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El 26 de noviembre de 1922, Howard Carter abrió la tumba de Tutankamón y desató uno de los hallazgos arqueológicos más célebres del siglo XX. La búsqueda había comenzado décadas antes, cuando el joven artista inglés llegó a Egipto a fines del siglo XIX y decidió dedicarse a la excavación del Valle de los Reyes.
En 1903, Lord Carnarvon —deportista, viajero y coleccionista— arribó a Egipto y compró una concesión para excavar. Necesitaba un profesional y terminó contratando a Carter en 1907, cuando el arqueólogo apenas sobrevivía vendiendo acuarelas y abasteciendo a coleccionistas.
Ambos trabajaron durante cinco años con resultados discretos. La Primera Guerra Mundial interrumpió las excavaciones entre 1914 y 1917. Al volver, retomaron la búsqueda directamente en el Valle de los Reyes, decididos a encontrar la tumba de Tutankamón. Después de otra larga temporada sin éxito, Carnarvon regresó a Inglaterra, aunque mantuvo el financiamiento.
El más grande descubrimiento arqueológico
El 4 de noviembre de 1922, Carter encontró odres de agua y otros objetos que anunciaban algo mayor. Poco después apareció una losa intacta con el sello real: un chacal y nueve prisioneros. Bajo ella, una escalera. El arqueólogo telegrafió de inmediato a su benefactor: “Por fin, fabuloso descubrimiento en el valle, magnífica tumba, felicitaciones, Carter”.
Carnarvon viajó con su hija Evelyn y llegó el 23 de noviembre para participar en la etapa final. Tres días más tarde liberaron el corredor. Carter describió el momento con precisión: hizo una pequeña grieta, amplió el agujero y observó el interior. El conde preguntó si veía algo y el arqueólogo respondió: “Sí, veo cosas maravillosas”.
Dentro de la recámara aparecieron carros de batalla, tronos, camas, cofres, vasijas y cientos de objetos. Aunque Tutankamón no fue un faraón destacado, su tumba casi intacta permitió estudiar a fondo los rituales funerarios egipcios.
La popularidad del hallazgo llevó a una apertura oficial de la tumba el 29 de noviembre, pero la fecha clave —el día en que Carter abrió el sepulcro— quedó registrada como el 26 de noviembre de 1922.
En este video, Nibaldo Mosciatti relata uno de los descubrimientos más importantes de la arqueología mundial.
