En momentos donde la ciudadanía exige –y requiere– soluciones más rápidas, el Estado debe priorizar mecanismos que faciliten responder a las urgencias sociales no atendidas este último tiempo. Así, las Asociaciones Público-Privadas se transforman en nuestros grandes aliados: son más ágiles y permiten liberar recursos fiscales para que se destinen a políticas sociales.