Patricia Cerda aborda su encuentro con "Ercilla" mientras lanza "Lucila"

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Prolífica y metódica, Patricia Cerda se ha dedicado a la novela histórica, acercando de una manera muy amena a diversos personajes a un público no necesariamente erudito.

Acaba de sacar “Lucila”, una novela sobre Gabriela Mistral.

Antes escribió sobre Violeta y Nicanor Parra; Rugendas, por nombrar algunos. “De todos estos personajes he aprendido algo, pero de quien más he aprendido es de Gabriela Mistral”, dice en el programa “Del Fin del Mundo”, en conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra.

Vive en Berlín, Alemania, desde 1986, pero siempre está viniendo a Chile.

Durante el programa, conversó sobre lo que significó sumergirse en “Ercilla” (Penguin Random House).

“No pensé nunca que iba a escribir sobre Ercilla pero me invitaron de España y me preguntaron sobre él, porque suponían que siendo chilena sabría sobre él. Y yo sabía lo que todos los chilenos; es decir, nada. Fui a la librería de viejos Cid Campeador a ver si encontraba la obra de Toribio Merino. Y me dije: si la tienen, lo hago. Y la encontré”.

“Claro que ahí no dice nada de sus viajes, su vida personal, sus viajes con Felipe II. Y me fui dos meses a España”.
Allí partió todo. “La novela histórica requiere de mucha investigación”.

La escribió en un año. “El hecho de ser historiadora me hace ser muy económica en la búsqueda de la fuente. Nunca pierdo de vista lo que quiero”.

Y lo que encontró fue a un hombre muy culto, lector de Erasmo, muy influenciado por los italianos.

“Está escrita sin hipocresía, sin pintar ni españoles ni indígenas de colores. Alonso de Ercilla admira la dignidad de los indígenas y acusa a los españoles a ser crueles con los vencidos. Es el tono de su poema épico”.

“Descubrí que él era una mente abierta y cultivada, todo lo contrario de la España inquisitorial. Posiblemente es el hombre más culto que pasó por la colonia”.

“Otro tema que descubrí es que “La Araucana” le cambió la vida. Fue un best-seller. Es una obra autobiográfica, muy emocional, es como una conversación con Felipe II”.

“Yo vengo de Concepción y todas las calles de la rivera del Bío Bío tienen nombres de mapuches sacados de “La Araucana”. Y yo, investigando, me encontré que son nombres inventados por Ercilla”.

“No hay otro país latinoamericano que tenga un poema épico. Y nosotros lo tenemos abandonado”.

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Prolífica y metódica, Patricia Cerda se ha dedicado a la novela histórica, acercando de una manera muy amena a diversos personajes a un público no necesariamente erudito.

Acaba de sacar “Lucila”, una novela sobre Gabriela Mistral.

Antes escribió sobre Violeta y Nicanor Parra; Rugendas, por nombrar algunos. “De todos estos personajes he aprendido algo, pero de quien más he aprendido es de Gabriela Mistral”, dice en el programa “Del Fin del Mundo”, en conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra.

Vive en Berlín, Alemania, desde 1986, pero siempre está viniendo a Chile.

Durante el programa, conversó sobre lo que significó sumergirse en “Ercilla” (Penguin Random House).

“No pensé nunca que iba a escribir sobre Ercilla pero me invitaron de España y me preguntaron sobre él, porque suponían que siendo chilena sabría sobre él. Y yo sabía lo que todos los chilenos; es decir, nada. Fui a la librería de viejos Cid Campeador a ver si encontraba la obra de Toribio Merino. Y me dije: si la tienen, lo hago. Y la encontré”.

“Claro que ahí no dice nada de sus viajes, su vida personal, sus viajes con Felipe II. Y me fui dos meses a España”.
Allí partió todo. “La novela histórica requiere de mucha investigación”.

La escribió en un año. “El hecho de ser historiadora me hace ser muy económica en la búsqueda de la fuente. Nunca pierdo de vista lo que quiero”.

Y lo que encontró fue a un hombre muy culto, lector de Erasmo, muy influenciado por los italianos.

“Está escrita sin hipocresía, sin pintar ni españoles ni indígenas de colores. Alonso de Ercilla admira la dignidad de los indígenas y acusa a los españoles a ser crueles con los vencidos. Es el tono de su poema épico”.

“Descubrí que él era una mente abierta y cultivada, todo lo contrario de la España inquisitorial. Posiblemente es el hombre más culto que pasó por la colonia”.

“Otro tema que descubrí es que “La Araucana” le cambió la vida. Fue un best-seller. Es una obra autobiográfica, muy emocional, es como una conversación con Felipe II”.

“Yo vengo de Concepción y todas las calles de la rivera del Bío Bío tienen nombres de mapuches sacados de “La Araucana”. Y yo, investigando, me encontré que son nombres inventados por Ercilla”.

“No hay otro país latinoamericano que tenga un poema épico. Y nosotros lo tenemos abandonado”.