Es debatible si acaso la designación de embajadores políticos es el mejor mecanismo para poder asumir las responsabilidades en consulados claves para las RREE de nuestro país.
Durante esta última semana, se desató una fuerte polémica por la construcción de una base militar argentina en territorio chileno. En este punto, situado a pocos metros del Estrecho de Magallanes, se instalaron paneles solares, que finalmente fueron retirados este martes.
Luego de que se resolviera esta tensa situación, el embajador de Chile en el país trasandino, José Antonio Viera-Gallo hizo noticia al bajarle el perfil a lo sucedido , asegurando que se había tratado de un simple malentendido.
Esto supone una cierta controversia, dado el tono de las declaraciones que las mismas autoridades del Poder Ejecutivo han emitido en relación a este conflicto y su gravedad.
Este hecho, sumado a otros, ha abierto un debate al interior de nuestro país en torno a diversos asuntos, que van más allá de lo que dice relación con la defensa de la soberanía nacional.
Uno de ellos, es la poca proactividad de la Cancillería y el otro es el rol que asumen los mandatarios en asuntos de política internacional y también, cómo se desempeñan los diplomáticos.
Ciertamente, algunos embajadores políticos han dejado mucho que desear, en consulados que son de suma importancia. En estas, suele ocurrir que los Jefes de Estado mandan a personas de confianza para asumir cargos que en muchas ocasiones operan como “premios de consuelo”.
No obstante, muchas veces el bagaje político y las capacidades son evidentes, mientras que muchas otras veces, quedan dudas. Es debatible si acaso se justifican estos nombramientos por parte del Presidente de la República.
Vínculos políticos como requisito
Existen profesionales altamente capacitados para ejercer determinados roles, que no llegan a hacerlo por no pertenecer a un partido o bien, no contar con los vínculos políticos necesarios.
Sin embargo, resulta que este escenario podría tener ciertos perjuicios. Esto debido a que hay personas que eventualmente estarían mejor capacitadas, tales como expertos o funcionarios de carrera, que entienden mejor ciertos códigos diplomáticos u otros que se requieran para las funciones asignadas.