Su presencia en la pista no pasa desapercibida. Y no es porque haya alcanzado la notoriedad de otros deportistas. Con 19 años tiene toda una carrera por delante aún. Sus características físicas la ponen a los ojos de un público que recién la conoce y que la ve como la gran promesa del atletismo chileno. Es Norka Moretic, la joven reina del salto triple.
De 1,72 metros de altura, su contextura delgada y sobre todo sus largas piernas resaltan cada vez que compite, elementos claves para destacar en una especialidad donde pocos alcanzan el alto rendimiento en Chile.
Norka, del Club Deportivo Universidad Católica, es hoy la exponente más reconocida del salto triple en Chile. Es dueña absoluta del récord nacional adulto. Lo logró cuando tenía 17 años en el Interescolar Final de Atletismo en noviembre de 2015 con una marca de 13 metros y 35 centímetros, batiendo los 13,31 que hizo Macarena Reyes en 2011.
“No lo podía creer, lloré de alegría”, recuerda Norka en conversación con BioBioChile, quien nunca pensó que iba a conseguir el récord chileno a tan corta edad.
Ese registro la clasificó al Mundial sub-20 de Atletismo que se desarrolló en julio de 2016 en Bydgoszcz, Polonia. Allí, focalizada y consciente que podía mejorar su marca, rompió su propio récord al finalizar quinta con un salto de 13,40 metros, cinco centímetros más de lo que había hecho hace ocho meses en el Estadio Nacional.
Su familia, contenta. Su entrenador, orgulloso. Ella, molesta. En tierras polacas y rodeada de las mejores atletas de su categoría mostró una personalidad totalmente distinta a cuando obtuvo el récord chileno por primera vez. Quería más. El podio era su meta. Estuvo cerca. La rumana Georgiana-Iuliana Anitei se llevó el bronce con 13,49 metros.
En Bydgoszcz compitió con un problema en sus rodillas. De haber estado en completa condiciones la historia, quizás, hubiese aún mejor para la exalumna del Colegio Sagrado Corazones de Manquehue.
De vuelta en Santiago venía la preparación para reconocidos campeonatos de atletismo. Sin embargo, tuvo que parar. La tendinitis en sus rodillas estaba avisando. Es mejor prevenir. Una decisión difícil que la tiene alejada de la alta competencia por casi un año.
Hoy, además de sus estudios en Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile, se concentra en su recuperación. El proceso ha sido desgastante y todavía no tiene fecha de regreso. Clama por un auspicio que le ayude con algunos costosos gastos de su rehabilitación.
Sabe que el camino es ese. No se arrepiente. Quiere estar pronto pisando el recortán. La mirada está en Japón. Tokio 2020 es su objetivo.
¿Cómo nació tu pasión por el atletismo?
De chica siempre he sido súper deportista. Mis padres me inculcaron el deporte y a mí me encantaba; hice ballet, tenis, gimnasia artística y finalmente en el colegio me metí al atletismo y me encantó desde un principio.
¿Por qué elegiste el salto triple como tu especialidad?
Como soy flacucha de ‘patas’ largas siempre le pegué a los saltos. Empecé a ir a hartas competencias y pasaron los años y todas tus amigas se van saliendo. Yo seguí, mi entrenador me vio, empecé a ir a Sudamericanos. En ese tiempo el salto triple no existía porque es una prueba que se abre recién en categoría infantil, así que me mantuve en saltos y posta. Cuando se abrió la posibilidad, lo intenté una vez para un Interescolar, lo gané de una y dije ‘esto parece que es lo mío’. Lo empecé a practicar y así fui creciendo en esta prueba.
¿Cómo fue el momento en que obtuviste el récord nacional de salto triple?
Fue increíble. Yo era categoría menor, ya tenía mi récord ahí y quería ir sólo a romperlo, y terminé quebrando este récord que era no sólo de mi categoría y juvenil, sino también en adulto. Nadie se lo esperaba, fue sorpresivo para todo el mundo. No lo podía creer, terminé emocionadísima, llorando. Fue un gran empuje para seguir entrenando.
Coméntanos sobre tu experiencia en el Mundial Juvenil de Polonia
Fue increíble también, es otro mundo. Yo llegué con una lesión, mi cuerpo estaba ni cerca de estar en su mejor momento, tenía las rodillas destrozadas pero era mi sueño estar ahí. Sólo necesitaba el apoyo de mi familia y mi entrenador y partí a Polonia. Milagrosamente pude saltar, salí quinta del mundo y creo que lo que me jugó a favor fue que estaba totalmente relajada, no tenía que demostrarle nada a nadie y terminé saltando esa marca.
Cuéntanos sobre tu lesión. ¿En qué momento empezó la dolencia en tus rodillas?
Esta tendinopatía empezó hace mucho tiempo. Estuve toda mi preparación al Mundial con ella, pero yo no paré porque era mi sueño estar ahí. Adecuamos el entrenamiento, hubo semanas en las que no usaba las piernas. A la vuelta el foco fue la recuperación porque quiero llegar muy lejos y con las rodillas así como están no llego ni a la esquina.
¿Cómo ha sido el proceso de rehabilitación?
Le he estado dando duro. Me cambié de clínica, ahora voy a Las Condes. Estoy full kinesiología. La tendinopatía es súper difícil de tratar. Me hecho literalmente de todo menos la operación. Plaquetas, ondas de choques, kinesiología pa’ allá, kinesiología pa’ acá, microelectrólisis percutánea y hasta ahora sigo en recuperación, sigo totalmente parada. No conozco una persona más matea que yo en esto, desde que decidí en recuperarme no he faltado ni un día al kinesiólogo y espero que valga la pena.
¿Consideras que fue una buena decisión ir al Mundial? ¿Te arrepientes?
En su minuto dije que ‘no me arrepentiría, lo pasé increíble y me voy a recuperar en seis meses más’. Ahora llevo harto meses más, todavía no me recupero, entonces ya no sé si fue buena idea ir. Las cosas ya están hechas y no sirve nada arrepentirse, hay que tener vibras positivas.
¿Puedes describirnos tu día a día entre estudios y recuperación?
Voy todo los días a la Universidad de Chile. De ahí voy a kinesiología y estoy unas tres horas y salgo tipo seis y media. Todos los días a ‘kine’, tengo masoterapia, estoy en el quiropráctico también.
¿El costo de tu tratamiento lo cubre tu familia?
No todo. Hay cosas en que me ayuda el Comité Olímpico, que se ha portado increíble conmigo. Sin embargo, hay cosas que tienen alto costo, por eso me encantaría tener un auspicio que crea en mí, que se proyecte conmigo a futuro y que crea en mi recuperación porque tengo que comprar una cantidad de cosas como suplementos, que son muy caros.
¿Cuáles son tus objetivos cuando vuelvas a competir?
Mi objetivo más grande es llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio, pero para eso tengo que cumplir muchas otras etapas también. Este año tenía Panamericanos, Sudamericanos y un Mundial universitario que ya perdí, pero el otro año espero participar de todas las competencias internacionales que haya.
