Elías Figueroa, considerado el mejor jugador de la historia del fútbol chileno, realizó un repaso de su trayectoria en el marco de su cumpleaños 70 celebrado ayer y expuso que, de haber existido la entrega del ‘Balón de Oro’ durante su época como jugador activo, habría ganado el premio.

En entrevista con El Mercurio, Figueroa aseguró que disfruta el reconocimiento de la gente. “Me encanta, porque nunca me he creído un divo o la gran figura, y eso va en la educación que me dieron mis padres. Los pies en la tierra, me repetía mi viejo. Prefiero ser ejemplo como persona que como jugador” sostuvo.

El exzaguero central agregó que “no olvido mi pasado, vengo de una familia de clase media, mi padre era trabajador ferroviario. No me puedo creer el cuento, tuve la suerte y la perseverancia para triunfar. Fui un niño enfermo de poliomielitis, pasé un año en cama, a los 12 años tuve que aprender a caminar de nuevo, no me olvido de los sacrificios de mi mamá. No me creo superior a nadie, pero nadie me regaló nada“.

Al momento de repasar su trayectoria y la comparación con varios de los jugadores de la actual selección chilena, ‘Don Elías’ expuso que “el legado está y ojalá vengan los nuevos y nos superen a todos los de antes. Hoy existe una generación muy buena, (Arturo) Vidal es elogiado y tiene todas las condiciones, depende de él. (Alexis) Sánchez también. (Gary) Medel me encanta y su entrega es total”.

“No me gusta repetir esto, mi hijo siempre me lo reprocha, pero fui elegido el Mejor de América tres veces y dos veces el Mejor del Mundo en mi puesto, y si hubiese existido el Balón de Oro, también lo habría ganado. Mi hijo encuentra que es como una prepotencia mía decirlo, pero es verdad. Los muchachos dirán: ‘¿Este qué se cree?’, pero no lo digo con vanidad. Dejo los hechos en la mesa, y que el resto opine” señaló con claridad.

Por último, Elías Figueroa dio las claves que debe tener un central, explicando que “debe tener una buena visión, saber todo lo que pasa y ordenar al resto, ser el director de orquesta. La forma de pararse en el mano a mano; siempre llevar al delantero hacia su perfil más débil, yo los toreaba, los llevaba donde yo quería, y ahí recién atacaba. Hoy todos se barren en cualquier lado, pero en el área nunca hay que hacerlo. Cuando un atacante sólo mira la pelota, es el momento para anticipar”.