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Un día como hoy, pero hace 400 años, muere Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma en España.
considerado el precursor de la especulación y corrupción urbanística
Francisco de Sandoval y Rojas fue el hombre más poderoso del reinado de Felipe III. Había nacido en Tordesillas en 1553, se hizo inmensamente rico a costa de saber manejar la corrupción, el tráfico de influencias y la venta de cargos públicos. Para dejar constancia de su poder como mecenas de la Villa Ducal de Lerma en Burgos, empleó parte de su fortuna en engrandecerla y embellecerla, contratando a los más sobresalientes arquitectos y usando los mejores materiales.
La mayor parte de sus edificios fueron diseñados por su arquitecto de confianza, el carmelita descalzo Fray Alberto de la Madre de Dios, a quien se deben la colegiata y los conventos de la Encarnación, San Blas, Santo Domingo y Santa Teresa, así como la finalización del Palacio Ducal. Por su cargo de ministro del Rey de España, se convirtió en el hombre más cercano y de mayor confianza del monarca, consiguiendo incluso que éste trasladase desde Madrid la corte a Valladolid el año 1601. El Duque entonces efectuó una magistral operación inmobiliaria seis meses antes del traslado, comprando propiedades e invirtiendo en su propio beneficio en lo que ahora se conoce como especulación.
Sabía que el rey se iba a trasladar a Valladolid, compró terrenos ahí que iban a aumentar su valor. De hecho, algunas de esas propiedades, como la llamada Huerta de la Rivera, se las vendió años después al propio rey. Compró un palacio a Francisco de los Cobos, edificio que vendió al año siguiente también al rey y que fue convertido en Palacio Real.
El regreso de la corte de Felipe III a Madrid el año 1606 se hizo también por la influencia y los consejos del Duque de Lerma. Los historiadores piensan que este regreso estaba preparado de antemano y que el Duque nunca tuvo la intención de abandonar por completo Madrid. Se sabe, por los documentos que se conservan, que ya en 1603 existen ciertas maniobras y acuerdos entre el alcalde de Madrid y el Duque.
La influencia de Lerma duró hasta su caída en desgracia en 1618, propiciada por su propio hijo Cristóbal, Duque de Uceda, tras lo que fue esencialmente sustituido en la corte por el Conde Duque de Olivares. El año 1613, la reina Margarita, esposa de Felipe III, ordenó una investigación de las finanzas, un proceso de vista que fue descubriendo el entramado de corrupción e irregularidades del Duque de Lerma. Empezaron a caer culpables e implicados, entre otros el valido del Duque o ejecutor de confianza Rodrigo Calderón de Aranda, que fue ejecutado en la Plaza Mayor de Madrid en 1621.
Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se viste decolorado. Rezaba una copla que corrió por Madrid, cuando el Duque de Lerma se refugió en el clero para protegerse de quienes le acusaban de desviar dinero de las arcas reales. En efecto, el Duque Francisco de Sandoval y Rojas aplicó una estratagema que salvó su vida.
Pidió de Roma el capelo cardenalicio que se le concedió en 1618, como Cardenal Pérez Vítero de San Sixto, al mismo tiempo que el rey le dio permiso para retirarse sus propiedades de la ciudad de Lerma. Cuando Felipe III estaba a punto de morir, perdonó a muchos reos que fueron a visitarlo, y con ese objetivo el Duque intentó acercarse, pero el Conde de Olivares, futuro primer ministro del hijo de Felipe IV, mandó retenerlo en el camino. Felipe III murió y el Conde de Olivares ordenó que el Duque permaneciera en Tordesillas, pero éste no obedeció y apeló al Papa.
Gregorio XV y el colegio cardenalicio lo defendieron, considerando su destierro un atentado contra la libertad eclesiástica y el prestigio del cardenalato. Bajo el reinado de Felipe IV, iniciado en 1621, se despojó al Duque de Lerma de parte de sus riquezas. El entonces cardenal fue condenado el 3 de agosto de 1624 a devolver al reino más de un millón de ducados.
Francisco de Sandoval y Rojas, el Duque de Lerma, murió el 17 de mayo de 1625 en Valladolid, retirado de la vida pública.