Hoy se cumple un año de la tragedia más importante que ha vivido el mundo del fútbol en los últimos años: el accidente aéreo que enlutó a Chapecoense.

En este aniversario, Globoesporte conversó con la única mujer sobreviviente de la tragedia, la azafata boliviana Ximena Suárez.

La vida de esta joven cambió radicalmente tras el accidente, pues de estar con lesiones en sus pies y sumida en una profunda depresión, ahora se luce como una flamante modelo de pasarela.

Además, dicta charlas de aviación y lleva consigo un tatuaje que recuerda la terrible tragedia que sufrió ella y el resto de los pasajeros del avión.

“Mi vida se divide entre antes y después del accidente. Era una chica fiestera y cambié. Soy más apegada a Dios y mi familia. Ahora pienso en el futuro, en el propósito de estar aquí. Tengo una misión. Quiero crecer como persona, ayudar al otro“, dijo.

“Vengo de una depresión muy fuerte y los psicólogos dijeron que me podían ayudar. Y realmente ayudaron. Volví a cuidarme físicamente, a caminar … Es un pasatiempo que me deja ocupada mientras me preparo para volar. Fue un año de recuperación con mucha terapia, momentos de dificultad. Es una bendición para mí recibir esta segunda oportunidad de vivir con mi familia, mis hijos, verlos crecer”, agregó.

Recordemos que además, la azafata relató que aún no supera su miedo a volar, y cuando lo hace, debe estar completamente dopada.

Consultada por el significado de su tatuaje, la profesional relató que es algo que refleja el dolor que siente tras el accidente.

“El tatuaje es de un avión entrando en una herida abierta en mi piel y subiendo a los cielos. Es algo que refleja el dolor que siento, ocupa un vacío y me recuerda a todos, que estarán para siempre en mi vida y en mi corazón. Las heridas físicas se van curando, pero la del corazón es para siempre. Por eso, tatué eso en mi cuerpo”, ceró.