Joaquín Maluenda, conocido como el Tachuela Grande, lleva más de cinco décadas dedicado al circo tradicional chileno. En conversación con Bio Bio TV, el payaso y gestor cultural celebra un momento histórico: la posible declaratoria del circo tradicional chileno como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
“Estamos tranquilos y nerviosos”, confiesa. “El expediente ya está en manos del comité que se reúne en diciembre en India. Sería un hecho sin precedentes: ni el Circo del Sol, ni Mónaco, ni Ringling Brothers lo han logrado”.
El proceso, liderado por la Universidad del Desarrollo junto a la comunidad circense, reunió todos los antecedentes necesarios: ritos, tradiciones, modos de vida y transmisión de saberes de generación en generación. “En el circo chileno no hay empresarios externos. Aquí uno nace y muere dentro del proyecto de vida del circo”, explica.
Tachuela Grande recuerda con emoción a su padre, el Tony Tachuela. “Murió cuando yo tenía 17 años. Salimos a pedir una colecta para enterrarlo. Desde ahí me hice cargo de mi familia”, cuenta. Hoy, muchos de sus nietos llevan legalmente el apellido “Tachuela”, incluso en sus documentos de identidad. “Eso habla de nuestra tradición”, asegura.
La familia Maluenda ha impulsado hitos fundamentales: desde la creación del Día Nacional del Circo, hasta la organización del Congreso Internacional de Circos de Latinoamérica, que comenzó en Chile y ahora recorre el continente.
Durante décadas, el circo fue visto con lástima. “Antes la gente decía ‘pobrecitos los del circo’. Hoy eso cambió. Ahora el público se sienta en butacas modernas, con aire acondicionado y baños dignos. Se lo merece”, afirma.
Para Maluenda, el respeto ganado también tiene relación con el trabajo constante. “Hemos pasado tormentas, vientos que se llevaban las carpas, funciones con barro y frío. Pero nunca dejamos de hacer reír”.
Uno de los momentos más complejos en su historia fue cuando se le acusó de maltrato animal. “Fui usado como símbolo del maltrato, pero el Servicio Agrícola Ganadero nunca retiró mis animales porque estaban en regla”, asegura. Tras años de juicio, fue absuelto y recibió una mínima multa. “Ya no hay animales en el circo chileno, pero la verdad había que contarla”, sentencia.
Maluenda asegura que el circo tradicional chileno no solo tiene pasado, también tiene futuro. “Aquí nadie pregunta cuánto va a ganar, sino cuánto va a entregar”, dice. Actualmente espera la llegada de una nueva carpa italiana de última generación, y trabaja con orgullo en cada nueva gira.
“A veces me siento solo en la tribuna cuando prenden las luces y me acuerdo de mi primer circo en el patio de mi casa. Con tablones y ladrillos, hacíamos funciones para los vecinos. Esa es mi historia, la historia del circo”.