Morir en la autopista: cómo camión en panne y conductor sin licencia costaron la vida de Benja y Cata

La tarde del pasado 19 de junio, Benjamín Jesús Luengo Vergara y Catalina Almendra Zalduondo Muñoz recibieron sus títulos póstumos de ingenieros comerciales en la Universidad Andrés Bello.

La íntima ceremonia se realizó en el campus Bellavista, donde cursaban sus estudios.

Ambos murieron en un accidente de tránsito en diciembre de 2022. Eran las 15:30 horas y se dirigían a celebrar que pasaron de tercer a cuarto año en la universidad… Pero nunca llegaron a su destino.

Hoy, dos querellas presentadas por sus familias buscan reconstruir los eventos de ese día. Los antecedentes figuran en una investigación liderada por el persecutor de la Fiscalía Metropolitana Sur, Rodrigo Chinchón.

Un camión en panne

Nueve días antes de Navidad, Benjamín (20) y Catalina (21) se dirigieron en motocicleta a la casa de un amigo. Desde San Bernardo a Maipú. Los universitarios pasarían una tarde de piscina para celebrar que el día anterior aprobaron sus ramos. Esa misma mañana fueron al gimnasio juntos. Eran mejores amigos. Inseparables. Muy parecidos en personalidad, recuerdan sus padres en conversación con BBCL Investiga.

Los jóvenes transitaban por la Autopista General Velásquez, cuando se encontraron de frente con un camión en panne. El vehículo bloqueaba el enlace hacia Vespucio poniente (Maipú). Pese a realizar una maniobra para intentar esquivarlo, Benjamín y Catalina chocaron de lleno contra el móvil.

—Habían terminado bien el tercer año, estaban contentos. No participaban en varias cosas por el tema de los estudios. Iban sanamente a un día de piscina, no iban a una velocidad excesiva —aseguran sus cercanos.

Nayareth Vergara, Mauricio Rivera, Luz Muñoz y Neftalí Zalduondo, hoy buscan justicia. Los padres de Benjamín y Catalina, respectivamente, esperan que la investigación pronto aclare y determine responsabilidades.

—Si no eran ellos iba a ser alguien más —concuerdan.

Para los cuatro es difícil poner en palabras el recuerdo de sus hijos.

Benjamín y Catalina | Cedidas a BBCL

Catalina Almendra era muy cariñosa, trabajadora, productiva a full, con días de 48 horas y muy “mamá gallina” de los suyos. Benjamín Jesús era esforzado, responsable y entusiasta. Sus padres dicen que se parecían. De hecho, sus cumpleaños se separaban por unos pocos días. Cata celebraba los 2 de mayo y Benja, los 9.

Ambos se conocieron en primer año de la universidad y desde ahí fueron inseparables, como amigos, recalcan sus padres, desechando que haya existido una relación romántica entre ellos, como trascendió cuando ocurrió el accidente.

—Creemos que se conocieron de otra vida —recalca Neftalí.

Tanto Benjamín como Catalina tenían muchos amigos.

—Eran los “Roberto Carlos” —indica Luz.

—El chicle que aglutinaba todo lo demás, energía pura, soñadores. Eran sonido y color, todos los sonidos y colores —complementa Nayareth.

Pese a su gran energía, sus familias aseguran que no ponían en riesgo su vida. Siempre informaban dónde estarían y con quién. Eran precavidos.

De acuerdo al informe de la SIAT, un desperfecto mecánico detuvo al vehículo mayor. En primera instancia, el conductor había asegurado que le faltaba combustible. No obstante, con posterioridad se supo que el vehículo sí contaba con petróleo. Era su marcador el que estaba en mal estado.

“El desperfecto mecánico anteriormente señalado se debe a un mal mantenimiento periódico y programado del vehículo”, constata el escrito policial.

El antecedente, según acusan las familias, no es lo único irregular en el camión. De acuerdo a las querellas presentadas, el camión no transitaba con el parachoques antiempotramiento exigido por la ley de Tránsito. De cumplir con la normativa de seguridad, acusan, las víctimas podrían haber sobrevivido.

La SIAT no notó la infracción. En efecto, no existe registro de la falta en los documentos que analizan la dinámica del accidente.

Informe de la SIAT | Cedida a BBCL

“Documentos falsos”

Según el documento policial, en el lugar, Carabineros no logró establecer si el camión advirtió o no a los demás conductores de su panne. Sin embargo, concluyeron que el accidente se produjo porque Benjamín conducía “sin prestar atención a las condiciones del tránsito”. El punto, su familia lo cuestiona con creces.

De acuerdo a testimonios de vecinos, recogidos por la parte querellante, el vehículo mayor no encendió sus luces intermitentes ni posicionó conos o triángulos de seguridad para alertar a los demás automovilistas. Además, indican que tras el siniestro, sus ocupantes tuvieron tiempo para incluso comprar bebidas, acusando que no prestaron ayuda a los jóvenes.

Hay más. El conductor del camión no contaba con licencia A4, exigida para manejar un transporte con peso bruto superior a los 3.500 kilogramos (en este caso, pesaba 16.800). Pese a la evidente irregularidad, el informe de Carabineros concluyó inexplicablemente que el chofer sí transitaba con “la totalidad de la documentación al día”.

Y peor aún: tras revisar los informes y cotejar la información del vehículo mayor, la familia del universitario concluyó que la revisión técnica, el permiso de circulación y el seguro obligatorio del camión, son falsos. A sus ojos, ningún funcionario policial verificó los papeles, sino que sólo comprobaron que su conductor los portaba. Con todo, el Ministerio Público deberá ratificar los hallazgos.

Sea como sea, los padres de los jóvenes cuestionan cómo un camión que no cumplía condiciones técnicas fue devuelto a su dueño para seguir circulando.

Este año a los jóvenes les tocaba elegir si continuaban con la malla de administración de empresa o economía y finanzas (para obtener la mención). Benjamín incluso adelantaría un ramo en enero. Hizo los cálculos para saber cuánto tendría que trabajar para costear y anticipar ese ramo extra. Esto, pensaba, lo ayudaría a tener un año no tan recargado.

Catalina y Benjamín | Cedida a BBCL

Por su parte, Catalina desde octavo básico sabía que quería estudiar ingeniería comercial. Salió de un colegio técnico con título de contadora y de ahí, ingresó a la UNAB. De lunes a viernes se dedicaba a la universidad y los fines de semana trabajaba.

—Estaba llena de sueños. Catita soñaba con ser independiente, con tener su departamento. Ella quería ser profesional, vivir su vida, viajar —cuenta su papá.

Es más, siempre quiso ir a la isla Santorini, en Grecia. Tenía planes de trabajar junto a su padre y viajar a las playas del mar Egeo.

—Tengo la impresión que ella nunca quería no estar con nosotros, independiente de dónde estuviera y con quien estuviera. No veo en ella que quisiera volar del nido para no volver, ella siempre estaba con su papá, mamá y hermana —acota Neftalí.

Luz, madre de Catalina, reconoce el impacto que tuvo el fatal accidente en sus vidas.

—La arrebataron, le quitaron su derecho a vivir, a disfrutar, a ser feliz. A nosotros como familia nos destruyeron —lamenta.

Respecto a la entrega de los títulos póstumos, se mostró conforme. Ocurrió gracias a las gestiones de Nayareth, a quien luego se sumó Luz.

—Se reconoció el esfuerzo de los niños. Viene a ser un bálsamo para tanto dolor. Nos viene a dar un poco de alegría, que no se compara al tremendo dolor que tenemos, pero es muy significativo.

Benja tenía planes de trabajar con su papá. Comenzarían un taller juntos. Mauricio es mecánico e inició a su hijo en el mundo de las tuercas. Su padre lo estaba esperando para dar el “vamos”.

—Quería vivir una aventura, quería salir y conocer más el mundo. Tenía planificado un viaje a Japón y Rusia con unos amigos —cuenta Nayareth.

Destacan su carácter soñador y autónomo.

—Nosotros tuvimos una vida que partió diferente y nos esforzamos por dársela a él. Benjamín era hijo único y nieto único por parte de Nayareth, entonces lo apoyamos en todo y le pusimos todas las ganas —agrega Mauricio.

Tanto el conductor del camión, su peoneta y el dueño del vehículo figuran como querellados. Todos hombres chilenos, cuya responsabilidad deberá confirmar fiscalía para avanzar a una eventual formalización.

Además de los antecedentes expuestos, los padres de Benjamín y Catalina apuntan a incongruencias en los testimonios de los sujetos. Por ejemplo, en una de sus declaraciones, el conductor dijo no haber bajado del vehículo cuando quedó en panne, y que en eso, vio la moto del universitario a la distancia. Sin embargo, en otro relato indicó que “sintió” el choque, cuando revisaba el motor del camión. Es decir, sí habría descendido.

Las declaraciones también difieren sobre quién prestó auxilio a las víctimas y quién llamó a los equipos de emergencia. Es más, de acuerdo a información de la parte querellante, no existe registro de que esto realmente haya ocurrido, sino que fueron vecinos quienes alertaron del accidente.

Los minutos de panne habrían sido a la espera de combustible. En concreto, el conductor habría llamado al propietario del camión para que le llevara petróleo. Este último habría llegado al lugar del siniestro acompañado. No obstante, se desconoce la identidad de esta cuarta persona.

Ya en el sitio, la SIAT estableció que el accidente ocurrió a las 15:45 horas. El equipo llegó al punto con posterioridad, cerca de 60 minutos. Pese a identificar a las víctimas en el lugar, sus familias se enteraron de los fallecimientos cinco horas después.

En el caso de Catalina Zalduondo Muñoz, su madre fue notificada a las 21:00 horas por Carabineros, en su domicilio ubicado en San Bernardo.

Los padres de Benjamín Luengo Vergara, en tanto, no fueron informados. Pasadas las 22:00 horas, llegaron desde Til-Til a la Tenencia Lo Sierra, luego de seguir el GPS de la motocicleta. Allí se les notificó del deceso de su hijo.

Casi tres meses después del accidente, el 28 de febrero de este año, los padres de Benjamín avistaron un camión de diferente estructura y carrocería, pero con la misma patente del vehículo involucrado en el accidente de tránsito que costó la vida de los jóvenes universitarios. Este segundo móvil, eso sí, corresponde a un camión recolector de residuos domiciliarios. Así, en la familia surgió otra interrogante ¿fue la patente clonada? Con esto, las irregularidades aumentarían.

El caso completo lo tomó el persecutor de la Fiscalía Especializada en Delitos Violentos Metropolitana Sur, Rodrigo Chinchón. Consultado por BBCL Investiga, desde la repartición señalaron que existen diligencias pendientes y que la causa aún no está formalizada. Es decir, aún no existe imputación de cargos.

En esa línea, señalan que el contacto con la familia es permanente.

Proyecto duerme en la Cámara

A comienzo de 2022, se ingresó un proyecto que busca modificar la ley de tránsito para agravar las sanciones contra quienes conducen vehículos motorizados sin licencia de conducir.

Hasta la fecha la iniciativa duerme en el Congreso. Según el portal web de la Cámara de Diputados, la iniciativa continúa en su primer trámite constitucional desde enero de 2022, mismo mes en el que ingresó el proyecto y pasó a la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones.

Fuentes de BBCL, indican que la propuesta no cuenta con un plazo de discusión, ya que no tiene urgencia aplicada. Al menos hasta finales de marzo, los esfuerzos de la instancia parlamentaria se enfocaban en dos leyes: la renovación de licencias producto de la pandemia y la ley de cabotaje marítimo. La primera ya fue promulgada en junio de este año.

Pese a constantes requerimientos por parte de este medio, el actual presidente de la Comisión, Cosme Mellado (PR), no contestó.

Según el Anuario Estadísticos de Siniestros de Tránsito de 2022, elaborado por Carabineros de Chile, conducir sin licencia ha sido la infracción más frecuente desde 2019. El año pasado, de acuerdo a los registros policiales, ocurrió en más de 270 mil ocasiones.