El 29 de agosto de 1973, en medio de hechos de violencia en Santiago, militantes de ultraizquierda asesinaron al subteniente de ejército, Héctor Lacrampette Calderón.
Nació el 2 de marzo de 1952 en Tocopilla y muy joven ingresó a la Escuela Militar. Fue un subteniente recién egresado, en medio de un complejo panorama social y político nacional.
Las versiones de la época señalan que ese 29 de agosto, el subteniente del ejército estaba esperando locomoción colectiva cuando fue asesinado de un balazo. Los peritajes policiales arrojaron resultados de inmediato.
Se detuvo al ciudadano mexicano llamado Jorge Soza, militante de izquierda que participó en la intervención estatal de la empresa Indugas. Fue puesto a disposición de la justicia como el autor material del homicidio.
El grave suceso causó impacto en la sociedad de esos años. El recién nombrando comandante jefe del ejercito, Augusto Pinochet, exigió que el caso fuera investigado por la justicia militar.
Por otro lado, desde el gobierno de la Unidad Popular calificaron el crimen como un acto policial. La oposición destacó la militancia política de los detenidos y su connotación.
En abril de 1974, en forma póstuma, se le otorgó a Héctor Lacrampette la condecoración de Servicios Distinguidos de Primera Clase.
En el plano de la justicia, los tribunales condenaron a cadena perpetua al homicida del subteniente Lacrampette, Jorge Soza.
No obstante, un decreto de amnistía emitido por la dictadura militar favoreció la liberación del ciudadano mexicano.
Finalmente, en 1978 el Ministerio del Interior emitió el decreto número 389, que ordenaba expulsiones de personas consideradas como un peligro a la sociedad, donde fue incluido el asesino del subteniente Héctor Lacrampette.