Foto: CONTEXTO | AGENCIA UNO
El estudio más completo de la última década sobre infancia y pobreza concluyó que durante la pandemia la pobreza de niños, niñas y adolescentes alcanzó un 15,6%.
Esto afectando del orden de 703.000 personas menores de 18 años.
La pobreza extrema, en tanto, llegó a 5,9% afectando a cerca de 264.000 niños, niñas y adolescentes. Se trata de una crisis sin precedentes en el país y focalizada en los hogares más vulnerables.
La pobreza y vulnerabilidad infantil es una grave transgresión a los derechos humanos.
Los mil primeros días de vida son claves para el desarrollo humano. Es el período más veloz del desarrollo del cerebro humano, siendo claves la alimentación, protección y estimulación desde una interacción cariñosa y lúdica.
Revisa la entrevista a Pablo Egenau, Director Social del Hogar de Cristo.
“No tenemos los datos de la pobreza multidimensional en el ámbito infantil. Si bien la por ingresos aumentó de manera significante, la multidimensional era de un 22,9% en 2017, no contamos con ese dato pero suponemos que superará el 25% de niños, niñas y adolescentes en el país, lo que es alarmante”.
“Necesitamos construir políticas públicas que nos permitan avanzar a un piso de protección social garantizado para la infancia. Sabemos que nacer y crecer en pobreza tiene implicancias importantísimas, en torno al acceso desigual de la salud, hay mayor riesgo de bajo desempeño escolar y deserción, también de problemas nutricionales, embarazo adolescente, depresión”.
“Los primeros mil días después del nacimiento son cruciales para el desarrollo de la arquitectura tecnológica”.
“Tenemos políticas públicas disgregadas, tienen ciertos recursos por lo que están limitadas en su cobertura. Hay que contar con un piso de protección social”.