La revista sábado reveló un oscuro secreto de la boxeadora nacional, Carolina ‘Krespita’ Rodríguez, vinculado al narcotráfico.

El episodio se remonta al 2007, cuando la deportista era campeona de kickboxing. El escaso apoyo de la federación y sus problemas económicos hicieron que aceptara un viaje a España, para probar suerte, y junto a una amiga se fueron. Sin embargo, nadie le dijo que tenía que permanecer tres días en Bolivia.

Allí, en el Aeropuerto de Viru Viru en Santa Cruz, Bolivia, la boxeadora (en ese entonces de 24 años), fue detenida por la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN).

Al ser registradas, se les encontró a cada una 4 tablillas de cocaína adosadas a sus cuerpos, las cuales pesaban 3 kilos y 756 gramos, y estaban avaluadas en 67 millones de pesos cada una.

La nacional fue detenida y enviada al Centro de Rehabilitación Santa Cruz Palmasola. El ingreso al centro más poblado de Bolivia, y uno de los más peligrosos de Latinoamérica, se dio un 2 de enero de 2008.

A fines de enero de ese año, el padre de ‘krespita’ llegó hasta Bolivia para hacerse cargo de los gastos del proceso. Arrendó una pieza y encontró trabajo en un restaurante. Él la acompañó en todo momento.

En la audiencia de acusación la deportista recibió una pésima noticia. Fue imputada por el delito flagrante de “transporte de sustancias controladas”, y el Ministerio Público pidió una multa de 144 dólares, la confiscación de los pasajes y 10 años de presidio en Palmasola.

A mediados de 2008, su abogado solicitó una audiencia para revisar las medidas cautelares. Allí logró modificar la detención preventiva a arraigo nacional, fianza y firma quincenal. Esto le permitió a Rodríguez fugarse del país.

La deportista estuvo cerca de seis meses en la cárcel.

Tras volver al país ‘krespita’ continuó con su carrera y ya todos sabemos lo que logró. Sin embargo, en Bolivia, su caso aún no ha prescrito y ella permanece en calidad de rebelde.

La deportista ha querido permanecer en silencio buscando la prescripción de su caso, lo que en Bolivia ocurre a los 8 años.