales creen que el relato que entregó fue preparado ya que lo leyó poco natural. También garantizan que J. llegó en un vehículo municipal.

La exposición sólo vino de los apoderados de la estudiante. La familia de Katherine Yoma no fue —ni ha sido— invitada.

Lo anterior se suma a que el sábado 6 de abril se divulgó un video de Jonathan Velásquez paseando por el Parque Arauco. El mismo día que debía asistir a una reunión con el Ministerio de Educación por el caso de Katherine Yoma y la paralización de liceos en Antofagasta a raíz de lo mismo, cita a la que finalmente no asistió.

La Superintendencia de Educación abrió una investigación luego de lo que declaró J. en el concejo.

Últimas horas

Ese 19 de junio fue el último día de Katherine en esa escuela.

Solicitó a la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CMDS) cambiarse de establecimiento. Karina dice que le respondieron que como estaba con licencia no podían tramitar su solicitud. A raíz de la negativa, Katherine difundió una carta pública divulgando todo.

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Cuando llegó el director le dije que lo ocurrido era su responsabilidad porque yo se lo había advertido. Él me respondió que no pensó que algo así iba a pasar (…) Desde entonces no he vuelto a la escuela por mis síntomas de ansiedad, depresión y miedo que han aumentado considerablemente.
- Extracto carta Katherine

Después de la publicación la CMDS la reubicó. Y más tarde, abrió una investigación interna.

Durante seis meses no le informaron nada. Recién en diciembre le comunicaron que haría clases en una escuela de Antofagasta con jornada escolar dividida. Días antes de iniciar el año, la última semana de febrero, le explicaron nuevas modificaciones en su contrato. Su hermana cuenta:

—Kathy tenía 44 horas y la bajaron a 16. De esas 16 obtenía un sueldo de 293.000 pesos. Y el horario, era pésimo.

El lunes fue al colegio por una hora.

El martes 5 de marzo asistió por un Consejo de Profesores una hora y media.

El miércoles fue su primer día haciendo clases. Tuvo dos bloques.

El jueves se suicidó.

Mensaje de Katherine

Desprotección docente

Su muerte no sólo enlutó a Antofagasta, también a un país que se enteró al mismo tiempo que conmemoraba el Día Internacional de la Mujer.

Abrió un debate en el cuerpo docente, quienes expusieron que su salud mental nunca se tiene en consideración. Que la violencia al interior de las aulas es cada vez más agresiva. Y que su seguridad se ve mermada por las actuales leyes en educación.

El presidente del Colegio de Profesores de Chile, Mario Aguilar, recalcó que lo que vivió Katherine, se repite a lo largo de los establecimientos educacionales.

—Hoy se necesita que las y los colegas sientan protección. Hoy se necesita terminar con la impunidad de los agresores, que las jefaturas negligentes paguen cuando no toman las medidas correspondientes —proclamó en una de las marchas por el caso de Katherine.

Por su parte, la Universidad de Antofagasta emitió un comunicado a nombre de sus funcionarios y docentes.

“La partida de Katherine nos llama a la necesidad urgente de visibilizar el incremento de las labores administrativas de las y los profesores, las largas horas de trabajo que en la actualidad se traducen en agobio laboral, sumado a lo que deben enfrentar en las salas de clases donde ha aumentado la violencia post pandemia”

Fueron firmes al apuntar que todavía “no es posible prevenir la vulneración de derechos y garantizar la protección” de los profesores.

Efecto Katherine Yoma

Por eso, ahora exigen acérrimamente que se cree la nueva Ley Katherine Yoma. Una legislación que pueda protegerlos de la violencia escolar a la que se exponen a diario.

—No vamos a descansar hasta que esa ley sea una realidad. No vamos a dejar tranquilo al Gobierno ni al Parlamento hasta que esa ley sea una realidad —aseveró Aguilar.

El seremi de Educación, Alonso Fernández, detalló a BBCL Investiga que en los últimos días se han reunido con el Colegio de Profesores, distintos sindicatos y también con Karina Yoma para ejecutar acciones futuras, entre ellas, un Plan Regional de Convivencia que busca prevenir el suicidio.

—Hemos hecho todos los esfuerzos posibles para estar plenamente a disposición de los involucrados y esperamos, en base a aquello, que los docentes y la CMDS de Antofagasta prioricen el camino del diálogo y la construcción de acuerdos que contribuyan a mejorar la convivencia y así resguardar el bienestar de todas y todos los integrantes de las comunidades educativas —expresó Fernández.

Una de las últimas acciones de la familia de Katherine fue interponer una querella contra el alcalde Jonathan Velásquez porque acusan que divulgó, en un video público, información privada y sensible de Kathy.

Por su parte, el apoderado y padre de la alumna, P.P., ahora figura como imputado por los delitos de amenazas y daños simples. Lo formalizaron el 28 de marzo. Terminó con arraigo nacional, firma mensual y la prohibición de acercarse a la familia de Katherine. Al menos hasta que dure la investigación.

La Municipalidad de Antofagasta declinó referirse en este reportaje. Lo mismo la Corporación Municipal de Desarrollo Social, quienes manifestaron que mientras no termine la investigación interna, no realizarán comentarios. Por último, tanto P.P. como su abogado, no quisieron entregar declaraciones.

Los nombres de los apoderados acusados de agredir a Katherine fueron omitidos por orden del tribunal. Así también el de la estudiante por ser menor de edad.

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