Ética y transparencia de BioBioChile
El profesor de la Universidad Católica y fundador de Relaxiona Internacional, Carlos Escaffi, abordó la profunda crisis institucional y social que atraviesa Perú, marcada por la inestabilidad presidencial y la desconfianza ciudadana.
Durante los últimos años, el país ha enfrentado una seguidilla de destituciones y procesos judiciales contra sus mandatarios. Desde Pedro Castillo hasta Dina Boluarte, la política peruana parece atrapada en un ciclo sin fin.
“Perú vive permanentemente una inestabilidad política desde sus orígenes republicanos, y más intensamente desde la caída del régimen de Fujimori en el año 2000”, señaló Escaffi al ser consultado por Tomás Mosciatti.
Ocho presidentes en los últimos diez años
El académico explicó que la figura de la “vacancia moral”, contemplada en la Constitución, ha sido clave en esta crisis. “En los últimos nueve años, el Congreso ha recurrido a esa figura siete veces, lo que ha provocado que el país tenga igual número de presidentes”, comentó. Esa práctica ha deteriorado la confianza en las instituciones y ha alimentado el hartazgo ciudadano.
Escaffi sostuvo que la falta de valores y ética profundiza el problema. “En Perú se perdió lo ético, lo valórico y el respeto por la institucionalidad”, advirtió. Según dijo, la actual administración de José Jerí intenta revertir el desborde de criminalidad con una presencia más visible del Estado. “El presidente actúa como un sheriff. Sale a patrullar las calles, y eso, aunque sea simbólico, genera un grado de legitimidad”, apuntó.
El gobierno decretó recientemente un estado de emergencia por 30 días en Lima y el Callao, medida que limita libertades, como el tránsito en motocicletas de dos adultos o las visitas en cárceles. “Son decisiones incómodas, pero necesarias ante la presencia de mafias y el sicariato, que se ha vuelto cotidiano”, explicó.
Pese a la crisis política y social, la economía peruana mantiene cifras estables. Escaffi atribuyó esa fortaleza al marco constitucional de 1992 y al manejo del Banco Central. “Perú decidió separar lo político de lo económico, y eso permitió que la economía siguiera avanzando mientras la política se desmoronaba”, dijo.
El académico destacó que el país registra un crecimiento cercano al 3% anual, con baja inflación y elevadas reservas internacionales. “El peruano se la busca. Entiende que hay que seguir pedaleando, porque este triciclo llamado Perú no puede detenerse”, expresó.
En medio del desencanto político, Carlos Escaffi cree que las nuevas generaciones buscan algo más que estabilidad: buscan sentido. “Tal vez sea romántico, pero América Latina necesita un poco de ese romanticismo, que acerque la política a la gente”, concluyó.