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Auge y caída de Alberto Chang en Malta: de una vida de lujos a bordear la deportación

Auge y caída de Alberto Chang en Malta: de una vida de lujos a bordear la deportación

Viernes 29 marzo de 2024 | 06:01

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TVN

Cuando huyó a Malta en 2015, ostentó una vida llena de lujos. Pero Alberto Chang entró en desgracia. Se farreó todo lo que robó en Chile y desde hace un año estaba viviendo en un hostal. Y ya ni para eso le alcanzaba, porque el 13 de marzo pagó su estadía con una tarjeta de crédito que no era suya. El dueño, un acaudalado empresario, tomó acciones y consiguió que lo detuvieran. Cuando se descubrió al responsable quedó en shock. Lo conocía. Le había arrendado por seis años una de sus propiedades, cuando el estafador nacional recién había llegado a la isla mediterránea. En 2016, apenas logró un permiso de residencia temporal por 20 minutos. Hoy está en situación irregular y al borde de la deportación.

Cuando Alberto Chang Rajii se fue a Malta en 2015, huyendo de Chile tras haber estafado a 10 mil personas por un total de $200 mil millones mediante el Grupo Arcano, se instaló en una propiedad que le arrendó Kevin Decesare.

No era cualquiera, sino el director de Eiden Leisure Group, un holding dedicado al entretenimiento y que en ese país opera hoteles de las cadenas Holiday Inn Express e Intercontinental.

Por ese entonces, las intenciones de Chang eran conseguir la ciudadanía maltesa amparado en su patrimonio e inversiones.

Se mostró interesado en la propiedad que ofrecía Decesare. Le gustó. La arrendó durante seis años a través de Henley and Partners, una consultora de migración de inversiones con sede en Londres.

A su llegada, el arrendador fue muy gentil con Chang, a tal punto que en ocasiones le prestaba su propia tarjeta de crédito para que pagara algunas compras menores, como Netflix.

—Le pasaba mi tarjeta, me quedaba junto a él y la tomaba de regreso —aseguró.

Estuvieron en contacto mucho tiempo, pero había hablado con él por última vez en 2022. Aunque mantenía buenos recuerdos.

—Estaba alquilando mi casa. Era muy encantador… muy inteligente. Él sabe mucho, sobre muchas cosas.

Por eso se sorprendió cuando lo volvió a ver el pasado 13 de marzo siendo escoltado por la policía.

Inhawi Boutique Hostel

Aquel miércoles, hace poco más de dos semanas, todos los caminos conducían al Inhawi Boutique Hostel. Como su nombre lo dice, es un hostal de altas prestaciones en St. Julian’s, una localidad ubicada en la costa de Malta, a pocos kilómetros del aeropuerto internacional de la isla y a 200 metros de la playa.

Una estadía en sus dependencias no es particularmente cara. Por ejemplo, para este fin de semana santo, dos noches costaban poco más de $50 mil, incluyendo un desayuno continental.

Si bien es cómodo y paradisiaco, tiene habitaciones y baños compartidos, muy lejos del lujo que ostentó cuando llegó a instalarse en aquel país, en medio del mar mediterráneo.

Kevin Decesare, su antiguo arrendador, estaba ese día en medio de una reunión cuando recibió una notificación por un pago de 540 euros (unos $570 mil) con su tarjeta de crédito. Precisamente era un cargo en favor del Inhawi Boutique Hostel.

Él no había autorizado la transacción, por lo que al terminar su reunión llamó al lugar para saber más. La recepcionista se negó a darle mayores detalles, aunque llamó al encargado. Éste le confirmó la transacción, pero declinó decirle más por razones de protección de datos. Ella fue más directa y le recomendó que denunciara a la policía.

Fraude a la vista

Inicialmente, Decesare no estaba seguro de reportar el hecho. Pero se puso a revisar sus cuentas y descubrió que las transacciones habían comenzado hace seis ó siete meses. Al principio eran cantidades insignificantes, entre 13 y 20 euros ($13 mil a $20 mil), pero con el tiempo se dispararon a los 400 o 500 euros ($420 a $430 mil).

Así, poco a poco, el fraude escalonado se encumbró hasta los 10.600 euros ($10,5 millones). A fines del años pasado había recibido una alerta similar de su banco, pero como estaba en el extranjero en ese minuto, no le dio seguimiento.

Con todo eso a la vista, decidió en el acto acudir a la policía. Ese mismo día le entregó la tarjeta a las investigadores y bloqueó la tarjeta.

Los policías acudieron en el acto al hostal y Decesare se quedó esperando afuera. El encargado les confirmó que el cargo había sido realizado 45 minutos atrás por un cliente que llevaba hospedado aproximadamente un año en el lugar.

Los llevó rápidamente hasta la habitación del sospechoso. Era Alberto Chang.

Le pidieron que mostrara su teléfono. En ese momento pudieron verificar que mantenía una tarjeta de crédito virtual con el mismo número que Decesare, pero con un nombre diferente.

Mientras esperaba afuera, el empresario vio a Chang salir escoltado por la policía. Lo reconoció al instante, era su antiguo inquilino.

—Yo estaba incrédulo, fue un shock.

Prontuario (des)conocido de Chang

Al margen de lo que se robó en Chile, su prontuario en Malta también estaba en crecimiento. No era primera vez que cometía el mismo delito en la isla.

El oficial a cargo de su última detención detectó que en el sistema policial habían otros dos casos similares que apuntaban a Chang como responsable. Por eso, el martes pasado se presentaron cargos adicionales.

Respecto a los delitos cometidos en suelo nacional, todo parecía indicar que ya había zafado. En 2017 las autoridades chilenas pidieron la extradición, pero los tribunales de Malta lo denegaron. Una decisión que en 2018 fue ratificada en una segunda instancia de apelación.

Sin embargo, las víctimas de su estafa en suelo chileno ya se ilusionan con la posibilidad de que sea deportado a Chile.

En la audiencia de este martes, de hecho, se reveló un detalle hasta ahora públicamente desconocido: Chang se ha mantenido en Malta todos estos años como migrante irregular.

Según se ventiló en el tribunal, y tal como consigna Malta Times, el chileno sólo había presentado una solicitud de permiso de residencia temporal en 2015, la cual no le permitía trabajar. En 2016, en tanto, le fue otorgado, pero fue revocado 20 minutos después.

Así las cosas, Karl Roberts, inspector del Departamento de Inmigración, explicó que dicho escenario podría estar sujeto a una orden de retorno por parte de las autoridades.

En simple, con un proceso judicial en curso, Chang quedó al borde de la deportación. En Chile, mientras tanto, un numeroso grupo de estafados espera deseoso su regreso.

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